Mas asume la realidad y exige calma a Esquerra
El objetivo del President es aprobar las cuentas de 2013 y no acelerar la consulta soberanista
Existe un divorcio evidente entre lo que exige la realidad económica y social de Catalunya y la defensa del movimiento soberanista, que quiere acelerar los plazos y convocar cuanto antes una consulta sobre la independencia de Catalunya.
Y el President Artur Mas ha comenzado a asumir que no puede arrojarse a los brazos de Esquerra Republicana. Lo evidenció este miércoles en el Parlament, con una apelación directa al presidente de ERC, Oriol Junqueras. Y sobre la consulta y la constitución del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, fue diáfano. “Cuanto antes, mejor; pero también cuantos más seamos, mejor”, aseguró, para añadir después:
“A veces, para que estemos todos los que tenemos que estar los ritmos no pueden ser acelerados”.
Proceso a medio y largo plazo
De hecho, esa tesis es la que ha defendido siempre la actual dirección de CiU. El conseller de Presidència, Francesc Homs, el más estrecho colaborador de Mas –algo que lamentan diferentes dirigentes de CiU– admite que el proceso soberanista se precipitó con la manifestación del 11 de septiembre de 2012.
Y la interpretación errónea de aquella movilización, llevó a la dirección de CiU a acelerar una reivindicación pensada por el propio Homs a medio y largo plazo.
Mas ha comenzado a ver que debería haber tomado otras decisiones, tras el 25N y la pérdida de 12 diputados. Es lo que va desgranando poco a poco en las últimas semanas, y que en el Parlament calificó este miércoles de “errores”, asumiendo que los errores los cometen todos los responsables políticos.
Los presupuestos de 2013
Es un paso. El problema es que Mas desea aprobar las cuentas de 2013, aunque sólo tenga ya medio año para aplicarlas. Y Esquerra es, en estos momentos, su único socio parlamentario.
Sometido a ácidos reproches de toda la oposición, Mas ha dejado entrever una cierta amargura. Se ha batido el cobre, él y, principalmente, el conseller de Economia, Andreu Mas-Colell, para lograr un mayor objetivo de déficit para 2013 por parte del Gobierno central. Lo obtendrá, aunque, en vez de considerar que ha sido gracias al empuje del Govern, la propia dinámica del proceso soberanista ha llevado a dirigentes de CiU –gracias a la presión de ERC– a subir de nuevo el listón, y asegurar que un 1,8% o 1,9% quedará lejos de las apiraciones situadas ahora en un 2,1% o 2,2%.
El modelo de Escocia y sólo ese
Esa cierta amargura de Mas es mayor al comprobar la situación financiera de la Generalitat y al hecho de que deberá mantener la medida de no pagar una paga extra a los funcionarios, cuando el Gobierno español la recupera para los funcionarios de la administración central. “¿No es suficiente que la Catalunya productiva sólo pueda pagar una extra y el Estado subsidiado y subvencionado pueda pagar dos?”, se preguntó retóricamente en el Parlament.
Pero Mas es consciente de lo que se puede o no se puede hacer. Y ha ofrecido todo el diálogo necesario al Gobierno central, reiterada este miércoles. La única apuesta de Mas es poder convocar una consulta siguiendo el modelo de Escocia, como ha admitido en la cámara catalana, y como le pide el PSC desde hace meses.
La posición de Junqueras
Esa vía equivale a una salida pactada con el Gobierno de Mariano Rajoy. Mas y Homs consideran que no se debería modificar la Constitución, y que basta un acuerdo político entre los dos gobiernos. En caso de que no llegue ese acuerdo, la consulta, por tanto, no se celebrará.
Junqueras no está de acuerdo. El presidente de ERC entiende que se ha conseguido un gran consenso en la sociedad catalana para convocar esa consulta, que es lo único que mueve en estos momentos a los republicanos.
Pero Mas ha comenzado a marcar la línea roja, después de comprobar que en su propio partido –mucho más claro todavía en Unió Democràtica– los sectores más moderados se han comenzado a organizar y a decir en voz alta que no se puede seguir a rebufo de Esquerra.