Mas y Junqueras se conjuran para mantener la cara hasta el 9N
Todos los dirigentes de los partidos pro consulta acuerdan seguir adelante para garantizar el voto a pesar del Constitucional
La escenografía era perfecta. El Palau de la Generalitat, la defensa de la democracia, y una fotografía con todos los dirigentes de los partidos a favor de la consulta del 9N, con un mensaje claro: el compromiso se mantiene, el 9 de noviembre se debe garantizar que los catalanes puedan votar, porque nadie ha dicho que la consulta sea ilegal, sólo está suspendida por el Tribunal Constitucional. “Seguimos adelante, y seguiremos juntos”, sentenció el President Artur Mas, tras siete horas de reunión, divididas en diferentes tramos del día.
Ese “seguir adelante”, no se traduce, todavía, en nada. La campaña institucional sigue suspendida, y Governació tiene el freno de mano puesto porque no desea que ningún funcionario pueda salir perjudicado si se activan todos los mecanismos de la consulta.
La reunión de este viernes, sin embargo, tenía un propósito claro: aguantar el tipo, mantener la cara, una actitud que ha reclamado desde el primer momento el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, que ha recriminado al President Mas que no diera la batalla en los últimos días, tras la suspensión de la consulta del Tribunal Constitucional.
Dar y recibir a cambio
Ellos dos son los actores principales de todo el proceso, porque cada uno de los dirigentes de los partidos pro consulta tiene sus propios proyectos y limitaciones. Joan Hererra, el líder de ICV, no desea ir más allá. Defiende la consulta, pero no forzará la legalidad. En cambio, David Fernández, el diputado de la CUP, insiste en seguir un proceso de desobediencia. “Asumiremos responsabilidades políticas, si es necesario”, aseguró.
Para Mas y Junqueras, sin embargo, el encuentro tenía otras características. Junqueras ha obtenido lo que deseaba, y Mas no tiene inconveniente, por ahora, es satisfacer esos deseos: se da la cara, se formaliza una reunión con todos y se avanza hacia el 9N.
La consigna
Además de la consellera de Governació, Joana Ortega, y del secretario general de Unió, Ramon Espadaler, –los dos contrarios a forzar las cosas– participaron el conseller de Presidència, Francesc Homs, y el diputado de EUiA, Joan Mena. Todos, uno por uno, se pronunciaron sobre la reunión. Y el latiguillo se repitió: compromiso con el 9N y búsqueda de todos los recovecos que permitan votar el 9 de noviembre.
Pero nadie quiso concretar más, aunque la consigna fue la de mantener la necesaria discreción. A pesar de ello, hay expresiones que son significativas, como las de Jordi Turull, el presidente del grupo parlamentario de CiU, también presente. ¿Desobedecerá, entonces, el Govern al Tribunal Constitucional?, se le preguntó.
Y Turull le dio la vuelta: “Lo que haremos es obedecer al pueblo de Cataluña”.
CiU, tiene sus límites: la legalidad
Y es que CiU sabe también hasta dónde quiere llegar. Aguantará Mas los ataques que lleguen desde el Gobierno central, buscará cómo seguir avanzando, exigirá que el Constitucional levante cuanto antes la suspensión cautelar y responda a las alegaciones que se han presentado, pero no sacará las urnas o no abrirá los colegios electorales el 9 de noviembre si la consulta se mantiene suspendida.
No lo hará aduciendo que no se darán las garantías democráticas, que él mismo se impuso para poder celebrar la consulta. ¿Porque qué garantías tendría la parte de la población que no desee la independencia, cuando no ha habido tiempo para una campaña y un debate en serio?
En esa línea está Joan Herrera, quien recordó que se desea seguir adelante para lograr una consulta en la que “todos se puedan sentir interpelados, también los que dudan”, en una advertencia velada a que esa cuestión no está asegurada.
¿Cómo y cuando declarar la independencia?
Respecto a Junqueras su apuesta es diáfana. Sólo desea ahora concentrarse en el 9N. Y quiere marcar el terreno, llevando a Mas consigo. Pero, ¿y después?
La línea de separación se mantiene. Artur Mas reclama a Esquerra una lista unitaria para poder avanzar las elecciones. Pero Junqueras la aceptaría sólo si esa posible mayoría independentista que surgiera de las urnas proclamara, justo al entrar en el hemiciclo del Parc de la Ciutadella, una declaración de independencia. Y Mas, que estaría dispuesto a ello, querría antes beber un buen vaso de agua. Siempre queda la negociación con el Gobierno español.
Por ahora, en todo caso, con la cara levantada, los partidos soberanistas buscan cómo aguantar hasta el 9N. Con dignidad. Y con firmeza.