Mas desprecia a los grandes empresarios catalanes

El President se ha fijado como único objetivo la convocatoria de un referéndum soberanista

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La imagen explica la situación de la política catalana. Artur Mas, en el cóctel previo a la comida con los Príncipes de España, en la inauguración de la nueva fábrica de Puig en L’Hospitalet, estuvo solo, se le vio aislado, mientras el Príncipe Felipe, y la Princesa Letizia departían, por separado, con empresarios y el resto de invitados. Miquel Roca, el abogado de la Infanta Cristina, habló durante algunos minutos con el Príncipe Felipe, y, tras comprobar la soledad de Mas, se dirigió hacia su rincón para charlar con el President de la Generalitat.

Esa distancia física de Mas con empresarios, en distintos foros, en los últimos meses, se ha repetido, hasta el punto de que algunos empresarios perciben que su imagen física ha cambiado, que se ha “hecho pequeño”. Ni Mas se acerca a ellos, ni los grandes responsables de las empresas acuden en su busca. 

Cada uno en su sitio

¿La razón? Los empresarios catalanes, los más significativos, los que están presentes en la Junta de Foment, o en el Cercle d’Economia, ya han expresado todo lo que tenían que decir. Desde la apuesta de Joaquim Gay de Montella, por el pacto fiscal, hasta la petición de diálogo del presidente de la Fira de Barcelona, José Luis Bonet o de los responsables de las entidades financieras, Banc Sabadell y CaixaBank.

Cada uno, según una fuente empresarial, “ya sabe dónde está”. Y Mas, como respuesta, y siempre de forma respetuosa, claro, les ha ignorado. Para el President la voluntad popular está clara, las elecciones al Parlament del 25N lo constataron, y Catalunya pide un referéndum, que él quiere convocar. Ese es su único objetivo, como apuesta personal, al margen de intentar solucionar las cuestiones que no funcionan en la relación de Catalunya con el resto de España, ya sea la financiación de la Generalitat, o la falta de un blindaje competencial en educación o cultura.

Rumbo a la consulta

Mas ha expresado su descontento con los empresarios en los últimos meses. Lo hizo sin tapujos, a sus colaboradores, tras el encuentro empresarial organizado por Luis Conde, el presidente de la empresa de cazatalentos, Seeliger y Conde, a finales de enero en su finca Mas Anglada. Vino a decir que ya podían expresarse, que “le daba un poco igual”, y que la cuestión es otra, y que iba a mantener su rumbo hacia la consulta.

La expresión más reciente se produjo este jueves, cuando en el Foro de Marcas Renombradas, tras su intervención, no accedió a esperar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que clausuraba, sólo una hora y media más tarde, el encuentro empresarial. Pero era una oportunidad, además, para intercambiar opiniones con los responsables de las grandes empresas españolas y catalanas, como el propio Bonet; Nuria Basi, de Armand Basi; Manuel Puig, vicepresidente de Puig; Josep Pont, consejero delegado de Borges; o Antonio Gassó, consejero delegado de Gaes, entre otros.

Es cierto que desde la Moncloa tampoco se pidió ese encuentro. El hecho es que tanto el Gobierno central, como el Govern que preside Artur Mas, caminan en paralelo esperando que uno de los dos acabe cediendo. Y el empresariado catalán, según fuentes patronales, “está ya resignado”.

Daños colaterales

Una fuente empresarial asegura que Mas ha ofrecido un mensaje muy claro al conjunto de las grandes empresas, –esas que son menospreciadas por el movimiento independentista porque forman parte del establishment– al asegurar que lo que pueda ocurrir a partir de ahora debe ser asumible.

Es decir, en términos no literales, pero que explican la situación, que puede haber ‘daños colaterales’, como una mayor tensión social, pero que el objetivo es convocar una consulta. Lo ha expresado en entrevistas con periodistas extranjeros, como ha publicado el Financial Times, este miércoles, al señalar que Mas está “comprometido al 100%” a convocar esa consulta.

Lo demás, al President de la Generalitat no le interesa. Y ha acabado despreciando a los empresarios catalanes, que “ahora sólo piden diálogo con la boca pequeña, porque no ven una salida posible, ante la decisión determinante de Mas”.

Sin salida

El problema es que, como apunta una fuente empresarial, “todo el mundo se acaba acostumbrando a todo, y los empresarios lo que ven ahora es que la prima de riesgo ha bajado mucho, y que se puede iniciar, de verdad, la recuperación, y que sobre la situación política no pueden hacer mucho, porque Mas lo ha dejado claro, y también Rajoy, que no quiere mover un dedo”.

Perfecto. Cada uno está en su sitio. Pero la situación se ha enquistado. Y la cuestión es que la sociedad catalana no ve una salida en el horizonte.

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