Operación PP: ofensiva contra la independencia sin mover un dedo
Alfonso Alonso reclama a Mas que explique cómo piensa sacar las urnas el día 9 de noviembre
El Gobierno que preside Mariano Rajoy es diferente a muchos otros. Lo es al de José María Aznar, o al de Rodríguez Zapatero. Es una obviedad claro, pero el matiz es importante. Si con la figura de Rajoy, un hombre dialogante, de formas amables, con buena retórica, se esperaba una relación más fluida, y capaz de sacar adelante acuerdos importantes, la frustración será mayor. Rajoy, por esa característica personal, precisamente, puede ser el presidente del Gobierno español más duro con el nacionalismo catalán, que ha derivado en una apuesta independentista.
Fuentes conocedoras del ‘talante’ de Rajoy, antiguos colaboradores, y ex miembros de los gobiernos del PP, aseguran que en el caso catalán el jefe del Ejecutivo no piensa hacer nada. Ni ahora, ni después de las elecciones europeas. Y que continuará su idea de “racionalizar” las competencias que ahora están en manos de las comunidades autónomas.
Y si se produce un acercamiento con el Gobierno de la Generalitat, tardará y será después de comprobar la renuncia del independentismo.
Margallo, el estilete
El estandarte de esa estrategia es el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que ha encargado un nuevo informe sobre los costes de la independencia de Catalunya, que se enviará a las embajadas. Con la independencia, Catalunya perdería un 20% de su PIB. El otro ariete en estas semanas será el portavoz del grupo parlamentario en el Congreso, Alfonso Alonso, quien este jueves recriminó a Artur Mas que asegure que el 9 de noviembre habrá urnas en la calle. “Las urnas las pone la ley, y eso no es una broma”, sentenció Alonso.
Mas había respondido a la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que le había preguntado al President cómo pretendía realizar la consulta del 9 de noviembre. Y Mas remachó que lo haría «con urnas».
Pimentel y Sevilla alertan sobre los costes
Este mismo jueves, y en un foro empresarial, en Diálogos para el Desarrollo, organizado por Management Activo, dos ex ministros, y de distinto signo, llegaban a conclusiones similares a las de Margallo.
Manuel Pimentel, ex ministro de Trabajo, y Jordi Sevilla, ex ministro de Administraciones Públicas, aseguraron que la “incertidumbre frena inversiones”. Pero que la paradoja es que las agencias de rating no castigan el clima político, “porque no lo ven posible, y califican las administraciones como si no pasara nada”, según Sevilla. Es decir, no se trataría, como apunta el Govern de Artur Mas de que el debate soberanista no castiga al mundo económico, si no que el mundo económico no percibe que el debate se traslade en algo tangible.
ANC, el elemento incontrolado
Pese a ello, hay un elemento incontrolado, la Assemblea Nacional Catalana, que prepara movilizaciones, y que, en boca de su presidenta, Carme Forcadell, apuesta por una declaración de independencia en abril de 2015. En la asamblea del 5 de abril, la ANC quiere anunciar las movilizaciones de la próxima Diada, del 11 de septiembre.
Y quiere movilizaciones que tengan una repercusión internacional, y que se perciba el control en aeropuertos o en las fronteras.
El PP, a lo suyo
El Gobierno del PP, sin embargo, sigue con sus planes, porque se sigue entendiendo que Mas debe asumir sus responsabilidades. Y, aunque en el “llamado Madrid” se conoce “perfectamente” la situación, con el posible ascenso de ERC, el Gobierno considera que no tiene por qué negociar, entre otras cosas, un mayor autogobierno de Catalunya.
Esta situación supondrá en los próximos meses una gran tensión, con imponderables, que son los que marque la ANC u otros colectivos independentistas, con o sin la complicidad de CiU y de ERC.
Rajoy es un hombre afable, de formas amables, de buena retórica. Y, por eso mismo, no se esperan novedades que surjan desde la Moncloa.