La rentrée caliente de JxCat y el Pdecat
Septiembre, mes clave para la reordenación del espacio posconvergente, tanto por el lado maximalista que lidera Puigdemont como por el sector pragmático
Desde que, en julio del año pasado, fue nombrado presidente del Pdecat, David Bonvehí ha tratado de mantener un precario y altamente inflamable equilibrio entre el sector más afín a Carles Puigdemont y los sectores que abogan por dejar atrás las aventuras maximalistas en las que insisten Puigdemont, el president Quim Torra y Junts per Catalunya (JxCat) y volver al terreno de juego de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).
Pero cada vez Bonvehí tiene menos margen para seguir tratando de contentar a unos y otros -algo que, de hecho, nunca ha conseguido- y para seguir posponiendo una reconfiguración del espacio posconvergente que podría saldarse con la liquidación del partido, y para la que este septiembre puede ser el mes clave.
De eso se han encargado no tanto Bonvehí como los críticos que tiene a banda y banda. Con el independentismo pendiente de una sentencia, la del Supremo en la causa del procés, que puede caer en cualquier momento y precipitar el fin más o menos abrupto de la legislatura en Cataluña, ni unos ni otros están dispuestos a seguir dilatando la clarificación de ese magma que podríamos llamar el universo expandido de la antigua Convergència.
Dos fechas clave para el futuro del Pdecat
De ahí las dos fechas ya marcadas a fuego en ese calendario de la reconfiguración posconvergente que se acelerará este septiembre, sobre todo, una vez pasada la Diada. La primera es la del martes 17 de septiembre, el día escogido por la Crida Nacional per la República para celebrar una asamblea que tiene que servir para sacar al nuevo espacio político puigdemontista del letargo en el que entró tras ser constituido formalmente el pasado enero.
La segunda muesca en el calendario se sitúa cuatro días después, el sábado 21, que es cuando se han dado cita en la localidad de Poblet los críticos del Pdecat que abogan por dejar atrás definitivamente los flirteos con la unilateralidad, tal y como avanzó El Confidencial. Se trata del encuentro en que podría concretarse la escisión con la que hace ya meses que amagan algunos cuadros de la formación heredera de CDC, con la excoordinadora Marta Pascal -purgada por Puigdemont el año pasado- y los exdiputados Carles Campuzano y Jordi Xuclà a la cabeza.
Esos dos encuentros suben la temperatura de la fusión entre JxCat y el Pdecat, un proceso que, apadrinado por un Artur Mas que busca su espacio, se está alargando mucho más de lo previsto y en el que las bases del partido heredero de CDC aún tienen que decir la suya. Serán ellos, ha asegurado Bonvehí por activa y por pasiva, los que tendrán la última palabra. De la naturaleza que acabe teniendo finalmente la relación entre ambas marcas, y sobre todo de cómo quede ahí dentro el equilibrio de fuerzas, dependerá que Puigdemont reactive la Crida o la mantenga en su actual letargo, y probablemente también la magnitud da la eventual escisión por su flanco moderado.
La Lliga, catalanistas constitucionalistas a la greña
La reordenación del catalanismo hasta hace poco aglutinado por CiU no acaba ahí. A la cita de Poblet, además del exalcalde de Sant Cugat Lluís Recoder, también están convocados representantes de otra formaciones surgidas de las cenizas de la coalición con la que Pujol gobernó durante 23 años, como Convergents, la formación de Germà Gordó, o Lliures, impulsada por el también exconseller Antoni Fernández Teixidó.
Estas dos formaciones orbitan también en torno a la Lliga Democràtica, la nueva formación catalanista y constitucionalista que encabezan Astrid Barrrio y el expresidente de Societat Civil Catalana Josep Ramon Bosch. Claro que el flirteo del nuevo partido con sectores como Convergents o con el exconseller Santi Vila ha generado tensiones con el sector más cercano a Manuel Valls, encabezado Eva Parera.
La también número dos del ex primer ministro francés en el Ayuntamiento de Barcelona aboga por tratar de captar al votante centrista, incluído el de Cs, en lugar de hacer guiños a sectores afines al independentismo pero descontentos con el resultado del procés, que es por lo que apuesta Barrio. Las diferencias entre esas dos facciones amenazan la viabilidad de la Lliga, que también deberá dirimir su ser o no ser en septiembre, convertido así en un mes clave para que el catalanismo, en todas sus vertientes, empiece a desentrañar el complejo sudoku en el que se ha extraviado desde la implosión de aquella CiU que no hace tanto parecía que duraría para siempre.