Oriol Pujol, el heredero en horas bajas
El secretario general de CDC se enfrenta a un turbio caso de corrupción empresarial a la par que intenta mantenerse al frente del partido
“Nací un 20 de diciembre de 1966 en el seno de una familia numerosa y soy el quinto de siete hermanos. Me he criado y educado en un clima de mucha libertad personal, de pocas imposiciones, de valores referenciales como la responsabilidad personal, la coherencia, la pertenencia a lo colectivo, en valores cristianos y de catalanidad”. Con este retrato personal, Oriol Pujol Ferrusola, secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), se presenta en su blog personal.
Pujol (aunque se le llame Oriol para distinguirlo de su progenitor) es el político catalán que a muy temprana edad asistía a las reuniones del Consell Executiu que presidía su padre sin disponer de ningún cargo político. Tras la crítica de la prensa, que conoció el hecho por algún conseller harto de aquella injerencia, el entonces president le puso unos galones: director general de Afers Interdepartamentals. Todo un visado, un pasaporte diplomático, para olisquear en cada uno de los rincones de la Generalitat.
El ‘pinyol’
Oriol era uno de aquellos jóvenes políticos de CDC a los que se les apodó jóvenes turcos, los cachorros, el pinyol, que por su arrojo y valentía decidieron dar un golpe de timón al partido y abanderar la carrera política de Artur Mas, un técnico al que promocionó Lluís Prenafeta y que luego se ganó un espacio propio por su capacidad de trabajo y de resignación tanto en el Ayuntamiento de Barcelona, primero, como en el Parlament de Catalunya, más tarde.
Pero en estos momentos, Pujol Ferrusola es una víctima política. Aquel grupúsculo de valientes abominan de su papel en política y critican que se convierta en alguien relevante por una especie de invocación divina a la sucesión hereditaria. Si ese asunto llevaba tiempo planeando por la sede de CDC, las correrías del hijo del president Pujol han acabado por cargarles de argumentos.
Una agenda empresarial de primer nivel
Oriol Pujol tomó gran contacto con el mundo empresarial catalán en los tiempos en los que ejerció de secretario general de Indústria de la Generalitat. Ese mundo de los negocios que transitó por su despacho le dejó una buena agenda y no pocos agradecimientos. Le gustó, es obvio. De ahí que uno de sus mejores amigos, al que conoció en el IESE, sea una persona estrechamente vinculada al mundo de los negocios y la empresa. Sergi Alsina, que dirige Alta Partners, una consultoría especializada, es hombre bien relacionado con el mundo empresarial y alguien a quien la amistad con Pujol jamás le ha perjudicado, al contrario.
Con independencia de que sus viviendas en Urús, en la Cerdanya, sean colindantes, su amistad les permite comprarse juntos las motocicletas (leído en el sumario del caso ITV), por no ir más lejos. Pero se podría llegar. Si se toma en consideración las facturas que Anna Vidal Maragall, la esposa de Pujol, gira a Alsina. Facturas trimestrales por trabajos profesionales que pueden multiplicar por diez el salario medio de Catalunya. Todo ello disponible, y sometido a investigación judicial, en las conversaciones del citado sumario, un auténtico incunable de asuntos pretendidamente turbios y de cómo se hace negocios sin dar palo al agua.
Melero, el defensor
Aunque Javier Melero, un reconocido abogado que asesora a CDC en el caso Palau y a Alsina y Sergio Pastor en el de las ITV, defiende que no hay caso, nadie duda de que Oriol Pujol y muy probablemente su esposa acaben imputados en ese asunto de corrupción de baja intensidad. La juez puede tomar diferentes caminos a la vista de las detenciones que practicó, de las conversaciones grabadas y de otros elementos que investiga, pero la pena de Telediario para Oriol y su entorno parece asegurada.
Ésa es la variable que más preocupa en CDC. Si la imputación se produjera en breve, Oriol Pujol no podría viajar en las listas electorales del 25-N. Si, como nos indican fuentes judiciales solventes, no habrá movimientos en este sentido hasta pasadas las elecciones, el secretario recuperaría su condición de aforado al convertirse en diputado del Parlament. Cualquier imputación debería ser refrendada, previamente, por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya.
Visto desde Urús
Oriol Pujol se ha convertido en uno de los grandes defensores de conducir el partido, a sus votantes y a la Generalitat (si renuevan el poder político) a la independencia. El hombre que se mira La Cerdanya desde Urús es el capitán convergente más proclive a esta solución. Pero también, por esa misma función, es el más proclive a ser abandonado en el camino si el partido opta por una solución diferente a la independencia.