La primera misión de Iceta con la financiación tensa a los barones del PSOE
El nuevo ministro también se tendrá que enfrentar a los suyos si quiere reformar la financiación autonómica. Iceta tendrá que engrasar las relaciones con los barones que criticaron la plurinacionalidad.
El líder del PSC, Miquel Iceta, recogió este miércoles su cartera como ministro de Política Territorial y Función Pública. Entre las múltiples acepciones que ello conlleva (rebajar las tensiones con Cataluña o hacer de ariete contra Podemos) hay una que pone los pelos de punta a algunos barones socialistas: la de reformar la financiación autonómica. Pedro Sánchez ha entregado el ‘mando político’ a Iceta para buscar un pacto de Estado con las comunidades autónomas, Hacienda y Economía. Un nuevo modelo de financiación con el que todos estén de acuerdo, y ya sabe que nunca llueve a gusto de todos.
Miquel Iceta. El hombre de la España federal aterrizó esta semana en Madrid comprometiéndose con la Constitución y «con una España unida y diversa». El hombre de las ocho naciones tiene previsto actualizar un modelo que lleva más de seis años obsoleto y para ello tiene que buscar la complicidad de propios y extraños. Es decir, Iceta tendrá primero que verse las caras con los suyos, los barones socialistas con los que ha mantenido en el pasado algunos roces y la cuestión territorial no les hace mucha gracia. Un recelo, el de los dirigente territoriales del PSOE, que tuvo su punto álgido en la reforma del Estatut catalán.
El acuerdo del Gobierno de coalición recoge el compromiso de aprobar un nuevo sistema «que resuelva las carencias, asimetrías y ambigüedades del actual». Añade que «el objetivo es implantar un sistema que permita, de un lado, garantizar la lealtad y solidaridad entre territorios y la igualdad de todos los españoles; de otro, asegurar la justa distribución de los recursos públicos y la capacidad de las comunidades autónomas para proveer los servicios y prestaciones sociales que son de su competencia».
Page y Díaz contra Armengol
Es decir, un modelo abierto a mil interpretaciones con las que negociar. El reto al que se enfrenta Iceta consiste en contentar también a los suyos por igual y ya advierten de que no será «nada fácil» con intereses por comunidades contrapuestos. Por ejemplo, tanto Susana Díaz (Andalucía) como Emiliano García-Page (Castilla La-Mancha) defienden que se fijen topes máximos y mínimos en los tributos cedidos para evitar la competencia desleal entre regiones, el conocido como ‘dumping fiscal’.
Desde que lo propuso ERC, ambos lideran una ofensiva activa contra Madrid e Isabel Díaz Ayuso, señalando que «se dan golpes en el pecho reclamando patria pero a nivel impositivo hacen lo contrario. No es lo mismo creer que practicar. No se hace más grande España buscando atajos fiscales», señaló el castellanomanchego.
Sin embargo, esta postura choca de lleno con la que mantiene la también socialista Francina Armengol (Baleares). Mientras, tanto, Javier Lambán (Aragón) como Guillermo Fernández Vara (Extremadura) reclaman que factores como el envejecimiento o la dispersión tengan un mayor peso, o que el próximo sistema incluya los gastos en dependencia.
Puig, un aliado inesperado
Sin embargo, a Iceta le podría salir un aliado inesperado entre los barones socialistas: Ximo Puig. El presidente valenciano se reunió en diciembre con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en diciembre para buscarse un aliado en Cataluña. A Puig le interesa y a Iceta también.
El eje mediterráneo-sur siempre ha jugado un papel clave en la reforma territorial. El deseo de Puig es que Cataluña regrese a la mesa del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) para hacer un frente común.
Así lo expresó durante una conferencia el pasado diciembre en el ‘Cercle de Economía’: «Desde hace tres años, los valencianos hemos perdido un aliado fundamental en la reivindicación de un nuevo sistema de financiación. Un nuevo sistema que recomponga el equilibrio vertical que el Ministerio de Hacienda rompió, de manera unilateral y desleal. Los valencianos necesitamos una Cataluña fuerte y los catalanes necesitan un país de los valencianos más visible. Pero lo primero que necesitamos, en mi opinión, y dicho desde el máximo respeto, es que Cataluña vuelva a todas las mesas en las que está jugándose el futuro. El ‘trellat’ valenciano necesita el ‘seny’ catalán», concluyó.
La relación entre Puig e Iceta es «buena», según la califican por ambas partes. Según fuentes de su entorno, el primer secretario del PSC ya prometió a su colega valenciano receptividad con los intereses valencianos si llegaba a La Moncloa y ahora tendrá que cumplir.
Entre los fondos que recibe el Gobierno de Cantabria en términos de habitante ajustado (ponderando factores como dispersión o envejecimiento) y lo que ingresa la Comunidad Valenciana hay una diferencia de 24,7 puntos (117,2 frente a 92,5 sobre base 100), según el análisis más reciente propuesto por FEDEA.
Las elecciones en Cataluña condicionan los apoyos
El Gobierno esquiva estas semanas atrás preguntas sobre financiación autonómica hasta que no aclaren las elecciones catalanas del próximo 14 de febrero. La configuración de la Generalitat condicionará y mucho los apoyos a la hora de sacar una reforma de enorme calado como esta.
La designación de Iceta como ministro de Política Territorial se explica en clave de mantener la imagen de sensibilidad por parte del Ejecutivo hacia el Govern. Si la opción ganadora de los comicios fuera el tripartito de izquierdas (ERC, PSC y Comuns), los socialistas dan por hecho que los independentistas volverían a la mesa de negociación para abordar la reforma de la financiación. El Gobierno sacaría adelante la reforma con el apoyo de PSOE, Podemos, ERC, PNV, Más País y Compromís (178 diputados).
Por su parte, fuentes de ERC aseguran que no se plantean «nada de esto por el momento». En plena campaña electoral, hablar sobre financiación autonómica cuando lo que predican es cortar lazos con España les puede perjudicar en las urnas y ser visto como una cesión entre las bases. En el caso de que el PSC no superase a JxCat en votos, el Gobierno de coalición tendrá que realizar un giro inesperado y atender a sus socios de investidura y a Ciudadanos.
La líder naranja, Inés Arrimadas, ya se mostró dispuesta a una modificación del reparto para «blindar» los servicios básicos cuando lideraba la oposición frente a Puigdemont en Cataluña. De esta manera, el Gobierno cambiaría el voto de ERC por el de los naranjas, dando por hecho la negativa del PP. Los ánimos no están para reconciliación dentro de las filas socialistas tras el rechazo de los populares al decreto sobre los fondos europeos.
El Ejecutivo salvó su aprobación gracias al ‘sí’ de Bildu y la abstención de Vox, una combinación nada usual que da que pensar a algunos diputados socialistas: el Gobierno tendrá que engrasar bien las relaciones con sus socios de Gobierno si quiere abrir de verdad el melón de la reforma de la financiación autonómica. En la labia de Miquel Iceta, la calculadora de María Jesús Montero y los conocimientos económicos de Nadia Calviño está la respuesta.