Mas convoca una consulta efímera para cumplir su mandato
El president firma este sábado el decreto del 9N en el Palau sin la presencia de ICV
El President Artur Mas llega al final de su compromiso político en este mandato. Aseguró que convocaría una consulta soberanista, que acordaría la fecha y la pregunta, y está a punto de ofrecer todo ese paquete a la sociedad catalana, incluso después de asuntos como el caso Pujol, cuya página pasará sólo unas horas después de la comparecencia del ex President en el Parlament.
Este sábado, Mas firma el decreto de convocatoria de la consulta del 9 de noviembre, dispuesto a forzar la situación, aunque es consciente de que, en algún momento, deberá asumir que hasta ahí ha llegado.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, reunirá el lunes al consejo de ministros y firmará los dos recursos contra la ley de consultas y el decreto de convocatoria de la consulta, por lo que el proceso soberanista podría ser muy efímero. El 9N puede quedar suspendido entre el mismo lunes y el martes.
¿Se realizará la consulta? Eso es otro asunto
Mas ha cumplido con todos, con sus propios electores, los de CiU, y con Esquerra Republicana, con quien suscribió un acuerdo de legislatura tras las elecciones de 2012. La consulta “se convocará”. Esa ha sido una de sus afirmaciones reiteradas una y otra vez. Pero, ¿se realizará? Eso es otra cosa. No depende de Mas.
Lo que ocurre es que el President tratará de forzar la máquina. Y, a partir de este sábado, cuando firme el decreto a partir de las 10.30 de la mañana, se pondrá en marcha la campaña institucional de la consulta, como si, efectivamente, se pudiera votar, con un plan específico, que pasa por la creación de una especie de Junta Electoral propia, que reunirá a expertos en el campo de la ciencia política y el derecho constitucional. Todo con cierto aire de improvisación, aunque se asegure que está pensado desde hace meses.
Mas firma el decreto en el Palau de la Generalitat, como un acto de Govern, en el que estarán presentes los líderes de las fuerzas políticas a favor de la consulta, las principales autoridades, y la presidenta del Parlament. Sin embargo, no está el líder de ICV, Joan Herrera, que le empieza a ver las orejas al lobo.
Problemas para ICV y Unió
Porque, manteniendo la idea –ficticia– de que habrá votación, todos los partidos deberán, a partir de la firma del decreto, ofrecer el sentido del voto. En una pregunta encadenada, en la que se puede responder sí o no al deseo de que Cataluña sea un estado, y sí o no –en caso de que se diga que sí a la primera pregunta– a si ese estado debe ser independiente, ICV no sabe qué hacer.
Tampoco Unió Democràtica, que el lunes ha convocado a su dirección para tratar de salvar la papeleta. Josep Antoni Duran Lleida votaría ‘no’ a la segunda pregunta, pero son muchos los dirigentes de Unió que abogan por un doble ‘sí’.
La ANC, a por todas
Esa idea de que todo sigue en pie, de que los ciudadanos catalanes votarán el 9 de noviembre la reforzará la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que dirige Carme Forcadell, y Òmnium Cultural. Las dos entidades han convocado para este mismo sábado una concentración en la plaza Sant Jaume, con un gran letrero que irá descontando los minutos que faltan para la consulta. Habrá concentraciones en todas las plazas de los municipios que secundan la consulta, que alcanzan ya más de 800, de los 940 municipios catalanes, incluida Barcelona. Y, cuando el Constitucional admita a trámite los dos recursos del Gobierno español, y se anule la consulta, la ANC convocará, de nuevo, a todo el movimiento independentista a salir a la calle.
Mas seguirá el guión, y, en algún momento, deberá decir que no puede seguir. ¿Será justo antes del 9 de noviembre, los días previos, o cuando el Gobierno lo deje meridianamente claro?
En cualquier caso, Mas ha llegado hasta el punto que se había trazado. Y, tras el 9N, tendrá algunas alternativas. No muchas. Pero nadie le podrá reprochar que convocó, una vez, una consulta soberanista.