La tercera dosis de la vacuna eleva un 43% el volumen de anticuerpos
Un estudio del Centro Médico Sourasky demuestra la efectividad de las inyecciones de refuerzo entre pacientes inmunosuprimidos
La tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus se ha convertido ya en una prioridad para las grandes potencias mundiales con el objetivo de reforzar la inmunidad de grupo. Un estudio ha concluido ahora que el pinchazo de refuerzo puede llegar a incrementar el volumen de anticuerpos hasta un 43%.
La investigación elaborada por el Centro Médico Sourasky en Israel se realizó sobre un total de 240 pacientes inmunosuprimidos, que se han colocado como el colectivo prioritario para acceder a la tercera ronda de la vacunación a escala internacional debido a su situación de riesgo.
Este tipo de pacientes dispone de mayores dificultades para desarrollar la inmunidad artificial contra la Covid-19. Es el caso, por ejemplo, de los enfermos que se han sometido a un trasplante de órganos. Con la pauta de dos dosis, apenas un 25% desarrollaba anticuerpos pero la inyección de refuerzo eleva el umbral hasta el 50%.
Lo mismo ocurre con los pacientes hematológicos. El volumen de enfermos afectados por estas patologías que han generado anticuerpos gracias a la tercera dosis se ha incrementado en un tercio.
La investigación israelí ha concluido que hasta un 70% de los participantes menores de 65 años llegaron a desarrollar protección tras recibir la inyección de refuerzo, frente al 27% que lo había hecho con la pauta convencional. Entre los más mayores se alcanzó un porcentaje del 43% en comparación con el 7% que logró inmunidad con solo dos dosis.
Las dosis de refuerzo amenazan con elevar la mortalidad mundial
Esta situación a llevado a países como Estados Unidos, Reino Unido e Israel a planificar ya su campaña de vacunación de refuerzo para proteger a los enfermos inmunideprimidos. Un escenario que España ha dejado abierto para el otoño pero que todavía no ha confirmado.
Sin embargo, la comunidad científica ha mandado una advertencia a las grandes potencias. Si comienzan a inyectar la tercera dosis pueden ralentizar la vacunación en los países con menos recursos económicos que dependen de los envíos que realizan los territorios más ricos.
El ideólogo de la vacuna de Astrazeneca, Andrew Pollard, ha hecho públicas sus discrepancias con la dosis de refuerzo en un artículo para el diario británico The Guardian: «Esto succionará muchas dosis de vacunas del sistema, y muchas más personas morirán porque ni siquiera tuvieron la oportunidad de obtener una sola dosis».
El director del Centro de Vacunas de la Universidad de Oxford ha apelado a la clase política para que demuestre en este momento clave su solidaridad. «La historia recordará el momento en que los líderes políticos decidieron rechazar su responsabilidad con el resto de la humanidad en la mayor crisis de nuestras vidas», ha subrayado.
Sus palabras se suman a las reivindicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lleva semanas apremiando a las principales economías del mundo para que cumplan con sus compromisos en el marco de la iniciativa Covax para llevar las vacunas a los países en desarrollo.