La vieja guardia felipista y otros intelectuales recelan de los partidos
Reclaman que los nuevos políticos asuman retos ante el 26J como reforzar "la protección de los derechos laborales" o renovar la relación entre Cataluña y España
Preocupación ante la situación de España en sus diferentes ámbitos. Es lo que ha movido a un conjunto de juristas, políticos e intelectuales a posicionarse ante las elecciones del 26 de junio. Consideran que los partidos «han decepcionado» las expectativas de una gran parte de la sociedad que tiene una serie de retos «urgentes de importancia máxima».
Lo firman inicialmente figuras de diferentes sectores: Jordi Casas, Eugeni Gay, José Luis García Delgado, Jaume Lanaspa, Juan José López Burniol, Federico Mayor Zaragoza, José M. Pérez «Peridis», Pascual Sala, Javier Solana y Josep María Vallès, que han lanzado el manifiesto.
El posicionamiento es el producto de diferentes reuniones en Barcelona y en Madrid, con el objetivo de que los partidos asuman que deben atender una serie de cuestiones que se consideran «urgentes».
Retos urgentes de «importancia máxima»
El punto de partida es que España ha experimentado una gran transformación a lo largo de las últimas convocatorias electorales, tanto las generales, como las autonómicas o las elecciones municipales. Esa nueva realidad institucional es el resultado, se asegura, de cambios sociales profundos. Pero los partidos no han sabido, posteriormente, darle una salida a esas exigencias sociales:
«Sin menospreciar las dificultades de la nueva composición parlamentaria, constatamos que esta incapacidad de los partidos y de sus dirigentes ha aumentado la desconfianza política de gran parte de la ciudadanía y ha decepcionado sus expectativas. Son las expectativas legítimas e ineludibles de una sociedad que tiene planteados retos urgentes de importancia máxima».
Relaciones Cataluña-España
–Parar el aumento de las desigualdades, uno de los más intensos entre los países de la OCDE, como resultado del paro masivo, la devaluación salarial y la precarización de la ocupación.
-Generar una dinámica de crecimiento sostenible.
–Reforzar la protección de los derechos laborales y sociales; recuperar la integridad en todas las instituciones públicas y en sus gestores, sancionando socialmente y penalmente a los corruptos y a los corruptores.
-Renovar la relación entre Cataluña y una España constituida como una unión política plurinacional entre pueblos que definen libremente un proyecto común integrado hoy en la Unión Europea.
-Intervenir activamente en la UE, más allá de sus objetivos económicos, para que sea más democrática, más social y más solidaria, en particular con los miles de refugiados que llaman a sus puertas.
«Inteligencia, generosidad y prudencia»
Lo que pide este colectivo de personas representativas de diferentes ámbitos y de signos políticos diferentes, es que los partidos incidan en sus alternativas programáticas, y que «los medios de comunicación públicos y privados, sus editores y sus profesionales fomenten, desde la independencia, un debate sensato y respetuoso, en lugar de las disputas superficiales».
El manifiesto no se pronuncia sobre la política de pactos postelectorales, pero sí pide a todos los partidos un esfuerzo que les lleve a acuerdos sobre «programas definidos de acción pública».
«El momento actual exige la inteligencia, la generosidad y la prudencia necesarias para cerrar acuerdos sobre programas definidos de acción pública, aplicados por personas seleccionadas en función de su capacidad, integridad y espíritu de servicio. Si no es así, el sistema democrático –que costó tanto establecer entre nosotros– perderá legitimidad ante la ciudadanía, y experimentará una gran crisis».
La propuesta, en todo caso, responde a la enorme inquietud que en muchos colectivos se ha instalado ante la falta de un horizonte claro sobre la gobernabilidad de España.