Lío municipal del PSC con la inmersión lingüística
El PSC de Hospitalet aprueba una moción donde pide flexibilizar el modelo a partir de "criterios pedagógicos" mientras que en otros ayuntamientos los socialistas votan a favor del manifiesto de Somescola, entidad vinculada a Òmnium Cultural que pide desobedecer a los jueces
Una de las consecuencias que ha provocado el debate de la inmersión lingüística es una cierta desubicación del PSC. Aunque el partido se ha desmarcado de las movilizaciones apoyadas por el Govern a favor del modelo educativo catalán tumbado por el TJSC, en las últimas semanas, sus posiciones en varios ayuntamientos de Cataluña han sido dispares.
Mientras que el PSC ha apoyado mociones que piden la adhesión al manifiesto de Somescola.cat, plataforma a favor de la educación monolingüe solo en catalán estrechamente vinculada a Òmnium Cultural, hay en otros lugares donde el PSC ha pedido flexibilizar la inmersión y que no se excluya al castellano.
Uno de los últimos municipios en pronunciarse sobre la cuestión es l’Hospitalet de Llobregat, bastión del PSC gobernado por la socialista Núria Marín. El Ayuntamiento ha pedido un modelo que no sea «ni monolingüe ni uniforme para el conjunto de Cataluña» y que se apliquen criterios pedagógicos a partir de la realidad sociolingüística de cada territorio.
El catalán, lengua vehicular sin «excluir al castellano»
La administración socialista asegura que el nivel de castellano en Cataluña «es equiparable también al resto de Comunidades Autónomas españolas». Además, asegura que los alumnos tienen un dominio equiparable en las dos lenguas oficiales de la región «según los resultados en comunicación lingüística del propio Ministerio de Educación».
«El Ayuntamiento propone continuar defendiendo el fomento, la protección y el impulso de la lengua catalana en el conjunto de la sociedad y, concretamente la preservación de la lengua catalana como lengua del sistema educativo de Cataluña, sin excluir al castellano», y para ello apela a la «autonomía de centro» y al «criterio pedagógico» del profesorado.
El texto muestra claras ambigüedades, puesto que mientras defienden el modelo aplicado en los últimos años donde el catalán ha arrinconado al castellano en una asignatura lingüística, pide que los proyectos lingüísticos se apliquen «con flexibilidad a la realidad sociolingüística del alumnado de su entorno» y que se cumpla la sentencia del 25% de español en las aulas.
La entidad en defensa del bilingüismo en las escuelas, Asamblea por una Escuela Bilingüe, ha lamentado que el consistorio gobernado por Nuria Marín repita «las mismas mentiras del nacionalismo» sobre la inmersión lingüística, aunque «admite que se debe cumplir la sentencia aunque no le guste qe se pueda estudiar también en español».
De flexibilizar la inmersión a apoyar el manifiesto de Somescola
Más allá de la ambigüedad y la tibieza del PSC de l’Hospitalet con la inmersión, municipios como El Prat de Llobregat, Cerdanyola del Vallès, Sant Feliu de Llobregat o Sant Just Desvern han visto cómo los socialistas se adherían a mociones de rechazo a la sentencia que obliga a que un mínimo del 25% de los contenidos se hagan castellano.
La moción de Sant Just Desvern se presentó conjuntamente y de urgencia con el PSC, Junts, Esquerra, Movem y una concejal no-adscrita que ratificaba el apoyo al modelo de inmersión lingüística del consistorio. Una operación similar, aunque a propuesta de los Comunes, se produjo en el El Prat, también con el beneplácito de los socialistas catalanes.
En el caso de El Prat, la petición apuesta por «defender el modelo de escuela catalana» y defiende que se acreciente el uso el catalán en la enseñanza. Además, el PSC permitió con su voto que el municipio se adhiriera al manifiesto de Somescola, entidad que convocó el pasado 18 de diciembre la manifestación contra el 25% de castellano y que pide desobedecer las sentencias.
Los socialista se han pronunciado en las últimas semanas a favor de tejer un nuevo modelo lingüístico que permita introducir más horas de castellano cuando sea necesario. Salvador Illa no veía con malos ojos que se impartiera una segunda asignatura en lengua española. «El fallo no ataca al catalán, se tiene que cumplir», aseguró el primer secretario.