Los científicos tienen una nueva forma de atrapar partículas del virus
Científicos de la Universidad de Maine están desarrollando una membrana líquida que puede atrapar partículas de coronavirus en el aire
Caitlin Howell no es la primera en adaptar los resultados de sus investigaciones a la problemática del coronavirus. Al igual que muchos otros, la científica de la Universidad de Maine vio la oportunidad de usar su laboratorio para resolver uno de los misterios de la pandemia: el grado en que las partículas del virus permanecen en el aire.
Antes de que el brote comenzara, el laboratorio de Howell había desarrollado una suerte de membranas líquidas para evitar que las bacterias se adhirieran a superficies como el interior de una tubería o la parte inferior de un barco. Ahora, el laboratorio está adaptando esta herramienta para atrapar al coronavirus cuando pasa a través de ella.
«Estos virus son en realidad cosas bastante frágiles cuando están fuera del cuerpo humano», menciona Howell. «En el interior hacen mucho daño, pero una vez salen a la superficie se vuelven bastante débiles».
Debido a que las partículas que provocan el COVID-19 mueren fácilmente en ciertas superficies, el equipo de Howell quiere instalar sus membranas frente a los filtros de aire para atrapar las partículas mientras están vivas. De esa manera, podrían utilizarse para realizar análisis de estilo forense de cuántos virus están presente en una habitación o ambiente concreto.
El equipo de Howell quiere instalar sus membranas frente a los filtros de aire para atrapar las partículas del coronavirus mientras están vivas
«El objetivo es ser capaz de obtener la información de lo que había y lo peligroso que era», comenta Howell a Business Insider. Esta información, asegura, podría ayudar a responder incógnitas como la forma en que los aerosoles de coronavirus viajan por una habitación o cuántos aerosoles necesita inhalar una persona para infectarse.
Atrapar el virus como a un insecto
El material de la membrana de Howell se inspira en la planta jarro: una planta en forma de vaso con una fina capa de líquido a lo largo de su borde. El líquido es tan resbaladizo que, cuando un insecto se posa sobre él, el insecto se desliza hasta el vientre del tallo, donde queda atrapado en el líquido digestivo.
La membrana puede atrapar las partículas vivas del virus de una manera similar. «Las atrapas bien en este líquido y las proteges [para luego estufarlas]», señala Howell. «Entonces puedes removerlos una vez que hayas detenido la filtración.»
Estudiar las partículas que permanecen en el aire es crucial para detener al COVID-19. Los estudios coinciden en que cuando una persona habla, tose, canta o incluso simplemente exhala, los aerosoles cargados de virus pueden permanecer en el aire durante varios minutos e incluso viajar a casi 2 metros de distancia.
El material de la membrana de Howell se inspira en la planta jarro
Parte de la razón por la que es difícil de estudiar es que los filtros de aire estándar, como los de las escuelas u hospitales, matan al virus al atraparlo. Para que se produzca la transmisión por aire, estas partículas deben seguir siendo infecciosas con el tiempo, por lo que el desafío científico no es tanto impedir que viaje sino mantenerlo vivo el tiempo suficiente.
Y aquí es donde aparece la membrana líquida. «El líquido es deformable, así nos permite tener el control total del virus», explica Howell. «Cuando los filtras y los recoges, tienes que ser muy, muy, muy cuidadoso».
Una misión de reconocimiento
El laboratorio de Howell está equipado con una cámara que simula los aerosoles generados por la tos o los estornudos; con ellos, el equipo utiliza una bomba de vacío para succionarlos de las membranas. De esta forma, dice la doctora, es más fácil contar la cantidad de virus atrapados.
Por supuesto, trabajar con un virus en un entorno de laboratorio también comporta ciertos riesgos. Principalmente, los investigadores no quieren exponerse a partículas peligrosas, por lo que han empezado sus pruebas con células muertas; de esta forma ganarán experiencia en su trato hasta saber como mantener a las muestras vivas.
Eventualmente, cree Howell, aprenderán más sobre qué tipos de ambientes favorecen la transmisión del coronavirus en el aire.
Los investigadores no quieren exponerse a partículas peligrosas, por lo que han empezado sus pruebas con células muertas
«Hemos probado varias cosas y ahora vamos a seguir desarrollándolo específicamente para este virus», asegura. «Nos gustaría diseñar un sistema que pueda transportarse a cualquier lugar, como centros de viajes o salas de espera de hospitales —lugares donde es todavía más preocupante que haya material infeccioso—». Pero estos lugares requerirían un sistema de filtración o luces ultravioletas para eliminar las partículas dañinas del aire interior.
Noticia original: Business Insider
Autor: Aria Bendix