Mas consigue la independencia… de los Pujol

El president quiere 'salvar” su proyecto soberanista, frente a los casos de corrupción

Recibe nuestra newsletter diaria

O sĂ­guenos en nuestro  canal de Whatsapp

Ahora sí. La ascendencia del president Pujol ya no será la misma, ni la del conjunto de la familia Pujol.

En juego está el propio plan soberanista que Artur Mas decidió asumir con el adelanto de las elecciones autonómicas del 25N. Y la paradoja es evidente. El posible “paso atrás” de Oriol Pujol, a quien la Fiscalía Anticorrupción ha pedido al Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) su imputación por el caso ITV, no debería implicar un cambio en la agenda política catalana, aunque la preocupación se centre en la corrupción.

Por ello, el president Mas se ha volcado en limpiar su imagen con la convocatoria esta semana de una cumbre anticorrupción, y su intento de lograr un código entre todos los partidos para dilucidar cuándo y cómo debe dimitir un responsable político imputado en un determinado caso judicial.

Los Pujol, ¿prescindibles?

Ese es el intento, el propósito de Mas. Seguir el camino. ¿El precio? Los Pujol pueden ser prescindibles. La opinión pública ha comenzado a ejercer su papel. Y las informaciones sobre las fortunas de los hijos de Jordi Pujol –acaben o no en procesos judiciales con sentencias condenatorias o absolutorias– han podido ser “letales”, como asegura un dirigente de Convergència.

Porque es cierto que Mas, desde que asumió hace dos años la presidencia de la Generalitat se había emancipado de los Pujol, pero esa sombra siempre ha estado presente, con un hiperactivo Jordi Pujol, casi tanto como el propio Oriol, cuyo nombre se pronunciaba con frecuencia como posible sustituto de Mas. Ahora ya no.

El militante de CDC, desorientado

La propia trama de las ITV, en la que se ha visto implicado Oriol Pujol, utilizado o no, beneficiario o no por los imputados, también ha mostrado una cara que el militante medio de Convergència no puede tolerar. Ese militante, y también el elector fiel de CDC, y de CiU, se siente desorientado, porque se rige por unos ciertos valores y un idealismo que casa mal con tramas que buscan el enriquecimiento, o con fortunas en paraísos fiscales, en el caso de sus hermanos.

Convergència, por tanto, puede iniciar un nuevo camino, con los Pujol ya, definitivamente, en un segundo plano. ¿Se trata de algo positivo o negativo para los intereses del partido nacionalista?

La ola soberanista sigue adelante

Diversas fuentes de Convergència destacan un factor que los dirigentes de los dos partidos de ámbito estatal “no tienen en cuenta”. El argumento es que los dos partidos, principalmente el PP, han considerado que “si se acababa con los Pujol se acababa con el proyecto soberanista, y eso es no saber qué pasa en Catalunya”.

El movimiento independentista, transversal en todos los partidos, su capacidad de movilización y sus posiciones de influencia en la sociedad catalana y en los medios de comunicación, se insiste, no es algo pasajero, y se intensificará a pesar de que ahora la atención se haya centrado en los casos de corrupción.

Un dirigente de CDC apunta que, aunque el proyecto soberanista debe seguir adelante, “es evidente que las circunstancias han cambiado, y que los casos de corrupción han invadido la agenda política, y perjudicado al propio president Mas”. Esas dos interpretaciones conviven en el seno de Convergència y pueden derivar en un conflicto soterrado. Eso sí, ya sin los Pujol.

¿Un congreso en Convergència?

Las fuentes consultadas indican que el propio Oriol Pujol ha tomado una decisión. Si, finalmente, el TSJC lo imputa, abandonará sus responsabilidades orgánicas en el partido, como secretario general de CDC, y la dirección del grupo parlamentario de CiU.

El sustituto al frente de Convergència sería el actual secretario de organización, Josep Rull. Pero ejercería esa labor de forma provisional. La nueva situación podría llevar a la convocatoria de un congreso en el partido, en el que se podría abrir un intenso debate político sobre el futuro de CDC y de la propia federación nacionalista, con Unió Democràtica.

Jordi Pujol, entristecido

Para Mas puede ser una salida, para reorientar su proyecto. Pero puede suponer también su fin político, si surgen alternativas internas. Al margen del caso concreto de Oriol Pujol, y de lo que pueda suceder con el caso Palau de la Música, que implica directamente a CDC, Mas buscará seguir la hoja de ruta trazada con Esquerra Republicana, con la consulta independentista en 2014.

El president Pujol, en cambio, puede vivir esta etapa con gran tristeza y desazón. Las últimas páginas de su biografía política y personal no serán, precisamente, las más brillantes. Sus hijos están en la cuerda floja, –han sido cuestionados, al margen de cómo acaben los procesos judiciales–.Y su propia obra de gobierno se ha visto superada por la ola independentista.

Él mismo ha contribuido a ello, al justificar su propia reorientación ideológica.

Recibe nuestra newsletter diaria

O sĂ­guenos en nuestro  canal de Whatsapp