Las vacunas de Pfizer y Moderna provocan fiebre, dolor de cabeza y cansancio
Cinco voluntarios de las pruebas masivas con humanos admiten la aparición de síntomas tras recibir las dosis en los ensayos clínicos
Un grupo de voluntarios de las vacunas contra el coronavirus que llevan a cabo las farmacéuticas Pfizer y Moderna ha desarrollado síntomas adversos tras participar en los ensayos clínicos de los prototipos. La alta fiebre, el dolor de cabeza, las molestias musculares o el agotamiento son algunas de las consecuencias que han sentido tras recibir las inyecciones.
Tres de los afectados forman parte del estudio que realiza Moderna y otros dos de los ensayos que lleva a cabo Pfizer. Son dos de las compañías que más han avanzado en la investigación de la vacuna contra la Covid-19, apurando los últimos meses de la fase tres que conlleva la prueba con grupos de decenas de miles de personas.
Luke Hutchison, el único de los cinco afectados que ha accedido a dar su nombre, ha relatado a la CNBC cómo fueron las horas posteriores a recibir la inyección. Tras una primera dosis, se sintió mareado y estuvo varios días con una fiebre continuada pero leve.
Sin embargo, unos días después los investigadores le inyectaron una segunda dosis del antígeno que le provocó mayores complicaciones de salud. Ocho horas después de recibir el prototipo, estaba en cama con falta de aire, alta fiebre, temblores, escalofríos y dolor de cabeza.
“Tenía un alto grado de confianza en que funcionaría y quería contribuir a la solución”, ha explicado el voluntario.
Doce horas después de haber sido inyectado con el antígeno, los síntomas empezaron a remitir y Hutchinson fue recuperando su estado de salud habitual. Los dolores que sufrió coinciden con el cuadro habitual que presenta un paciente de coronavirus.
Los voluntarios no se arrepienten de haber participado en la vacunación
Los otros cuatro voluntarios que han contactado con la cadena de televisión estadounidense también han desarrollado este tipo de síntomas, aunque no han querido hacer públicos sus nombres por temor a una reacción por parte de las farmacéuticas.
A pesar del malestar que sufrieron durante horas, los cinco voluntarios han reconocido que la incomodidad ha valido la pena para contribuir a la investigación de la vacuna contra el coronavirus y protegerse a sí mismos.
Tanto Moderna como Pfizer han admitido que sus vacunas podrían inducir algunos efectos secundarios similares a los síntomas asociados con la Covid-19. Un fenómeno que no consideran peligroso y que forma parte habitual de este tipo de investigaciones.
Astrazeneca paralizó sus ensayos por una complicación de salud
No es la primera complicación que aparece en la carrera para conseguir un antígeno a nivel mundial. La Universidad de Oxford y la farmacéutica Astrazeneca ya tuvieron que suspender temporalmente los ensayos de su vacuna por las complicaciones de salud de sus voluntarios.
Hasta dos personas llegaron a desarrollar síntomas compatibles con la mielitis transversa, un trastorno neurológico que daña las células nerviosas, tras recibir las inyecciones. Los desarrolladores paralizaron entonces los estudios masivos en Reino Unido, Brasil y Sudáfrica para analizar las contraindicaciones. Pero finalmente dieron luz verde a la investigación.