Mas no quiere gobernar: la soberanía también resolverá la pobreza

La oposición reclama a CiU y ERC que reordene las políticas sociales para resolver las situaciones más graves

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El Govern de CiU que preside Artur Mas no quiere gobernar. Mas ha lamentado en los últimos meses que nadie le ayuda al frente del Govern, y que la gestión del día a día erosiona de forma notable a la federación nacionalista. Mas quiso incorporar a Esquerra Republicana en el Ejecutivo catalán, pero los republicanos están cómodos en una situación muy curiosa: son oposición, pero apoyan a CiU cuando es necesario.

Y este miércoles esa relación agridulce para Artur Mas se pudo comprobar en el Parlament, en el pleno sobre la pobreza que había solicitado el PSC, ICV y la CUP. Mas fue directo, y relacionó el debate soberanista que vive Catalunya con esa situación de pobreza, que afecta ya al 19% de la población catalana, según las entidades del tercer sector.

En su intervención en el Parlament, Mas insistió en que a la Generalitat le hacen falta más recursos para poder desarrollar políticas sociales y atender a la población más necesitada. Y es cierto que en relación a la ley de la dependencia, el Gobierno central sólo paga, según el Govern, el 10% del coste, cuando se comprometió, en su día, a compartir con las comunidades autónomas el 50% de los recursos. Pero esa situación no se da sólo en Catalunya. El Gobierno central insiste en que no tiene más recursos, aunque las autonomías son las que deben hacer frente a los pilares del estado de bienestar.

Prioridades

Ahora bien, ¿cómo se establecen prioridades? ¿Cómo se reequilibran diferentes partidas? Eso es competencia de la Generalitat. Esos fueron los argumentos tanto del líder del PSC, Pere Navarro, como del dirigente de ICV, Joan Herra. Y también del diputado de la CUP, David Fernández, que ilustró de forma gráfica el problema: “No se puede resolver la grave situación con una maratón o con el gordo de Navidad”, aseguró, en relación a los recursos que obtiene cada año TV3 con su programa especial, o a la lotería que puso en marcha el conseller de Economia, Andreu Mas-Colell el año pasado.

Pero Mas no vio otras posibilidades. No hay dinero. Y eso se debe a dos factores, el primero, a su juicio, la mala gestión del anterior gobierno del tripartito, y el otro la actitud del Gobierno central, de Madrid, que no es sensible a lo que ocurre en las autonomías, y que distribuye de forma injusta los objetivos de déficit entre el Estado y las administraciones autonómicas y locales.

Pero dentro de todo, “se está haciendo bien, aunque no lleguemos a todas las personas ni con la intensidad que en estos momentos haría falta”, afirmó Mas.

El proceso político que vive el país

Según el President, antes del Gobierno de CiU, “ya había un 19% de la población en riesgo de pobreza”. Y recordó que con 2.000 millones de euros más, ahora la Generalitat no tendría estos problemas, unos recursos que el Gobierno debe al gobierno autonómico.

Ahora bien, el problema de fondo, según Mas, es la situación política de Catalunya. “¿Que se necesita para hacer políticas sociales en condiciones? Cuatro cosas. Tres las tenemos, una no. Tenemos un país que genera recursos suficientes, personas con talento y compromiso y un buen capital político y cohesión social. ¿Qué nos falta? Nos falla que no dominamos nuestra propia tesorería, no podemos fijar nuestro déficit ni legislar en cuestiones básicas”, reiteró Mas, con una conclusión final: “El debate sobre la pobreza liga perfectamente con el proceso político del país”.

La lucha real contra la pobreza

Pero la oposición, centrada en PSC, ICV y CUP, tampoco pedían algo imposible. Los diputados de izquierda reclamaron que se reorienten los recursos existentes. “Queremos concreción, reorientación de las políticas y lograr que la lucha contra la pobreza sea una realidad”, insistió Herrera.

Esquerra Republicana buscaba un acuerdo con CiU para poder ofrecer alguna propuesta conjunta, que surgirá en el debate de este jueves. La idea es extender a todo el año las ayudas para paliar la llamada pobreza energética, y pagar la luz y otros servicios a las familias más necesitadas. Por ahora, esas ayudas se han concentrado en los meses de invierno.

El tercer sector no puede hablar

Pero los republicanos apoyaron a CiU y vetaron que las entidades del tercer sector, como la Mesa del Tercer Sector, que preside Àngels Guiteres, pudieran intervenir en el Parlament. Según la presidenta del Parlament, Núria De Gispert, no era “el lugar idóneo”.

En cambio, si lo es para escuchar en comisiones a las que asisten unos pocos diputados a expertos extranjeros que analizan las experiencias de movimientos soberanistas en Escocia o en Quebec.

Mas está ya en otra cosa. Y gobernar, aunque la oposición sufrió también el coste de la gestión del día a día, con el tripartito, es cada vez más complicado.

El Parlament debatirá este jueves las posibles propuestas que los grupos hayan presentado.

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