Lombard Odier: el epicentro de la corrupción
El banco suizo cuenta en España con una oficina en el madrileño paseo de la Castellana dirigida por la prima de Rodrigo Rato
El banco suizo Lombard Odier ha hecho extraños compañeros de viaje. Hasta sus oficinas en Ginebra, en uno u otro momento, encaminaron sus pasos gente conocida de la política y los negocios en España, como el ex tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas –preso en la madrileña cárcel de Soto Real–, Gao Ping, el ciudadano de origen chino muñidor de la operación Emperador de blanqueo de capitales, o la familia Pujol.
Antes, seguramente lo hicieron otros muchos, pero está siendo ahora, quizá por el volumen de los fondos transferidos, su procedencia poco diáfana y la connivencia de los empleados del banco con estas operaciones, cuando más relevancia está teniendo este trasiego de capitales.
El papel de los testaferros
Todos, a través de testaferros, fundaciones o sociedades domiciliadas en paraísos fiscales, abrieron cuentas en esta entidad financiera helvética, confiando en sus más de 200 años de experiencia en la gestión de patrimonios privados. Gestores que suelen trabajar simultáneamente, como han demostrado las investigaciones policiales y judiciales llevadas a cabo, en el propio banco y en esas sociedades interpuestas montadas para canalizar adecuadamente la gestión de los millones de euros de sus clientes.
A pesar de la sospecha generalizada que se transmite cada vez que se oye hablar de la banca suiza, en el fondo no dejan de ser operaciones, en la mayoría de los casos, dentro de la más estricta legalidad, sujetas a la lógica discreción que conlleva el negociar con tan altos patrimonios, pero que dejan de estarlo cuando se comprueba la procedencia ilegal de los fondos.
Todo por el mayor beneficio
No resulta fácil convencer ni al Lombard Odier ni al resto de entidades suizas de que los depósitos que están gestionando tienen un origen ilegal. Llevan toda la vida en este negocio en el que, por encima de cualquier otra cuestión, lo que prevalece es la obtención del máximo beneficio para sus clientes y, claro, también para ellos. A mayor volumen de fondos, más intereses a cobrar. Además, el reconocimiento supondría asumir su parte de culpabilidad en el montaje de los instrumentos financieros, aun a sabiendas de la procedencia de los activos.
Así pasó con la acusación realizada por la Policía Nacional en 2012 de que la familia Pujol tenía una cuenta en el Lombard Odier de Ginebra con un saldo de 137 millones de euros, que servían para canalizar sus inversiones en México, Estados Unidos y Argentina a través de una fundación ramificada en ocho sociedades. Los responsables de la entidad suiza negaron de plano la existencia de esa cuenta.
Los descuidos de Bárcenas
Con Bárcenas, la cosa está siendo más difícil de ocultar. Son tantas las pruebas presentadas, los movimientos practicados durante años desde esas cuentas, las múltiples visitas del ex tesorero a la sede del banco o los correos electrónicos, que al Fiscal de Ginebra, Jean-Bernard Schmid, no le ha quedado más remedio que investigar las ramificaciones en Suiza del caso de corrupción que implica al ex tesorero del PP. Y el Lombard, claro está, se sitúa en el epicentro de la trama financiera.
Desde hace siete años, el Lombard Odier cuenta en España con una oficina en el madrileño paseo de la Castellana, dirigida por Ana Figaredo Alvargonzález –prima del ex vicepresidente del Gobierno y ex presidente de Bankia, Rodrigo Rato– desde donde, a finales de 2012, se gestionaban los contratos de 74 clientes con un patrimonio de 135 millones de euros, además de 13 sicav, con activos valorados en más de 200 millones de euros.