Los terceros PGE de Sánchez: la medalla que el Gobierno ansía para presumir de «estabilidad»
Los socialistas buscan capitalizar al máximo el capital político de haber aprobado tres cuentas en toda la legislatura. "Este Gobierno está logrando esa estabilidad en un contexto de mucha incertidumbre"
Hay una frase que repite cualquier miembro del Gobierno siempre que se le pregunta en privado, acerca de la normalidad de esta legislatura. «No nos falta nada: sólo un ataque zombi», guiñan. Pueden ser miembros del Ejecutivo más nuevos, o aquellos que están desde el primer momento; da igual el tema que les ocupe, porque esta legislatura ha tenido «de todo, de una pandemia a una guerra pasando por un volcán». Pero entre todas esas vicisitudes hay un logro que satisface especialmente en Moncloa, sobre todo vistos los últimos años: el haber podido aprobar Presupuestos.
El hecho de que, si todo sigue el curso que prevé el Gobierno, Pedro Sánchez acabará su mandato con tres Presupuestos Generales del Estado (PGE) aprobados, de tres que tenía por delante. De hecho, serán los últimos: fuentes cercanas a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, niegan rotundamente a Economía Digital que se vayan a dejar unos cuartos para 2024, justo después de las elecciones generales.
Todo ese capital político no cae en balde, a ojos del líder del Ejecutivo. Saben que es una medalla sin igual, dadas las convulsiones vividas en los últimos años. Así lo admiten fuentes de Ferraz en conversación con este periódico. «Siempre hemos dicho que España necesita estabilidad. Miramos a los países de nuestro alrededor, y podemos decir que este Gobierno está logrando esa estabilidad en un contexto de mucha incertidumbre».
La receta de la estabilidad: PGE, elecciones y economía que crece
Los socialistas no van a dejar que caiga en el olvido el contexto en el que se enmarca su gestión -«una pandemia terrible y una guerra en Ucrania», repiten, como un mantra-. ¿Y cómo se contribuye a la estabilidad de la que tanto presume Ferraz? Ellos lo tienen claro: con presupuestos «en tiempo y forma cada año»; con elecciones «cuando toca» y con una economía que, a sus ojos, «crece, crea empleo y está por encima de la mayoría de los países avanzados».
La obsesión de Ferraz en los últimos tiempos es darle la vuelta a las encuestas, comunicar mejor su acción de gobierno y, directamente, confrontar su modelo con el del Partido Popular (PP), tratando de deshinchar, en la medida de lo posible, el llamado efecto Feijóo. «Por contra, el PP y sus socios de la ultraderecha sólo ponen palos en las ruedas y tratan de impedir el normal desarrollo institucional», alegan, y creen que es «una decisión que los ciudadanos les mostrarán como errónea», aunque, con unas elecciones en mayo y las generales previstas para diciembre, la única encuesta que les sitúa por delante del principal partido de la oposición sea el CIS.
«El gobierno que preside Pedro Sánchez volverá a sacar adelante unos presupuestos, cuando más hacen falta y que contienen un gasto social histórico», zanjan las fuentes socialistas consultadas. «Estamos con los que reciben las facturas de la luz, no con los que las emiten. Aprobamos estos presupuestos para la gente que lo necesita, y dejamos la retórica apocalíptica para PP y Vox, hermanados en tratar de desprestigiar las instituciones», acusan.
La votación de las enmiendas totales
De momento, este jueves las cuentas públicas pasarán su primer examen formal, con la votación de las enmiendas a la totalidad presentadas por los grupos parlamentarios. En el debate, que arrancó este miércoles y se extendió hasta bien entrada la noche, la ministra de Hacienda, que fue quien copó la mayoría del tiempo en tribuna según el reglamento del Congreso, defendió la postura con la que Sánchez afronta la negociación, que ahora llega al paso de las enmiendas parciales: «va a tender la mano a todo el mundo» para negociar unos presupuestos que van a servir para «acompañar a la mayoría social» en un contexto difícil, mientras que la oposición los ha tachado de irreales y de ser un dispendio.
Lo dijo en la defensa en el Congreso del proyecto presupuestario de 2023, que afronta siete enmiendas de totalidad de PP, Vox, Ciudadanos, JxCAT, Foro Asturias, la CUP y los diputados expulsados de UPN. Montero cargó contra los grupos que, a su parecer, en lugar de hacer una oposición «constructiva», intentan «deslegitimar» al Gobierno, una actitud que «daña la democracia y la política».
El estado del bienestar, subrayó, no es «un gasto superfluo» sino «justicia social» y «eficiencia económica» porque «la riqueza de un país la crea el conjunto de los ciudadanos, no una élite económica».