La variante ómicron alcanza ya a 110 países del mundo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la cepa sudafricana duplica sus contagios cada dos o tres días en los países con transmisión comunitaria
La variante ómicron ya ha roto todas las fronteras. Esta particular cepa del coronavirus, que ha despertado las alarmas entre la comunidad científica por su gran número de mutaciones, ha alcanzado ya a 110 países del mundo. Su rápida capacidad de transmisión está detrás de este crecimiento exponencial que amenaza con convertirla en la nueva versión dominante de la Covid-19 a escala mundial.
La última actualización de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado que la presencia de esta variante que se originó en Sudáfrica ya es una realidad en los seis continentes. La evolución ha estado marcada por su elevada transmisibilidad que ha dejado obsoletos los cierres del tráfico aéreo o las cuarentenas que aplicaron buena parte de las potencias occidentales para impedir su acceso.
Los científicos de la OMS han concluido que esta versión del virus es capaz de duplicar sus contagios en un tiempo de dos a tres días, lo que supone un salto importante en referencia a los modelos que la preceden. «Se está propagando significativamente más rápido que la variante Delta en países con transmisión comunitaria documentada», reza el último informe.
En España, la cepa ómicron ya es responsable de al menos el 47,2% de los casos positivos sobre los que se ha realizado un estudio genómico. Si la evolución mantiene esta misma tendencia, la cepa de origen sudafricano podría desplazar en cuestión de días a la a Delta y convertirse en la mayoritaria.
La OMS ha estimado que esta rápida propagación podría estar vinculada con su elevado número de mutaciones, ya que ómicron suma casi una treintena de alteraciones en la proteína espiga del virus, una cifra sin precedentes. «Algunas pueden estar asociadas con un potencial escape inmunológico y una mayor transmisibilidad», han reportado.
La OMS duda sobre la gravedad de ómicron
Algunos estudios científicos preliminares han apuntado ya a que la infección de la cepa ómicron podría ser menos grave, ya que se reproduce de una forma muy rápida en los bronquios, pero algo más despacio en los pulmones. Sin embargo, la OMS todavía no ha querido mostrar una directriz clara en el asunto y ha preferido mantener una postura cautelosa.
La institución ha mostrado su optimismo por los primeros datos presentados por países como Sudáfrica, Reino Unido o Dinamarca que sugieren un ritmo de hospitalizaciones más reducido que la cepa Delta. Aunque ha advertido que este indicador no es el único que determina cuando una variante es más grave que las demás.
«Se necesitan más datos en diferentes países para comprender cómo los marcadores clínicos de gravedad, como el uso de oxígeno, la ventilación mecánica y las muertes, se asocian con ómicron», han relatado.
La OMS teme que la caída de la hospitalización pueda estar vinculada con el incremento de la protección provocada por las campañas masivas de vacunación o por la inmunidad natural que produce el contagio después de casi dos años de pandemia, lo que podría generar una falsa seguridad frente a la cepa sudafricana.