Mas: «Sólo me responsabilizo de mis declaraciones de renta y de las de mi mujer»

La oposición rechaza que el President no conociera el aumento de patrimonio de la familia Pujol

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La situación ha cambiado por completo. La política catalana vive en una noria. El proyecto soberanista, firme, sólido, hace sólo unas semanas –y que los partidos políticos nacionalistas no han dejado de lado, aunque se aparca hasta que se celebren las elecciones municipales en mayo– ha dado paso a las acusaciones contra el President Artur Mas por el caso Pujol.

Todas las cuestiones que atenazan a Mas y a Convergència Democràtica en los últimos años, se abordaron este lunes en la comisión de investigación sobre el ex President en el Parlament. La agenda ha cambiado, pero las posiciones no varían.

Mas rechazó por completo alguna implicación en el caso Pujol, y aseguró que no tenía «ni idea» sobre el aumento de patrimonio no sólo del ex President, admitido tras su confesión del pasado 25 de julio, sino de toda la familia Pujol, pero fue más allá, al constatar que no cubrirá a nadie, ni de su propio partido: «Sólo me responsabilizo de mis declaraciones de renta y de las mi mujer, de nadie más», sentenció, ante las recurrentes preguntas de los diputados de los diferentes grupos de la oposición.

El patrimonio «privado» del President Pujol

El President adoptó, por tanto, una posición dirigida en dos direcciones. Rechazó una posible deriva pública del Caso Pujol, al entender que «ese patrimonio es privado». Mas admitió que se podía equivocar, pero reiteró la idea. «Aunque me pueda equivocar, creo que es sólo privado», afirmó. La idea que defiende Mas es la misma que la que, públicamente y en la declaración judicial, afirmó el ex Presidente Pujol: ese patrimonio parte de la herencia de su padre.

Pero, en paralelo, y tras las reiteradas preguntas del diputado de ERC, Oriol Amorós; del primer secretario del PSC, Miquel Iceta; del líder de ICV-EUiA, Joan Herrera; del presidente de Ciutadans, Albert Rivera, y de la diputada de la CUP, Isabel Vallet, Mas dejó claro que, como se podría equivocar, no pondrá la mano en el fuego por nadie.

La intermediación con empresas, y la «buena fe» de Oriol Pujol

Y ello sirvió para Jordi Pujol, pero también para su hijo, Oriol Pujol Ferrusola. En ese caso, Mas abordó la investigación sobre las ITV’s, por la que está imputado el quinto hijo del President. Aseguró que hizo de intermediario con distintas empresas para evitar la deslocalización de firmas como Sharp, Sony o Yahama, unas gestiones que protagonizó Oriol Pujol.

Mas aseguró que lo volvería a hacer, porque su obligación como President es evitar esos procesos de deslocalización, con el objeto de salvar puestos de trabajo. Y que entendía que «cuando a alguien le piden esas gestiones se considera que se actúa de buena fe, y que no supondrá un beneficio personal», en una alusión a Oriol Pujol.

La relación con la cuenta de su padre en Liechtenstein

Por tanto, Mas mantuvo esa línea, la de rechazar su propia implicación en esos casos, aunque en el caso Pujol insistió en que para él «ni Convergència, ni Convergència i Unió», se vieron salpicadas, y que el aumento patrimonial del ex President no comportó, en paralelo, partidas de supuestas comisiones hacia el partido. Rivera le espetó, aludiendo a la «inteligencia» de Mas, que no podía entender que no supiera nada de ese incremento patrimonial, con todos los hijos de Pujol haciendo negocios. No consiguió nada. Mas no se movió. 

Mas entró en el terreno personal, porque, tanto Miquel Iceta, como Alicia Sánchez-Camacho, abundaron en su supuesta relación con una cuenta de su padre en Liechtenstein. Ni él ni sus familiares directos actuaron como testaferros, aseguró, y la cuenta que tuvo su padre no la conoció hasta su muerte. Tras la causa judicial que se abrió, Mas insistió en que fue archivada.

El caso Palau, nada de nada

El otro asunto era el Caso Palau. Los diputados aprovecharon la comparecencia del President para trazar un repaso a todas las causas que paralizan a Convergència, y que evidencian las dificultades del propio Mas para conseguir que Esquerra Republicana sea un socio estable y apoye todas sus iniciativas, como la lista unitaria que pretendía el President como condición para convocar elecciones.

Mas rechazó, como en otras ocasiones, que Convergència se financiara de forma irregular a través del Palau. E incidió en que las cantidades que se recibieron, por convenios con la fundación del partido, la Fundació Trias Fargas, «se están devolviendo».

La concesión de Mas

Esas fueron las posiciones sobre los distintos casos, que los diputados fueron mezclando. Mas, en un momento de gran trascendencia política, se dejó llevar y aseguró, reflexionando sobre la cuenta de su padre, que no asumió «ni un céntimo de euro» de la herencia, y que prácticamente toda la heredó su madre. Y añadió: «Espero que mi madre viva muchos años, yo aún estoy vivo también, aunque no sé si estoy vivo políticamente».

Fue, tal vez, una concesión, ante toda la oposición, que fue dura, pero siempre respetuosa, buscando el dato preciso que no llegó en ningún momento. El diputado de ERC, Oriol Amorós, admitió, aunque se trató de un dardo envenenado, que la oposición «le ha hecho menos daño que su propio grupo parlamentario». Se refirió, así, a la diputada de CiU, Meritxell Borràs, que trató de blindar por completo a Mas, y acusó a todos los grupos de utilizar la comisión para la batalla política, como si se tratara del «caso Bárcenas».

Peor el remedio que la enfermedad.

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