Los sindicatos policiales estallan por la escalada de la violencia en Barcelona
Las críticas de los cuerpos de seguridad fuerzan una reunión de urgencia entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona para frenar los disturbios
La escalada de la violencia en las calles de Barcelona ha provocado un fuerte hartazgo entre los sindicatos policiales catalanes que se sienten desamparados, mientras los agentes terminan cada noche en el punto de mira de los grupos radicales. Su enfado ha logrado provocar la reacción de los dirigentes políticos, que se reúnen este lunes por primera en una cumbre de seguridad para buscar soluciones.
La cita a tres bandas entre el presidente en funciones de la Generalitar, Pere Aragonès, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se produce después de varias semanas de fuertes críticas por parte de los portavoces de los cuerpos policiales por la pasividad de la clase política para condenar los ataques y ofrecer una respuesta contundente.
El malestar entre los cuerpos de seguridad ha ido creciendo en las últimas dos semanas, según los altercados han tomado un cariz más dramático. El primer aviso lo lanzaron los Mossos d’Esquadra cuando sufrieron el ataque contra una comisaria de Vic hace 12 días. Eran las primeras imágenes de altercados que dejaban las manifestaciones para pedir la puesta en libertad del rapero Pablo Hasél.
El intento de incendiar una furgoneta de la Guardia Urbana en los altercados de la madrugada del sábado ha llenado la última gota en el vaso. El agente que estaba en el interior del vehículo pudo huir ileso de las llamas tras salir por la puerta del copiloto pero la contundencia de la agresión ha despertado todas las alarmas entre los sindicatos.
El sindicato Sapol carga contra Ada Colau
Los graves incidentes provocaron que la alcaldesa se desplazara hasta la comisaría que había sido el foco de los grupos violentos en la madrugada del sábado con la promesa de citarse con los dirigentes de la Generalitat para tratar de evitar que la situación se repita. Colau protagonizó de nuevo una severa condena de la violencia pero sus palabras no fueron suficientes para las organizaciones sindicales.
Sapol, el sindicato mayoritario de la Guardia Urbana, ha anunciado que se personará como acusación contra el grupo responsable de quemar la furgoneta policial, pero ha lamentado que esa iniciativa no haya surgido del propio Ayuntamiento de Barcelona.
“Mientras los políticos se esconden, nosotros haremos lo necesario para que todo el peso de la justicia caiga sobre los responsables”, ha expresado el sindicato a través de sus redes sociales.
El portavoz de la organización, Jordi Rodríguez, ha apuntado con el dedo contra la primera edil de la capital catalana por no encabezar las demandas judiciales. “Eso ni lo ha hecho hoy, ni antes, ni lo hará nunca. Porque ella ha estado en el otro lado”, ha concluido.
Los sindicatos se alinean para exigir mayor protección
Los llamamientos de los sindicatos de la Guardia Urbana son solo la punta del iceberg en unas reclamaciones que llevan días produciéndose entre los representantes de los trabajadores de los distintos cuerpos policiales de Cataluña.
Varios sindicatos de los Mossos d’Esquadra ya forzaron una reunión con la Conselleria de Interior después de las críticas que recibieron por un sector del independentismo por sus actuaciones durante las manifestaciones. Especialmente, después de que una manifestante perdiera un ojo por el impacto de un proyectil de foam.
En el encuentro pidieron una condena rotunda de la violencia de toda la clase política, pero también recordaron algunas de sus grandes reivindicaciones para poder hacer frente a los altercados violentos que sacuden Cataluña. Necesitan una mayor inversión en material de protección para los agentes y una mejor formación para todos los sectores del cuerpo.
Los gestos de solidaridad han llegado también desde otras organizaciones policiales, como el Sindicato Unificado de Policía o la Asociación Unificada de Guardias Civiles, que se han posicionado del lado de los agentes catalanes en un conflicto marcado por las negociaciones políticas para formar un nuevo gobierno en Cataluña.