Marruecos pidió un interlocutor que no fuera Laya para retomar el contacto con España
Fuentes diplomáticas señalan a ED que "el Gobierno de Rabat se negaba a retomar el diálogo". "Sánchez se ha visto forzado a retirar a Laya si quiere recuperar la normalidad con el país vecino", explican
La salida de Arancha González Laya del Ministerio de Exteriores viene a tender los puentes con Marruecos. Fuentes diplomáticas desvelan ahora a Economía Digital que el país vecino pidió otro interlocutor para restaurar la cordialidad. En Rabat consideran a Laya «enemiga» y «culpable» y desde un primer momento, tras la acogida del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en España, se negaron a hablar con la ministra.
«Llevamos perdidos millones de euros desde que el Gobierno marroquí decidió excluir a los puertos españoles de la operación paso del Estrecho», desvelan fuentes del Ministerio que a partir de este lunes preside el que fuera ‘sherpa’ de Sánchez en la UE, José Manuel Albares.
Los contactos eran «discretos», según desvelaban en Moncloa y Exteriores, para solventar la crisis entre España y Marruecos, pero nada más lejos de la realidad. Tras la salida de Laya, las fuentes conocedoras señalan ahora que «el Gobierno de Rabat había retirado a su embajadora y se negaba a retomar el diálogo«. «Sánchez se ha visto forzado a retirar a Laya si quiere recuperar la normalidad con el país vecino», explican a ED.
Marruecos se jacta de la ‘caída’ de Laya
La noticia no ha pasado desapercibida en Marruecos. Uno de los principales medios, L’opinion de Rabat, explica que la destitución «se puede ver como una señal de apaciguamiento hacia Marruecos», tras la cuestionada gestión de la crisis diplomática abierta entre los países.
El diario señala que «la partida de Laya se esperaba desde hacía varias semanas» después de que «provocara la peor crisis entre Rabat y Madrid de los últimos dieciséis años, en particular por su papel central en el intento de acoger en secreto a Brahim Ghali, líder de los separatistas del Polisario en España».
El diario marroquí considera la decisión de Sánchez como «una maniobra política dirigida al escenario interno. La vuelta a la normalidad con Marruecos permitiría a los socialistas españoles reenfocar el debate en cuestiones internas y evitar la formación de un frente duro de derecha capaz de ganar la mayoría absoluta en las próximas elecciones», añaden.
El cese de Laya como ministra también ha provocado en las últimas horas la dimisión de su ‘mano derecha’, el secretario de Estado de la diplomacia económica, Manuel Muñiz. Antes llamada ‘Marca España’ y ahora ‘España Global’, Muñiz se encargaba de defender la imagen de España en el exterior.
Este colaborador de Laya también ha participado en negociaciones en el seno de la UE para el restablecimiento de la movilidad tras la llegada de las vacunas contra el coronavirus.
Los retos de Albares: una herencia envenenada
Los retos del nuevo ministro de Exteriores parecen más una herencia envenenada más que un camino de rosas para este experimentado diplomático. José Manuel Albares (Madrid, 1972) cambia desde este lunes la embajada de París por el Palacio de Viana en la capital española.
Marruecos pasa a ser a partir de ahora su principal problema. Los errores básicos de política internacional de Laya y su gestión al frente de Exteriores han dejado casi rotas las relaciones con el país vecinos. Hasta el ministro de Exteriores, Fernando Grande Marlaska se enfrentó a ella para impedir que España acogiera al líder del Frente Polisario, pero finalmente Sánchez avaló la acción «por razones humanitarias» y de aquellos polvos, estos lodos.
Ahora, varias fuentes diplomáticas señalan que Laya «no consultaba con sus asesores ni con diplomáticos, ni delegaba en su equipo del Ministerio. Albares sabe muy bien que no hay que tocarle las narices a Marruecos y que todo ha sido por una cadena de errores diplomáticos de bulto.
La primera misión en este frente para Albares, según explican fuentes diplomáticas, consiste en hacer regresar a la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich. De padre marroquí y madre granadina, Benyaich habría comentado a sus más cercanos que mientras estuviese en el cargo González Laya no regresaría a España.
En el Campo de Gibraltar también permanecerán en alerta sobre el desenlace del Tratado sobre el Brexit. El «se derriba la verja» anunciado por Laya dio esperanzas a muchos ciudadanos para que Gibraltar se incorpore a la zona Schengen y así evitar un Brexit duro. Sin embargo, este pacto permanece estancado en Bruselas y Laya se va del Gobierno sin despejar dudas.
Ahora será Albares quien tenga que lidiar con las negociaciones para impulsar el Tratado, tan esperado en el Campo de Gibraltar, mientras suaviza la crisis diplomática con Marruecos.
Una herencia que también conlleva establecer un contacto con el presidente de Estados Unidos. La Moncloa y Exteriores lo llevan intentando hasta la extenuación y en breve, Sánchez partirá a una gira americana con inversores y el nuevo plante de Biden. No hay conexión entre presidentes, sí a niveles inferiores, recalcan.
También tendrá que arreglar el giro de tuerca del Gobierno respecto a América Latina. Sánchez pasó de defender ante los socios de la Unión Europea que se reconociera a Juan Guaidó como presidente de Venezuela a no querer recibirle en su gira internacional en 2020. Fue, precisamente, Laya quien descartó que Pedro Sánchez viera a Guaidó en La Moncloa.
Fuentes diplomáticas consultadas apostillan que ahora el gran reto de Exteriores consiste en «evitar la pérdida de peso de España en América Latina». «España ha perdido interlocución y ahora se necesita junto a liderazgo», apuntan a ED. «Albares tiene todo lo necesario para conseguirlo», sentencian.