Los Mossos sospechan de una purga a Trapero para facilitar el cambio de modelo policial que exige la CUP
"No creo que él hubiera querido el cambio de modelo policial", señalan desde la policía autonómica ante su sustitución por Josep Maria Estela
La destitución del mayor Josep Lluís Trapero ha dejado mal sabor de boca en los Mossos d’Esquadra. Su sustitución como líder de la policía catalana certifica la inestabilidad dentro del cuerpo policial, que en cinco años cambiará por sexta vez de máximo responsable del cuerpo autonómico, con la asunción del cargo de Josep Maria Estela.
Desde el cuerpo policial sospechan que la reforma modelo de orden público que defiende el Govern, uno de los compromisos que adquirió ERC con la CUP para conseguir sus votos en la investidura, ha podido facilitar el desenlace del que fue aclamado primero por el independentismo, y repudiado después, mayor de la policía catalana.
«La cosa puede venir un poco por aquí», lamenta el portavoz del sindicato USPAC, Albert Palacio, a Economía Digital. El dirigente sindical sospecha que Trapero «no hubiera querido comulgar con el nuevo cambio de sistema policial» y que cree que no era «santo de devoción del departamento de Interior».
Trapero tiene «un ego muy grande»
Palacio considera que Trapero tiene «un ego muy grande: es el que más sabe en todo, el mejor en todo, y los demás no saben nada»: «No creo que él hubiera querido el cambio de modelo policial». El dirigente insiste en que el ex-mayor es muy categórico: «O tiene carta blanca para hacer lo que quiera o nada. Le deben haber dicho que a tragar y él no ha tragado«.
Una sospecha que avalan otros miembros policiales consultados por ED. «Es lo que nos tememos», explican. «En este caso se habría plantado y no habría permitido algunas escenas que podemos ver en la comisión parlamentaria». Creen que por los tempos, es lo que más encaja, y remarcan la poca sintonía de Trapero con Pere Ferrer, director general de la Policía.
El cambio no ha cogido por sorpresa a la cuerpo, puesto que desde el propio cuerpo asumen que había rumores de su destitución y la cierta inminencia con que se iba a producir, aunque los favoritos para suceder a trapero eran los comisarios Cristina Manresa y Eduard Sallent. Fuentes internas aseguran que el nombre de Estela también había llegado a sonar en algún momento.
En la rueda de prensa del conseller de Interior posterior al cese de Josep Lluís Trapero, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, ha negado diferencias con el ex-mayor de los Mossos ni tampoco una pérdida de confianza, y ha asegurado que se trata los «cambios a todos los niveles» que quiere hacer la Generalitat en todo el cuerpo policial para esta nueva etapa de transformación.
El conseller pretende «dar entrada a una nueva generación de agentes», que puedan abordar retos como la ampliación de efectivos y la entrada de nuevos policías. Elena ha augurado que en 2030 Cataluña contará con alrededor de 21.000 Mossos d’Esquadra. También, se ha emplazado a modernizar el cuerpo y feminizarlo, así como dar impulso a la Escuela de Policía.
El pacto ERC-CUP que sulfura a los Mossos
El descontento de la policía autonómica con la Generalitat es cada vez mayor desde que ERC se comprometió a cambiar el modelo de orden público con la CUP. Un compromiso que ya se ha materializado con la promesa de que el Govern no se persone en denuncias por agresiones a agentes si estos no presentan lesiones visibles.
También, con una comisión de estudio sobre el modelo policial en el Parlament de Cataluña, que preside la cupaire Dolors Sabater, que aseguró que serviría para hacer «la auditoría de Mossos más grande» que se ha hecho en toda la historia reciente de el cuerpo autonómico.
La comisión de estudio del modelo policial nace como consecuencia de un pacto conjunto entre ERC, Junts, la CUP, y también En Comú Podem, cuyos votos fueron suficientes para tirarla adelante. Tan solo PP, Cs y Vox votaron en contra, mientras que el PSC optó por ponerse de perfil con una abstención.
Sin pelotas de Foam ni buena defensa jurídica
La CUP pide que se revisen ciertos aspectos del orden público, como el uso de pelotas de FOAM, que desde la policía autonómica creen imprescindible como herramienta de dispersión y advierten que su no-utilización llevaría a una batalla cuerpo a cuerpo contra manifestantes violentos, que aumentaría el número de heridos por ambos bandos.
Josep Lluís Trapero pasó de ser un hito del independentismo a ser considerado un traidor. Su rápida actuación durante los atentados en Barcelona y Cambrils del 17-A, sumado a la pasividad del cuerpo policial durante el 1-O le encumbró entre el secesionismo.
Fue destituido después del artículo 155 y tuvo que afrontar un proceso penal en la Audiencia Nacional por sedición como consecuencia de su presunta implicación en el referéndum ilegal, del que finalmente fue absuelto. Llegó a asegurar que pidió a Carles Puigdemont y Oriol Junqueras que desconvocaran el 1-O y que estaba dispuesto a detener al expresidente si era necesario.