Maragall copia a Maragall
Ernest Maragall alude en una de sus imágenes de precampaña al primer cartel electoral con el que el alcalde olímpico se presentó a las municipales de 1983
Pasqual Maragall será uno de los grandes protagonistas de la campaña de las municipales en Barcelona, pese a llevar años retirado de la política y enfermo de alzheimer. Porque el exalcalde y expresidente de la Generalitat es el principal referente esgrimido en cuanto tienen ocasión por la mayoría de aspirantes a la alcaldía. Empezando por la alcaldesa, Ada Colau, que en repetidas ocasiones le ha loado como el mejor alcalde que ha tenido Barcelona, una afirmación que hoy nadie se atreve a discutir, y se ha vindicado como continuadora de su obra.
Además de por los comunes y, lógicamente, los socialistas, encabezados por Jaume Collboni, el legado de Maragall es también por Manuel Valls, el candidato al que apoyará Cs, y ERC, que ha escogido a su hermano Ernest como alcaldable. Y, en esa pugna por ver quién es más maragallista, todo puede servir para activar paralelismos con el alcalde olímpico.
Como muestra, un botón: una de las imágenes con los que Esquerra ya está promocionando a su candidato, la que encabeza sus cuentas de Facebook y Twitter, y la que se usó para el cartel con el que se anunciaba la conferencia en la que presentó en diciembre su proyecto electoral.
Un cartel en el que ni siquiera se mentaba su ilustre apellido, pero sí que se remitía a Pasqual Maragall de una forma más sutil: mediante el gesto que el alcaldable hace en la foto de colgarse la chaqueta en el hombro. El mismo gesto que exhibía su hermano en el cartel electoral de la campaña de las primeras elecciones que ganó, un año después de haber tomado posesión como alcalde tras la renuncia de Narcís Serra.
“La foto de campaña se la hice con la americana al hombro. No lo quise presentar como un candidato más de aquellos tiesos que miran a cámara, no, la hice más natural”, explica en un vídeo del programa Legado Pasqual Maragall el publicista Lluís Bassat, amigo de la infancia del líder socialista y al que este le pidió que se encargara de llevarle aquella primera campaña electoral. “Pasqual no era una persona que llevara americana muchas veces, yo lo recordaba mucho más con un jersey de cuello alto, más vestido informalmente”, recuerda.
35 años después, Ernest Maragall aparece también con la chaqueta colgando del hombro izquierdo. Aunque él sí mira a cámara. Eso sí, sin corbata.
Juego de ecos
“Técnicamente me parece un acierto”, apunta el asesor en comunicación politica Antoni Gutiérrez-Rubí. “No solo desde el punto de vista de la comunicación política, también desde el de la inevitable asociación a un capital político como el de Pasqual Maragall”, planteada aquí con “un guiño cómplice sin ser explícito”, algo que no es demasiado usual en política, advierte, demasiado a menudo dada al subyarado. Para Gutiérrez Rubi, el cartel plantea el eco maragalliano de una manera ”elegante, sutil, considerada y respetuosa”. “Que haya propuestas así me parece muy bien”, concluye.
La ausencia del apellido en la campaña, en la que el candidato aparece nombrado simplemente como Ernest, remata el juego de ecos. «Es un segundo guiño que quiere humanizar y acercar al candidato, como si solo hubiera un Ernest posible, apunta la doctora Laura Cervi, especializada en comunicación política, que recuerda que en la política catalana también está el ecosocialista Ernest Urtasun, se da por hecho que todo el mundo sabe que es un Maragall, «el Ernest de toda la vida», un factor, apunta la especialista, explotable como contraste con un Valls señalado como el candidato que viene de fuera.
Un cartel de prueba
El catedrático de Periodismo Pere-Oriol Costa, un experto en comunicación política que ha participado en una veintena de campañas electorales, apunta que el cartel opera a dos niveles. Por un lado, “vende a una persona cercana, lejos de las formalidades”. Y, por otro lado, opera despertando el recuerdo “insconsciente” de su hermano Pasqual.
Costa advierte que el cartel en el que el alcalde Maragall se echaba la chaqueta al hombro era su imagen de campaña electoral, mientras que el del alcaldable de ERC es una primera fotografía de precampaña que se limita a presentar al candidato, y que en todo caso, operaría como un “cartel-test”, es decir, una prueba que podría acabar por convertirse en imagen de campaña, o establecer las pautas para la misma, siempre que se determine que ha tenido buena aceptación.
Rejuveneciendo a Ernest
Es ese un factor que en parte puede explicar, pero solo en parte, otro aspecto destacado por los expertos consultados: mientras que el cartel de 1983 luce orgulloso las siglas del PSC, el de ahora prescinde de referencias a ERC. El hecho de que sea un cartel todavía de precampaña puede justificar esa ausencia de referencias, pero Cervi recuerda que la de diluir las marcas de los partidos en beneficio de la imagen del candidato es una tendencia al alza.
De hecho, lo que se busca de entrada con esa primera batería de imágenes -no solo con la del guiño- de la precampaña del partido independentista es dar a conocer a su aspirante a la alcaldía, y de paso transmitir una imagen que le rejuvenecezca, apunta también Costa. De ahí que siempre aparezca con la camisa y con el cuello desabrochado. Al fin y al cabo, aquel Pasqual Maragall que mira al horizonte en el cartel de 1983 era un hombre de 42 años. El alcaldable de ERC que ahora mira a cámara, dos años menor que su hermano, acaba de cumplir 76.