Los tres que ponen en jaque a la alcaldesa Colau
Los paros en los transportes públicos, los encontronazos de los manteros con la Guardia Urbana y el conflicto okupa del barrio de Gràcia tienen unos líderes: el sindicalista Antonio Ceballos, el mantero Pape Diop y la okupa Heidi
Pese a gobernar en minoría, la alcaldesa Ada Colau está encontrando mayor resistencia en la calle que en el consistorio. Tres conflictos sociales minan su imagen política: los paros de los transportes públicos, la actividad de los manteros y el conflicto okupa del barrio de Gràcia.
Antonio Ceballos manda en el metro
En lo que se lleva de año, se han producido cinco rondas de paro en el metro de Barcelona y, el próximo lunes, se decidirá si se convoca la sexta para el fin del semana del 16 al 18 de junio, coincidiendo con el festival Sónar.
En los cuatro días de paros intermitentes de la semana pasada, el número de usuarios cayó entre un 20% y un 30%, o sea, se efectuaron entre 1 millón y 1,2 millones de viajes menos, según estimaciones de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). Estos datos se refieren tan solo al suburbano porque todavía no se han contabilizado las afectaciones por los paros de los autobuses.
Detrás de estas huelgas se encuentra Antonio Ceballos, presidente del comité de empresa de TMB. Ceballos, afiliado a la CGT, el sindicato mayoritario en el metro, lamenta no haber tenido la oportunidad de volver a hablar con Ada Colau desde que se hicieron «la fotografía» con motivo del paro que convocaron coincidiendo con el Mobile World Congress.
En declaraciones a Economía Digital, Ceballos subraya que la principal reivindicación, por la cual están convocando los paros, es el aumento de plantilla: «Cada vez somos menos, no se están cubriendo las bajas, tan solo las prejubilaciones porque les obliga la Ley», asegura. Desde 2011, la plantilla se ha reducido en unas 300 personas.
La dirección les ha ofrecido la recuperación de 25 puestos de trabajo y el compromiso que no se destruirá ninguno más. Todavía no se ha llegado a un acuerdo, pero desde el comité de empresa no se ve mal la propuesta.
Otra reclamación es el aumento del poder adquisitivo que los trabajadores aseguran haber perdido en los últimos años.
La dirección de TMB exige el cese inmediato de los paros. Si no se llega a un acuerdo, los trabajadores podrían programar otro para la verbena de San Juan.
Pape Diop, líder del sindicato de la manta
Los manteros se han convertido en un quebradero de cabeza para Ada Colau. Está recibiendo palos por doquier: de los comerciantes, que se quejan que les quitan clientes; de algunos grupos municipales, especialmente de CiU y del PP, que la acusan de inhibirse ante la proliferación de vendedores; de la CUP, por todo lo contrario, ya que considerara que los deja desprotegidos ante el asedio policial; y, por supuesto, de la Guardia Urbana, que pide que se investigue a su cuarto teniente de alcalde, Jaume Asens, por presionar a la abogada de un agente agredido por un mantero para que no solicitara la prisión provisional.
Una gran parte de los manteros están afiliados al Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, más conocido como el «sindicato de la manta». Incluso tienen su carnet. La voz cantante la lleva un grupo de ocho portavoces, entre los que destacan Pape Diop, Aziz Faye y Ulises, todos de origen senegalés. No tienen secretario general, ni tampoco un jefe, pero a Pape Diop se le atribuye la «autoridad moral», una «mayor influencia», el «respeto de todos», entre otros motivos por ser de los más veteranos, según apuntan diversos vendedores.
En enero pasado, Aziz Faye, otro de los portavoces, declaró como investigado ante la Guardia Urbana por un presunto delito contra la propiedad intelectual, relacionado con las prendas que vendía. Durante su declaración, estuvo acompañado por María José Lecha, concejal de la CUP.
En declaraciones a Economía Digital, Ulises, también portavoz, indica que ahora la Guardia Urbana «aprieta un poco menos, pero sigue apretando» a los vendedores. En los últimos días, se han detenido dos manteros por su presunta relación con la agresión a un agente. El pasado viernes, la jueza instructora rechazó la libertad provisional para Sidil, el principal acusado, por el que intercedió Jaume Asens, por considerar que existe riesgo de fuga, según informan fuentes del sindicato mantero.
Ulises cree que los agentes han estado tan ocupados con la investigación de aquel incidente, en la identificación de los supuestos autores, que han bajado la presión sobre el resto, pero teme que pronto vuelva a ser como antes. Por este motivo, los manteros piden una convocatoria de la mesa de mediación, en la que participa el Ayuntamiento, que no se reúne desde hace tres meses.
Heidi, la reina okupa
Los okupas volvieron a entrar el sábado en el Banco Expropiado, una antigua oficina bancaria del barrio de Gràcia, pero al cabo de unas horas fueron desalojados por los Mossos d’Esquadra.
Ada Colau reconoce públicamente que nunca ha conseguido contactar con este peculiar grupo de okupas y, por este motivo, pidió la mediación de las entidades y asociaciones vecinales del barrio. Ninguna asociación, ni siquiera la plataforma de apoyo al llamado Banco Expropiado ha logrado que se abran al diálogo. A través de Twitter, el colectivo que el sábado intento recuperar el local ha dejado claro que no les representan.
Cuando se pregunta quién lidera el Banco Expropiado, un miembro de la plataforma de apoyo apunta que no tienen caudillo, ni dirigente, ni portavoz, ni nada que se le parezca, pero que la más dura de pelar se llama Heidi. Pero, ¿quién es Heidi?
Heidi no tiene nada que ver con el personaje del libro infantil de Johanna Spyri, aquella niña que se fue a vivir con su abuelo en una cabaña de los Alpes. Esta Heidi, que en realidad se llama Paula M., fue la última persona en ser desalojada del Banco Expropiado. Los agentes la encontraron encerrada dentro de la vieja cámara acorazada de la oficina bancaria, situada en los bajos del local, con los pies metidos en un bidón de cemento. Necesitaron la ayuda de los bomberos para sacarla.
Según informaciones de ABC, Paula M., nacida en Madrid hace 38 años, fue detenida en marzo del año pasado en la Operación Piñata, ordenada por la Audiencia Nacional contra movimientos anarquistas.