Los ‘hooligans’ de Puigdemont culpan a ERC del revés del aplazamiento electoral

El 'ala dura' de JxCat ataca a los de Oriol Junqueras y cuestiona el decreto del Govern para aplazar las elecciones

El vicepresidente primero del Parlament, Josep Costa, de JxCat, durante una reunión en junio de 2020 | EFE/QG/Archivo

El exvicepresidente primero del Parlament, Josep Costa, de JxCat, durante una reunión en junio de 2020 | EFE/QG/Archivo

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Frente a las cámaras, en rueda de prensa, Laura Borràs se mantiene fiel al guion. Asegura que la suspensión del aplazamiento electoral en Cataluña es una muestra más de la «represión del Estado español», no una decisión autónoma del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en virtud de los recursos presentados contra la decisión del Govern. La candidata de Junts per Catalunya evita entrar en polémicas con Esquerra Republicana; prefiere dirigir sus ataques a Salvador Illa, a quien vuelve a animar a que se pronuncie como ministro sobre si Cataluña debe ir a votar en febrero.

Paralelamente, en Twitter, el núcleo duro de Carles Puigdemont en JxCat —en el que no está incluida Borràs, ganadora de las primarias para sorpresa del expresident— asume que la independencia judicial no existe en España y, dejando para otros el desgaste al Partido de los Socialistas Catalanes, pasa de lleno a abrir un nuevo frente con los republicanos. Josep Costa, el vicepresidente del Parlament y hombre de confianza en la Cámara catalana del líder independentista huido a Bélgica, inaugura una nueva novela independentista al alegar que el auto del TSJC es motivo de dimisiones.

Costa no precisa quién o quiénes deben dimitir, pero el contexto, las respuestas, sus otros comentarios al respecto y lo que otros miembros del ala dura de Puigdemont transmiten lleva al mismo lugar: si el decreto para retrasar las elecciones es finalmente tumbado por la justicia, la responsabilidad recae exclusivamente en Esquerra. Así, mientras ERC se centra en atacar al PSC por supuestamente orquestar la suspensión judicial adoptada cautelarmente, un sector de Junts se dedica a cuestionar el decreto que sus mismos consejeros aprobaron en el marco del Govern del que son socios mayoritarios.

Borràs, consultada acerca de la pugna y acerca de si la Generalitat hizo bien su trabajo, evita el asunto. Costa, el vicepresidente del Parlament, «tiene libertad de expresión», dice, y matiza que lo que «ahora está en juego» no es eso sino la «inseguridad democrática permanente» que a su parecer abona la decisión del TSJC, que todavía no se ha pronunciado sobre el decreto sino que se ha limitado a admitir las medidas cautelarísimas que requerían dos de los recursos presentados. «El Govern ha dado todas las explicaciones», defiende, como quien no quiere desmarcarse públicamente de Costa.

«A ERC le interesa retrasar las elecciones»

Costa no actuó solo. Otras personalidades del entorno de Puigdemont, como Joan Canadell (número dos de la lista de JxCat), alimentan el fuego. El argumento de este sector es que quien firmó el decreto, Pere Aragonès, y quien debía garantizar una elecciones seguras, el consejero Bernat Solé, son de ERC. Su mensaje: nosotros —los de Puigdemont— avisamos que esto iba a salir mal. ¿Y el supuesto motivo de ERC? La posibilidad de que Oriol Junqueras sea indultado antes del 30 de mayo como pago por su apoyo a los presupuestos del Gobierno central, en manos del PSOE y Unidas Podemos.

El ala dura de JxCat comenzó a preparar el terreno para atacar a ERC el martes por la mañana. Se sabía que el TSJC se pronunciaría sobre las medidas cautelares y cautelarísimas en el transcurso del día, y así lo hizo sobre las 12.00 horas. Temprano, el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), decía en una entrevista en TVE que, desde luego, si Junqueras estuviera fuera de la cárcel antes del 30 de mayo, cuando el Govern pretende celebrar las elecciones, se convertiría en el candidato de los republicanos a los comicios. Ello dio pie a ciertas teorías partidistas sobre el retraso electoral.

Cuando se dio a conocer la decisión de la justicia, Costa lanzó su controvertido mensaje («Pienso que después de esto alguien debería dimitir») mientras Canadell replicó el anuncio del TSJC. Pero el también polémico presidente de la Cámara de Barcelona se hizo eco del mensaje de una seguidora que aseguraba que a ERC «le interesa retrasar las elecciones» y que Torrent «lo dijo en TVE», refiriéndose a las declaraciones sobre la hipotética liberación de Junqueras. Canadell también vio la suspensión del retraso electoral como una oportunidad para que el independentismo supere el 50% de los votos.

https://twitter.com/josepcosta/status/1351517453008982019

«JxCat también firmó el decreto»

El comentario que levantó más ampollas fue el de Costa. La diputada de ERC en el Parlament, Anna Caula, criticó su mensaje diciendo que JxCat también «firmó el decreto» de aplazamiento electoral y que esa fue «una decisión de consenso». Caula calificó de «politiquería» la actitud del hombre de confianza de Puigdemont, y recriminó que Costa pida dimisiones después de intentar ponerle una ‘zancadilla’ a Torrent en un alucinante episodio ocurrido en diciembre pasado, cuando Costa sin querer filtró una conversación en la que trataba de perjudicar la imagen del presidente del Parlament.

Costa respondió a Caula que él «advirtió» a ERC de que «para aplazar el 14-F hacía falta base legal y justificar bien la idoneidad, la necesidad y la proporcionalidad de la decisión, cosa que no hacían los informes de Salud y Exteriores». Los informes a los que aludió, preparados ambos por departamentos dirigidos por Esquerra, fueron los que usó el Govern para convencer a los partidos de la necesidad de aplazar las elecciones al 30 de mayo. «Pero esa videoconferencia no la habéis filtrado porque no os va bien para difamarme», zanjó Costa, desquitándose por el episodio de diciembre con Torrent.

Es cierto que el 15 de enero, cuando se tomó la decisión, Costa también se mostró muy crítico con Esquerra, asegurando que su partido advirtió de que «no se tenían que convocar elecciones sin garantías de poderlas hacer». «Pedimos aprobar por vía de urgencia las urnas móviles y el voto anticipado, propuestas para incluir en la ley electoral ya consensuadas hace mucho tiempo, y nos quedamos solos», esgrimió al calor del aplazamiento electoral. Pero no fue sino hasta después del revés propiciado por el TSJC que amplió sus críticas al decreto por el que se retrasaban los comicios.

Hemeroteca de reproches

Pero todos los reproches encuentran contrapartes. Al argumento de Costa, Canadell y demás fieles a Puigdemont, un asesor político de ERC, Sergi Tarrés, respondía que se trata de «los mismos que dejaron que fuera el Supremo el que marcara el calendario electoral diciendo que no se podían convocar [elecciones] porque había una pandemia». Distintos perfiles digitales vinculados a Esquerra se precipitaron a la hemeroteca para publicar pantallazos del pasado verano, cuando Junqueras y los suyos presionaban a JxCat para convocar elecciones antes de la inhabilitación de Quim Torra.

Después, ERC y JxCat acordaron no convocar los comicios y dejar que se convocaran automáticamente, a modo de «protesta». Y no mucho tiempo después de eso, los de Puigdemont fueron los primeros en poner en duda la fecha de las elecciones, remitiéndose a los datos epidemiológicos y al miedo de que la votación transcurriera en plena tercera ola de la Covid-19. Esquerra rechazó la sugerencia, pero poco a poco fue cediendo, mientras unos y otros veían con recelo esta posición debido al avance del PSC en las encuestas. Deducciones electoralistas las hay para todos los gustos. Pase por la suya.

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