No todo vale: Iceta devalĂșa los delitos y deslegitima la Justicia
Miquel Iceta deberĂa saber que para un indulto se exige arrepentimiento y vocaciĂłn de rehabilitaciĂłn sinceras. Si no lo sabe, deberĂa abandonar la polĂtica
Si el único objetivo de una campaña electoral es arañar votos, solo nos falta esperar al próximo jueves para saber si Miquel Iceta consigue llenar su cesta. Pero las cosas no debieran ser así. La coherencia es y debe ser rentable por sí misma, como afianzamiento de la razón de ser de los partidos políticos. Dibujar y proponer un sistema de vida a través de la gestión de los asuntos públicos para el servicio de los ciudadanos. Si se cree en este axioma, hay que pensar dos veces las propuestas que pueden ser útiles para arañar votos, pero restan credibilidad a la solidez de los principios.
Las actuales elecciones de Cataluña son excepcionales en su raíz. Han sido convocadas al amparo del artículo 155 de la Constitución, consecuencia del grave quebrantamiento de la legalidad de los anteriores responsables del gobierno de Cataluña. El gobierno, previa autorización del Senado, disolvió el Parlament, cesó al Govern y convocó elecciones para elegir un nuevo parlamento.
La DUI fue un grave delito y promovió importantes quebrantos en la economía y la vida ciudadana
El intento de imponer una declaración unilateral de independencia no solo constituyó un grave delito, al vulnerar expresamente la Constitución, sino que promovió importantes quebrantos en la economía y la vida ciudadana en Cataluña. Se pretendió la independencia cometiendo delitos muy graves: rebelión, sedición y malversación de caudales públicos.
Por esos delitos están en prisión preventiva algunos de sus responsables y otros huidos, prófugos de la Justicia. Si los jueces, en ejercicio de su responsabilidad, han tomado decisiones tan graves, la propuesta de indultos de Miquel Iceta devalúa la gravedad de los delitos y deslegitima a los magistrados que han tomado tan severas medidas. Otorga argumentos a quienes pretenden que los detenidos son presos políticos.
En un momento en que lo que necesita el sistema democrático español es respaldo a las decisiones de sus instituciones, Miquel Iceta, por temor o por oportunismo, les ha dejado a los pies de los caballos.
El cálculo electoral de Miquel Iceta
Miquel Iceta lo ha hecho para intentar sacar más votos. Un mal cálculo, porque esa iniciativa solo pudiera ser aplaudida por los golpistas y sus seguidores. ¿Alguien piensa que con esa proposición conseguirá Iceta un solo voto del hemisferio secesionista? ¿Cree el señor Iceta que entre quienes repudian el procés y sus consecuencias, encontrará alguien que considere que depreciar la actuación de esos presuntos delincuentes es una buena idea?
Para que exista reconciliación entre quienes quiebran la ley y quienes padecen las consecuencias hay que exigir arrepentimiento previo. Que los autores de los desmanes hicieran autocrítica de sus desvaríos y del perjuicio causado a la sociedad catalana. Entonces, en otro momento político y procesal, cabría considerar el indulto como un instrumento de normalidad política con el desistimiento sincero de los delincuentes a proseguir su obra. La propuesta Iceta, planteada en estos momentos, solo consigue depreciar la gravedad de las conductas del destituido Govern y animar a que sigan por esos caminos en caso de que vuelvan al poder.
Iceta demuestra un profundo sentimiento de culpabilidad por su condición de socialista, catalán y español
Miquel Iceta está demostrando tácitamente un profundo sentimiento de culpabilidad por su condición de socialista, catalán y español, anclada, quizá, en falta de cariño desde el catalanismo profundo y oficial.
Un síndrome de Estocolmo con los secuestradores de la democracia en Cataluña. El candidato del PSC demuestra falta de seguridad en su proyecto e ignorancia sobre los deseos de sus electores. O de lo que queda de los que tuvo.
Para conceder un indulto se exige arrepentimiento y vocación de rehabilitación sinceras. Si el delincuente sigue siendo peligroso, el indulto es debilidad, irresponsabilidad y supone riesgo para los ciudadanos.
Si Iceta no sabe estas cosas, debiera abandonar la política hasta que las aprenda. Y si las sabe, o es un cínico o un oportunista.