Operación 2-O
El soberanismo está dedicado a celebrar el referéndum, pero dirigentes del Pdecat, como Santi Vila, y cuadros socialistas y de C's preparan la Operación 2-O
Operación 2-O. El aparato del Estado está en marcha. El Gobierno de Mariano Rajoy ha accionado todas las palancas del estado de derecho y el bloque soberanista ve cada vez más complicado poder celebrar el referéndum del 1 de octubre. Oficialmente todo sigue adelante, con los gestos del presidente Carles Puigdemont y la campaña que activa estos días la ANC, que pide el apoyo político y financiero, a través de una cuenta corriente, para “desafiar al estado inquisitorial”. Pero los propios dirigentes soberanistas, como el consejero de Empresa, Santi Vila, o la coordinadora del Pdecat, Marta Pascal, buscan cómo encarar el día después, con la vista puesta en las elecciones al Parlament.
La presión se acentuará en las próximas semanas. Desde el control de las finanzas de la Generalitat, hasta los recursos ante el Constitucional. En las próximas horas se reunirá el Tribunal Constitucional para admitir a trámite el recurso presentado por el Gobierno a la reforma del reglamento del Parlament, que debía permitir la aprobación exprés de la ley del referéndum en el pleno del próximo 6 de septiembre.
Vila quiere gobernar, salir de una etapa de convulsión que no se ha concretado en nada
Puigdemont lo sabe, aunque está dispuesto a seguir hasta el final, pase lo que pase. Pero el Pdecat busca su supervivencia, y Santi Vila, que no mantiene una buena relación con Marta Pascal, tras aceptar ser uno de los ‘duros’ de Puigdemont al sustituir al ‘tibio’ Jordi Baiget en el departamento de Empresa, ha comenzado a mover hilos, entre ellos su relación con el presidente de Foment, Joaquim Gay de Montellà, con quien comió el pasado viernes en el restaurante Via Veneto.
Vila quiere gobernar, o formar parte del próximo gobierno. El Pdecat, por su parte, se ha conjurado para mantener su espacio ideológico, y superar la etapa de convulsión abierta desde el inicio del proceso soberanista. Y en ese camino se desea contar con el PSC, y, también con Ciudadanos, si se puede garantizar, de esa forma, un gobierno eficaz, que negocie con el Gobierno español, pero que deje atrás la vía rupturista unilateral.
Las conversaciones se mantienen a diferentes bandas, según ha podido conocer Economía Digital. Los socialistas se dejan querer y escuchan. Su primer secretario, Miquel Iceta, consciente de que el PSC está avanzando posiciones en las encuestas internas que se manejan, se plantea un primer y único objetivo: si el bloque independentista no tiene la mayoría absoluta en las elecciones al Parlament –que se dan por convocadas cuando se compruebe el fracaso del 1-O—“comienza un nuevo partido”, como insisten las fuentes socialistas.
Arrimadas se ofrece como alternativa a Junqueras, pero C’s podría apoyar otra opción no soberanista
En ese caso, dependerá de quién lidere esa segunda posición, ya que se da por descontado que será el líder de ERC, Oriol Junqueras, el mejor colocado y quien ganará las elecciones. Si aparece Iceta en esa posición, el PSC no dudará en jugar la carta de su candidatura para presidir la Generalitat. ¿Lo apoyará el Pdecat y Ciudadanos, o el PP, frente a la alternativa de Junqueras?
Todo eso está en juego. El propio Vila, según distintas fuentes conocedoras de sus contactos, no duda tampoco en erigirse como candidato. El problema será su propio partido, con quien debe superar la desconfianza que se ha creado. Y también dependerá de la propia fuerza que tenga el Pdecat, de que no se hunda en los comicios, y pueda superar o se acerque a los 20 diputados.
Albert Rivera e Inés Arrimadas están en esa operación, aunque ya han lanzado la campaña para situar la alternativa entre Arrimadas o Junqueras. El problema para Ciudadanos es su credibilidad en el terreno catalanista. El Pdecat no votaría a la candidata de Ciudadanos, pero sí podría sumar con PSC y C’s con Iceta al frente, según las fuentes consultadas.
Iceta está bien posicionado, en función de si el bloque soberanista pierde la mayoría absoluta
Puigdemont va la suya, con una campaña de agitación, que pasa ahora por desacreditar a la Guardia Civil. Este mismo lunes hay dos manifestaciones convocadas. Una por la CUP, en contra de la Guardia Civil, por investigar a los altos cargos del Govern, –guiados por el juez— y acusados de no tener detrás ninguna autoridad judicial, y otra por una entidad que los defiende. Eso puede crear un clima cada vez más alto de crispación en la sociedad catalana.
Pero los partidos miran por sus intereses. Y altos cargos que conocen la maquinaria del Govern, advierten de que la lucha entre el Pdecat y ERC se mantiene, que se trataba en las últimas semanas de no ser acusados de no tener las agallas de convocar y celebrar el referéndum.
Lo mejor para las dos fuerzas políticas es provocar un caos, un clima social irrespirable que sea producto de la reacción del Gobierno central en contra del referéndum. Eso lo sabe Rajoy y su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y tratará de no ofrecer ese bombón al independentismo.
La ANC incentiva la máxima agitación. Otros, preparan el día después
Rajoy ofreció algunas pistas el pasado viernes en su valoración política de final de curso. Y aseguró que necesitará “otros interlocutores”, y que el 2 de octubre debería llegar “la mesura”. Se mostró dispuesto a negociar, y puso como ejemplo su acuerdo con el PNV, recordando también la relación con la antigua CiU.
Ese guante lo quiere recoger Santi Vila, el más activo en estos momentos. ¿Cómo? Gobernando. Vila quiere gobernar, y el Pdecat también. Todos están en la Operación 2-O. Pero la ANC sigue reclamando a sus afiliados que pongan dinero para garantizar las movilizaciones, entre ellas la de la Diada del 11 de septiembre. La agitación contra el muro. Otros piensan en el día después.