La emergencia en el Sahel: combate antiterrorista y anticoronavirus
El general Francisco Espinosa explica la tarea de la Guardia Civil en una de las zonas del mundo de mayor emergencia humanitaria
A pesar de que África no es el continente más castigado por el coronavirus, la pandemia también avanza a lo largo de sus países y ya ha causado más 40.000 contagios, siendo Sudáfrica, Egipto, Marruecos y Argelia los territorios de mayor afectación. La pandemia también ha alcanzado la región del Sahel, una de las más pobres del mundo —que engloba partes de Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía— y donde militares del Grupo de Acción Rápida y Vigilancia e Intervención (GAR-SI-SAHEL) libran una batalla que no esperaban con la aparición del brote de Covid-19.
Acostumbrados al combate antiterrorista en el Sahel, una de las zonas de mayor radicalidad de África, los militares del GAR-SI-SAHEL se vuelcan ahora en el reparto de material sanitario, no sin dificultades. «La entrega de material es dificultosa. Gran parte procedente de China no llegó a Chad», explica el general Francisco Espinosa, director del proyecto, en conversación con Economía Digital.
GAR-SI-SAHEL es una iniciativa coordinada por la Guardia Civil española y en la que se incluyen distintos cuerpos europeos: los carabinneri italianos, la Guardia Republicana portuguesa o la Gendarmería francesa. Su principal cometido es la creación de unidades especializadas en los países del denominado G-5 del Sahel: además de Chad, Níger, Burkina Faso, Mali, Mauritania y Senegal.
El proyecto fue aprobado en junio de 2016 y comenzó a funcionar el 1 de marzo de 2017, aunque se fue activando por fases en función de los territorios: el primero, Mauritania, en marzo de 2017 y el último, Chad, en octubre del mismo año.
En total, cuenta con una dotación de 41,6 millones de euros financiados por la Unión Europea y que sirven para instruir a 2.100 gendarmes, 810 de los cuales ya están operando en siete sedes, una por cada país, con Burkina Faso albergando dos oficinas. Cada compañía cuenta con entre 120 y 150 agentes.
El Sahel se ha convertido en una de las zonas de mayor emergencia humanitaria del mundo. Solo Burkina Faso contabiliza más de 880.000 desplazados debido a la inseguridad y los riesgos de vivir en sus hogares. En toda la región, 19 millones de personas se encuentran en riesgo de inseguridad alimentaria, según datos Acción Contra el Hambre.
Chad, por ejemplo, es uno de los lugares en los que opera el GAR-SI-SAHEL que más dificultades ha presentado. «A los expertos les ha cogido fuera y no pueden entrar por el cierre de las fronteras», explica Espinosa.
Tres ataques terroristas
En estos más de tres años en el Sahel, el proyecto ha sufrido tres ataques terroristas. El primero de ellos, según detalla el general, en Níger, el 12 de octubre de 2019, un ataque a una sección en la que murieron cinco agentes por más de una veintena de yihadistas. El segundo, en Mali, la explosión de un artefacto «improvisado» al paso de un vehículo. Murieron tres de los cinco ocupantes. El último en Burkina Faso, con dos muertos en la unidad de Espinosa, a través del mismo mecanismo. «Nos hemos convertido en un enemigo a batir por parte del yihadismo», señala.
Junto a la pandemia, son las mayores dificultades que entraña un proyecto de formación en zonas de emergencia humanitaria. La finalización está prevista para octubre de 2021, a pesar de este «paréntesis» que apunta el general. «Los tiempos en África son más relativos», puntualiza, «una semana se puede convertir en 20 días».