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Depósitos bancarios: estos son los tipos que puedes contratar
La gama de depósitos bancarios existente en la actualidad destaca por su gran variedad
Ahorrar supone un esfuerzo considerable para muchas personas. Por esa razón, una vez se consigue reunir una suma considerable de dinero, rápidamente se suele buscar una manera de engrosar el monto económico acumulado. Una de las alternativas es la inversión del dinero en un producto financiero que reporte alguna rentabilidad.
En este contexto, conviene tener en el radar los depósitos bancarios. Se trata de productos idóneos para las personas que disponen de algún ahorro, puesto que tras depositar el dinero durante un tiempo determinado, obtienen la cantidad ingresada y los intereses generados. A continuación, te desgranamos las características de los principales depósitos disponibles.
Qué tipos de depósitos existen
La gama de depósitos existente en el mercado destaca por su variedad. Consecuentemente, las personas interesadas en contratar uno de estos productos pueden elegir entre una amplia oferta, según el capital que tengan intención de invertir, así como el tiempo durante el cual estén dispuestos a prescindir de ese monto económico.
Depósitos a la vista
Tras analizar los distintos tipos de depósitos, destaca por su flexibilidad el depósito a la vista, también conocido como cuenta corriente. Pues, contempla la posibilidad de que el cliente retire de forma parcial o total el dinero depositado en el producto sin necesidad de abonar ninguna penalización.
Otra de las grandes ventajas que presentan este tipo de depósitos son las ventajas que ofrecen las entidades financieras a las personas que los contratan, por ejemplo, la devolución de los recibos domiciliados.
Los depósitos a la vista no suelen ofrecer una rentabilidad alta
Eso sí, quienes estén buscando un depósito para obtener una elevada rentabilidad habrán de decantarse por otra tipología, ya que este tipo de producto suele ofrecer una rentabilidad más bien baja.
Depósito a plazo
Un depósito a plazo es un producto que comercializan las entidades financieras, con el que el cliente entrega su dinero a lo largo de un periodo concreto, de manera que acaba obteniendo el importe proporcionado y los intereses pactados con el banco, según desgrana el Banco de España en su portal web.
Antes de contratar el producto, recuerda el supervisor bancario, la entidad financiera debe informar al cliente acerca de la duración del contrato, las comisiones o gastos que cobrará, la TAE, el fondo de garantía al que está adherido el banco y la retribución ofrecida.
Estos aspectos deberán quedar recogidos en el contrato, que también habrá de detallar condiciones como los derechos y obligaciones del banco para modificar los tipos de interés o la fórmula de liquidación empleada. En el caso de que la entidad financiera desee modificar las condiciones, habrá de informar al cliente como mínimo un mes antes.
La retribución, que es el precio que desembolsa la entidad financiera por el dinero depositado, podrá abonarse con tipos de interés, que dependerán de la política del banco y las condiciones del mercado. No obstante, conviene no perder de vista quela entidad financiera también puede remunerar el producto en especie, es decir, con un bien o producto.
Depósitos en divisas
Otro de los depósitos que se pueden contratar son los de divisas, que funcionan de manera similar a los depósitos a plazo, si bien operan en divisas diferentes al euro. Así, es posible contratar este tipo de productos para dólares americanos, libras esterlinas o yenes japoneses.
Los depósitos en divisas operan en monedas distintas al euro
La rentabilidad de este tipo de productos, consecuentemente, está estrechamente relacionada con el índice de referencia en cuestión y varía según la evolución de los tipos de interés de la divisa con la que se haya contratado el depósito.
Depósitos estructurados
Entre los depósitos con un funcionamiento más complejo figuran los depósitos estructurados. Conviene no confundirlos con los bonos estructurados, que no cuentan con la protección del Fondo de Garantía de Depósitos.
Un factor a tener en cuenta es que en el momento de la contratación los clientes no conocen la rentabilidad final, puesto que varía según el comportamiento de un índice o un grupo de acciones.