Los empresarios catalanes lamentan el «amateurismo económico» de ERC con la reforma laboral
El texto salió finalmente adelante con el apoyo del Pdecat, con el que los empresarios ya contaban desde hacía días
Aunque la reforma laboral salió adelante, los apoyos obtenidos por el texto retrataron a los dos partidos políticos catalanes con peso en Madrid. El Pdecat votó a favor de una norma que salió a la luz sin el respaldo de ERC. Los empresarios no tardaron a lanzarse contra la formación independentistas tras varias semanas de presiones para obtener un favor que finalmente no llegó. “Es puro amateurismo económico”, lamentaban.
Apenas se conocía que la reforma laboral contaba con los votos necesarios para salir adelante, el empresariado –frustrado eso sí por sus aspiraciones de más flexibilidad en la contratación respiraba. Pero rápidamente pasó a lamentar el papel de ERC, a la que acusaron de «desconocer» la realidad económica del país. Más cuando todos creían que había la posibilidad de haber alcanzado un acuerdo.
Esquerra se enrocó con el PNV contra la prevalencia del convenio colectivo nacional sobre el autonómico. La formación vasca quería rehuir el conflicto con los sindicatos del territorio y se agarró a sus compañeros en el pacto de investidura. El partido presidido por Oriol Junqueras quiso hacer valer su orientación de izquierdas antes que el sentido de Estado que exhibió en otras ocasiones.
Sin embargo, las fuentes consultadas entre el empresariado catalán lamentan que la primar el convenio territorial hubiese significado una pérdida de competitividad para las compañías de la comunidad. Los salarios son más altos, por lo que, si no se juega con las mismas normas que en otros territorios, existía la amenaza de una migración de recursos, señalan.
Esta batalla hace incluso décadas que los sindicatos tratan de librarla y la patronal nunca dio su brazo a torcer. Con el PSOE en el Gobierno y la necesidad de sumar los votos de Podemos, los nacionalistas vieron que este era el momento para lograrlo y anotarse un tanto. Tampoco era la ocasión. En este caso gracias a la aparición del Pdecat.
De nada sirvió el viaje relámpago de la ministra Yolanda Díaz a Cataluña para reunirse con Wayne Griffiths, presidente de Seat, y con los líderes de CCOO y UGT en Cataluña, Javier Pacheco y Camil Ros. También se vio las caras con Roger Torrent, el conseller d’Empresa de la Generalitat. Las peticiones de los sindicatos y el pressing ERC cayeron en saco roto. Finalmente las organizaciones sindicales pudieron celebrar el acuerdo gracias a una formación con la que, en principio, no congregan.
Con el apoyo del Pdecat ya se contaba en los círculos empresariales catalanes. A pesar de que los puentes entre los dirigentes y la formación ya no son los de antaño, las fuentes consultadas elogian a Ferran Bel, el portavoz del partido en el Congreso, que ya había explicado su sintonía con la medida: «Es una propuesta que incorporaba nuestro programa electoral: modificar la reforma laboral del 2012 a partir del diálogo con los interlocutores sociales. De no haber salido adelante hubiese sido «un golpe mortal al diálogo social, sin precedentes», añadió.
Foment y Pimec valoran la norma
Con el texto aprobado, Foment del Treball salió a celebrar que el texto no se hubiese tramitado como proyecto de ley, lo que hubiese abierto la posibilidad de que todos los partidos tratasen de realizar modificaciones a la norma. «Foment celebra que salga adelante el real decreto de la reforma laboral tal y como fue aprobada por los agentes sociales y económicos y que no se tramite como proyecto de ley», señaló la institución.
Y eso que la patronal catalana había denunciado por activa y por pasiva el modo la manera en que se llevó el procedimiento por la opacidad de la CEOE con sus afiliados.
Josep Sánchez Llibre, presidente de la institución catalana, incluso lamentó que España había perdido “una oportunidad para modernizar la legislación laboral y adaptarla a la economía del siglo XXI”. Entre sus críticas, no haber abordado de forma correcta el problema de la temporalidad, haberse quedado cortos en materia de flexibilidad y la escasez de medidas para recortar el desempleo juvenil.
Sin embargo, el exdirigente de Unió, fue de los actores económicos más implicados en evitar que la norma se votase como proyecto de ley.
La valoración de Pimec fue agría. «Respetamos las mayorías parlamentarias, pero consideramos que la reforma aprobada hoy es insuficiente. Esta reforma no ha tenido en cuenta al 99,8% de las empresas del país (las pymes)», lamentó en un comunicado. La organización que preside Antoni Cañete se sumó a la sensación de «oportunidad perdida de hacer una reforma que de respuesta a las necesidades actuales del mercado de trabajo y recupere los derechos de las pymes».