Mas ante Montoro: “Los dos barcos no deben colisionar”
El president toma posesión de su cargo y reclama tiempo para juzgar su acuerdo con ERC
Podía haber sido muy protocolario. Pero Artur Mas, en el acto de posesión de su cargo, –la segunda vez en dos años– ha querido revindicarse, ha querido justitificar su acuerdo con Esquerra Republicana, y lo ha hecho pensando en las críticas internas, en Convergència i Unió, y en las que llegan con una inusitada fuerza desde Madrid.
Mas, en el histórico Salón Sant Jordi, del Palau de la Generalitat, ante todas las autoridades catalanas y con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la primera fila, ha defendido el derecho a decidir de Catalunya. Y ha reclamado al Gobierno central que respete la voluntad de “una parte muy mayoritaria” del pueblo de Catalunya, en referencia a la suma de las dos fuerzas políticas que han decidido colaborar para asegurar la gobernabilidad de la Generalitat, CiU y Esquerra Republicana.
El principio democrático
El ya nuevo presidente de la Generalitat, que decidirá en las próximas horas las pocas dudas que todavía mantiene para formar el próximo Govern, ha tratado de ser conciliador, frente a Montoro. El ministro de Hacienda ha sido especialmente duro en los últimos días, al advertir a Catalunya que debía cumplir los objetivos de déficit, y que de ello dependerá la actuación del Gobierno central respecto al Fondo de Liquidez Autonómico.
Pero para Mas la conciliación tiene una sola cara. Se trata de aceptar uno de los principios que marcarán, a su juicio, la legislatura: el principio democrático. Es decir, para Mas el Gobierno central debería entender que la consulta soberanista es un acto democrático al que Catalunya no puede renunciar, al margen de la base legal que pueda tener –en estos momentos no la tiene.
El riesgo de colisión
“Sería bueno que que el Estado intentara no poner puertas al campo del pueblo de Catalunya y que no pusiera rejas a la expresión de la voluntad del pueblo catalán», aseguró Mas, en un discurso en que apeló directamente a Montoro. “Hay dos barcos que, con el rumbo que llevan, van hacia la colisión, y esto no es bueno para nadie. El riesgo de colisión es evidente, y todos debemos comprometernos a evitarlo», consideró, respecto a las relaciones entre Catalunya y España.
Pero, ¿quién cede para evitar esa colisión, quién cambia de rumbo? No lo hará la Generalitat gobernada por CiU y ERC, si se atienden las palabras de Mas. De hecho, la advertencia del presidente catalán tiene un destinatario: el Gobierno central, para que se avenga a pactar las condiciones de ese referéndum al que no quiere renunciar Mas en esta legislatura.
El discurso de Mas avanzó hacia el terreno económico. Y mencionó, dirigiéndose a Montoro, que desde el Salón Sant Jordi, como centro de los “derechos históricos” de Catalunya, se pactaba la entrega de impuestos al Rey, pero se “acordaba, se llegaba a un acuerdo”, en referencia a la necesidad de reformular el modelo de financiación de Catalunya.
Y concluyó que “Cataluña debe poder decidir su futuro; la nuestra no es una historia improvisada, ni hija de una Constitución, ni una derivada estatuaria». Pero en ese momento, surgió el Mas pragmático, el dirigente consciente de la realidad, al reclamar a los más partidarios de un proceso de independencia rápido, que sean pacientes. Porque “cambiar el rumbo de la historia catalana no se puede hacer de golpe”.
Tiempo para juzgar el pacto con ERC
Aquí, Mas, con los presidentes Pujol y Montilla en primera fila. trató de explicitar todas las dudas que se han suscitado tras el acuerdo con ERC. Reclamó tiempo, y no basarse “en prejuicios”, para poder juzgar el acuerdo, sin descartar, como lleva haciendo desde el debate de investidura en el Parlament, a nuevos socios para asegurar la estabilidad. Mas, y la cúpula de CiU, sigue pensando en el PSC para que colabore en algún momento. Eso sí, sigue reclamando a las formaciones que puedan prestar ayuda que defiendan el derecho a decidir.
La idea que trata de hacer llegar Artur Mas, principalmente a los sectores económicos que más han rechazado el acuerdo entre CiU y ERC, es que no quedaba otra opción. No tanto la del pacto con Esquerra, sino la de ir directamente hacia un cambio de rumbo, hacia la convocatoria de una consulta soberanista. Otra cosa, quedarse en la actual situación, sería peor, a juicio de Mas. “Quedarse impasibles y mirar hacia otro lado hubiera conducido a la deriva, y de la deriva a las rocas, sólo hay un pequeño tramo», ha señalado Mas.
Prudencia y preocupación
Todos los asistentes pudieron brindar, posteriormente, con una copa de cava en el Pati dels Tarongers. Pero no hubo saludos con grandes aspavimientos. Mientras Montoro conseguía un corro de periodistas alrededor suyo, a los que insistía en que ha pasado lo peor, y que los análisis internacionales comienzan a valorar los esfuerzos hechos por España en 2012, representantes patronales como Eusebi Cima, o Josep González departían con consellers o ex consellers. Pero todo de forma muy prudente, con aire de preocupación. Sólo destacaba el consejero delegado del Banc Sabadell, Jaume Guardiola, que saludaba con un aire más optimista.
Todos, en todo caso, se remitían al próximo Govern, en que comience a caminar y en comprobar si, esta vez, Esquerra Republicana podrá o no garantizar la ansiada estabilidad. Su presidente, Oriol Junqueras, por lo menos, quiso transmitir tranquilidad, siempre con esa oratoria suave y didáctica que ha exhibido en los últimos meses. Pero, prudente, se mantuvo discreto en la recepción, tras la toma de posesión de Mas.