Nuevos argumentos (y fórmulas) para retrasar la edad de jubilación
El presidente de Mapfre y el director de Deusto Business School apuestan por “conciliar” la pensión de jubilación con el trabajo
Si vivimos más años, con más salud, también podemos trabajar más años. Incluso más allá de la actual edad de jubilación. El presidente de Mapfre, Antonio Huertas, y el director de Deusto Business School, Iñaki Ortega, plantean en el libro La revolución de las canas (Planeta, 2018) como afectará la mayor longevidad de la sociedad en la economía. Avanzan que se generarán nuevas oportunidades en esta economía del envejecimiento aunque para ello se deberán tomar medidas legislativas. Una de ellas sería introducir criterios de flexibilización para compaginar pensión de jubilación y cierta actividad laboral.
España será el país más envejecido del mundo en 2050, con un 40% de la población por encima de los 65 años, según datos de la OCDE. Además, es uno de los países que destruye más empleo sénior. Sólo el 44% de la población activa entre 60 y 64 años está trabajando, mientras que en Alemania es el 59% y en Suecia, el 72%. Y España es uno de los países con mayor esperanza de vida. Los españoles vivimos quince años más que cuatro décadas atrás. Por todo ello, el envejecimiento será un problema si no se toman medidas.
En la presentación del libro en Barcelona, ante una nutrida asistencia de políticos y empresarios, Huertas y Ortega insistieron en que, de los 55 a los 70, se puede “trabajar de otro modo”, conciliando pensión y trabajo aunque ello requiere cambios normativos. Huertas recalcó que “hay que generar posibilidades para que los mayores se sientan útiles”. En caso contrario, advirtió que los jóvenes se van a hartar de los mayores si no son útiles y tienen que acarrear con sus pensiones.
El envejecimiento generará profundas consecuencias económicas y también nuevas oportunidades. Huertas y Ortega plantean que millones de personas mayores sigan trabajando, creando y consumiendo. Nacerán nuevas industrias para servir a este colectivo.
En una conversación con Economía Digital, los autores entraron en los problemas de la “generación silver” en España (los que están entre los 50 y los 70 años). El libro describe como “zona roja” los territorios que no se preparan para un mundo con ciudadanos más longevos.
Pregunta: ¿España está en esta “zona roja”?
Iñaki Ortega: ¡Ojo!, que no nos convirtamos en una zona roja. Hablamos del contraste entre las zonas azules, donde mejor se vive, y las zonas rojas. Si no queremos convertirnos en una zona roja, hay que tomar decisiones.
Antonio Huertas: Debemos tener en cuenta que la sociedad no es homogénea. Hay situaciones muy diferentes: por formación, por situación, si es en el campo o en la ciudad, … hay que segmentar la problemática de cada parte de la sociedad para darle soluciones más específicas. No podemos dar soluciones generales masivas porque no llegarían a todas las capas.
En España, ¿se están tomando o se están aplazando las decisiones?
AH: En gran parte se están aplazando. Es el concepto de la procrastinación. Sabemos que hay problemas, pero el interés político trabaja con calendarios de cuatro años y el interés social trabaja con expectativas a largo plazo. Además, hemos vivido diez años durísimos en que la preocupación de gran parte de la población no ha estado, precisamente, en como nos preparamos a largo plazo sino en como sobrevivimos. En estas condiciones no se han podido tomar decisiones desde el punto de vista de la formación o de la búsqueda de oportunidades de desarrollo profesional. También ha sido más difícil desarrollar el ahorro en estos años de crisis.
¿Cuáles son las medidas más urgentes que se deben afrontar desde el Gobierno?
IO: El problema se debe afrontar desde el consenso para evitar que esté mediatizado por el calendario político. Lo que se acuerde tiene que permitir que mucha gente siga conciliando el trabajando con la pensión. Lo que se acuerde tiene que basarse en la libertad de las personas de seguir trabajando o no. Si deciden no seguir trabajando, también faltan incentivos fiscales desde lo público para que ahorren. Esto les permitirá tener mejor pensión en el futuro.
Pero si no sabemos que pensión cobraremos…
IO: Las personas tenemos derecho a saber qué pensión tendremos en el futuro. Ahora no se nos dice. Es una medida muy sencilla: la Seguridad Social debería mandarnos una carta en la que se nos diga: ‘pues, mire, esta será su pensión’. Es una medida que no cuesta dinero, pero que sensibiliza y crea impacto en la persona: ‘pero, ¡yo solo voy a tener esta pensión!’. Esto me hace a mi tomar medidas.
AH: Hay información suficiente para entender que las prestaciones en el futuro se reducirán un 35% o un 40% si se compara la pensión máxima actual con la que se percibirá dentro de 25 años. Estas expectativas hay que trasladarlas con tranquilidad a los ciudadanos. El sistema no va a quebrar: es suficiente siempre que se ajuste las capacidades de pago. España está alcanzado los 20 millones de trabajadores, que es prácticamente la ocupación que tuvo antes de la crisis. ¿Cuántos millones de personas pueden trabajar más? Un millón o millón y medio más para volver a una situación en que no haya más paro que el estructural. Estamos seguros de que harían falta entre seis y ocho millones más de trabajadores para mantener un sistema sostenible de pensiones como lo conocemos actualmente. La estructura piramidal de la población se va ensanchando por arriba y estrechándose por abajo. Además los jóvenes tienen la visión que los viejennials pueden ser una carga si no les ayudan a ellos. Hay que actuar sobre eso.
¿Proponen alargar la edad de jubilación?
IO: No hacemos un planteamiento maximalista: no decimos que todo el mundo deba trabajar hasta los 75 años. Proponemos que se adapten las estructuras a una nueva demografía y, claro, siempre habrá excepciones. Como no vamos a apoyar la decisión que se toma por real decreto para la jubilación de los mineros o determinadas profesiones de más intensidad laboral. ¿Por qué unas personas que se han jubilado no pueden conjugar la pensión con un trabajo? Se ha aprobado una normativa específica para autores: antes tenían un problema, no podían ser autores si cobraban una pensión. Ahora se ha flexibilizado. Pues hagamos esto para todas las profesiones, no solo para los autores.