Montoro ya tiene el modelo de financiación para contentar a Cataluña
El director de Fedea, Ángel de la Fuente, ofrece un sistema que respetaría el principio de ordinalidad que persigue la Generalitat, con una "transición suave" que compensaría a las más perjudicadas: Cantabria, Extremadura y La Rioja
El director de Fedea, Ángel de la Fuente, no es hombre de medias tintas. Investigador en el CSIC, fue durante años el látigo del nacionalismo catalán, que hizo de las balanzas fiscales el gran argumento político para justificar la independencia.
Ahora, en Madrid, al frente de Fedea, ha elaborado un modelo de reforma de financiación autonómica que podría recoger el ministro Cristóbal Montoro y que puede contentar a Cataluña, o que, en todo caso, crearía dudas en el flanco soberanista.
De la Fuente dirigió al equipo de expertos al que Montoro encargó un nuevo modelo de cálculo de las balanzas fiscales, que no gustó nada a los expertos del campo nacionalista. Pero nunca ha rechazado que el modelo de financiación sea perfecto. Al revés.
Sistema arbitrario y desigual
Ahora ofrece una propuesta, desde Fedea, que constata que «el sistema es excesivamente complejo, y poco tansparente, produce una distribución de recursos entre regiones caracterizada por su arbitrariedad y por una excesiva desigualdad, sufre de un claro déficit de autonomía y responsabilidad fiscal por parte de las comunidades autónomas y carece de un mecanismo razonable que garantice un cierto equilibrio en el reparto vertical de recursos entre los distintos niveles de la administracion».
Uno de los objetivos que se propone De la Fuente es que «se respete» el principio de ordinalidad, que persigue desde hace años el catalanismo. Eso significa que la comunidad no pierde posiciones una vez aporte recursos a la caja común.
El director de Fedea siempre se ha referido, para poder comparar todas las autonomías, a la financiación por habitante ajustado. Es decir, en función de las competencias asumidas, y la recaudación fiscal, el índice resultante es muy distinto según cada comunidad.
Maraña de fondos
Si Cataluña, en 2013, el año base del que parte De la Fuente, hizo un esfuerzo fiscal de 17.362 millones de euros, la financiación por habitante ajustada fue de 2.105 euros, con un índice de 98,5, justo por debajo de la media, que es 100.
En cambio, Cantabria, por ejemplo, con un esfuerzo fiscal de 1.323 millones, se quedaba con una financiación por habitante ajustada de 2.780 euros, y con un índice de 130. De lo que se trata es de que no se produzcan esos desequilibrios.
De la Fuente propone la substitución de la «actual maraña de Fondos», como el de Suficiencia, Cooperación y Competitividad, por un único Fondo de Nivelación Vertical, «que se repartiría con el objetivo de reducir en la medida de lo posible la desigualdad que persista tras la aplicación del Fondo Básico».
Con todo ello se pretende «obtener un modelo más sencillo y transparente y un reparto de recursos mucho más igualitario y menos arbitrario que el actual que, entre otras propiedades deseables, respetaría el llamado principio de ordinalidad».
IVA y especiales
Que ese sea el objetivo final del nacionalismo catalán es otra cosa. Pero De la Fuente entra de lleno en un problema que afecta a todas las comunidades, y que ha provocado el malestar de autonomías de muy diferentes colores. Entre ellas, Castilla-León, que preside el popular Juan Vicente Herrera.
Para lograr ese cambio, más equitativo, y siempre en función del coste de los servicios por habitante, De la Fuente propone la cesión a las autonomías de la recaudación de la parte del IVA y de los impuestos especiales (tabaco, alcohol y carburantes), que se pagan en los territorios, sin límite para determinarlo, siempre que se pongan de acuerdo los consejeros de Economía de forma «colegiada». Es una pequeña revolución.
Mejor para Valencia, Murcia y Andalucía
La idea central del director de Fedea es que no existe una discriminación fiscal en función de dónde se paguen los impuestos, pero sí que se debe eliminar las distorsiones del modelo actual, que provocan situaciones como las descritas entre Cataluña o Cantabria, por ejemplo.
El cambio en el modelo propuesto señala que «beneficiaría a las regiones peor financiadas bajo el sistema actual –Valencia, Murcia y Andalucía– así como a Madrid y Cataluña».
Entre las más perjudicadas se situarían Cantabria, Extremadura y La Rioja, que perderían recursos anuales de entre el 2,3% y el 4,3%. Sin embargo, la idea es afrontar ese cambio mediante una «transición suave» desde el reparto actual de los recursos autonómicos al resultante de la aplicación del nuevo sistema.
Y, ante unas nuevas elecciones, ese modelo puede jugar un papel importante. Si Montoro encargó a De la Fuente un nuevo cálculo de las balanzas fiscales, ahora dispone de una propuesta de financiación autonómica que todos están esperando, y que se ha negado a presentar en esta legislatura.