La ruptura de CiU, ¿una realidad en 2014?

La consulta soberanista podría coincidir con las elecciones europeas de mayo del próximo año

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Era un frío enero de 2001. Pero la situación política en las sedes de Convergència Democràtica y de Unió Democràtica se vivía de forma acalorada. El entonces President Jordi Pujol había decidido encumbrar a Artur Mas como conseller en cap, como su sucesor, ante el enojo de Josep Antoni Duran Lleida, que abandonó el Govern, –era conseller de Governació—y mantuvo una alta tensión con la posibilidad de romper la federación nacionalista.

Pero no pasó nada. No se rompió. Los dirigentes de Convergència se mostraban tranquilos. Uno de los estrechos colaboradores de Artur Mas, David Madí, mantenía la calma. Convergència asumía que Unió pudiera abandonar el barco. Todo estaba decidido. La apuesta por Mas, y por un nacionalismo que, poco a poco, iría perdiendo la tradicional ambigüedad de Jordi Pujol: con Mas hacia la soberanía de Catalunya.

Y ahora, 12 años más tarde, aquellos dirigentes, jóvenes entonces, ahora ya con experiencia, pero aún en la franja de los 45 años, ven imposible mantener la situación. La hora ha llegado.

Elecciones europeas

¿Qué hora? La prueba de fuego puede ser las elecciones europeas de mayo de 2014. Dirigentes como Josep Rull, Francesc Homs, o el conseller estrella de esta legislatura, Santi Vila, buscan abiertamente una relación con Esquerra Republicana que les lleve a una candidatura compartida.

Al margen de esos dirigentes, hay cuadros y militantes de Convergència que apuestan por una nueva formación política, bajo las siglas de CDC o con algunos cambios, que agrupe al soberanismo progresista o socialdemócrata. El diputado de CiU en Madrid, Carles Campuzano, es uno de los dirigenes de CDC que siempre recuerda que Convergència no debe ser entendido como un partido de centro-derecha.

Rull ha abierto esta semana la posibilidad de que CiU concurra con otras formaciones políticas a las europeas y ha provocado la respuesta de Unió Democràtica. El presidente del consejo nacional de Unió, y conseller de Interior, Ramon Espadaler, aseguró que quien pretenda cambios en la federación nacionalista debe pensar en la globalidad de los acuerdos, es decir, no únicamente en las elecciones europeas.
 
Si se pretende romper CiU, vino a decir, será para concurrir por separado en todas las convocatorias electorales.

Consulta y europeas en mayo de 2014

Esquerra concurrió a las europeas con el BNG y Aralar, ahora integrada en Bildu. Su presidente, Oriol Junqueras, ya propuso a CDC ir juntos en las anteriores elecciones al Parlamento europeo, en 2009, pero la dirección de Convergència rechazó la oferta.

Lo cierto es que la consulta soberanista, que se deberá celebrar en 2014, en la primavera, y que podría coincidir con la fecha de las elecciones europeas –así lo desean los republicanos—podría marcar todo el mapa político catalán.

Un dirigente de Unió reflexiona sobre el proceso. “CiU se mantiene firme en la voluntad de convocar la consulta, en el derecho a decidir, y el problema es saber quién de Convergència desea o no mantener la federación”.

Es decir, que por Unió, por ahora, no se producirá la ruptura. Pero, si llega el caso, si se convoca realmente el referéndum, cada partido optará por pedir un determinado sentido del voto, que no será coincidente.

Pragmatismo hasta que llegue la hora

Los pasos que apunta ese dirigente de Unió ya se están produciendo. Ya han surgido los miembros de Convergència que no ven posible que CiU pueda seguir en el futuro. Las fuentes consultadas inciden en que todo se modificará, en que habrá formaciones políticas distintas, a la espera, también, de lo que suceda con el PSC.

Pero siempre quedarán los pragmáticos, como Felip Puig. El conseller de Empresa i Ocupació, un soberanista de primera hora, sabe que hay que tomar distancia y comprobar que se puede y que no se puede hacer en política. Y por ello ha recordado que CiU “es un invento maravilloso y no debemos romperlo”. Pero Puig también añadió que CiU comparte un objetivo final “ir hacia una consulta”.

Pero, en caso de que se pueda realizar esa consulta –que está por ver– ¿Y después, qué pasa al día siguiente?

¿La actual federación de CiU negociaría con el Gobierno español la construcción de un estado catalán?

La paradoja es que algunos dirigentes de Convergència y de Unió sólo esperan, y trabajan para ello, que esa consulta no sea necesaria o que en ella se pida seguir en España con una nueva relación económica.

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