La pandemia deja en mínimos históricos la inversión en VIH, tuberculosis y malaria
Las pruebas para detectar el VIH se redujeron un 22% en el año 2020 tras la entrada en escena de la Covid-19, según un informe del Fondo Mundial
La pandemia de coronavirus ha demostrado la capacidad de la comunidad científica para hacer frente a una enfermedad a escala internacional, pero también ha provocado un efecto en cadena que ha golpeado al resto de amenazas sanitarias. La inversión para combatir el VIH, la tuberculosis o la malaria se ha desplomado hasta mínimos históricos tras dos décadas de mejora.
El informe anual del Fondo Global, el mayor financiador multilateral de estas dolencias, ha advertido sobre las consecuencias que ha tenido la priorización de la Covid-19 en los planes sanitarios a nivel mundial del año 2020. Los retrocesos se han sentido especialmente en los países con menos recursos económicos para sufragar medicamentos y pruebas de detección.
El número de tratamientos para personas con tuberculosis se redujo en más de un millón en el último año, según los datos presentados por el organismo. El uso de medicamentos para pacientes resistentes a los fármacos retrocedió un 19%, mientras que el de los casos ultrarresistentes se desplomó un 37% con respecto al 2019.
El informe también revela una caída generalizada de las pruebas para detectar el VIH, que se redujeron en un 22% a lo largo del último curso. Como consecuencia, el tratamiento en la mayor parte de los países se ha hundido. Por ejemplo, las madres que recibieron medicamentos para prevenir la transmisión a sus bebés ha retrocedido un 4,5% en el último año.
A pesar de la caída de las pruebas de diagnóstico , las personas que recibieron terapia antirretroviral para combatir el VIH sí que se incrementaron un 8,8% en el último curso. Un total de 21,9 millones de ciudadanos pudieron acceder a estos fármacos a lo largo del 2020 en todo el mundo.
Los programas de prevención del VIH entre los jóvenes se desploman
El Fondo Global ha advertido que la priorización del combate contra el coronavirus no solo se ha saldado con una caída de los tratamientos, sino también con las acciones y programas de prevención que apenas han alcanzado a 8,7 millones de personas. El paso atrás en materia comunicativa ha supuesto que los jóvenes incluidos en estos servicios hayan disminuido un 12%, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
La institución también ha detectado un cambio notable en la contención de la malaria. Las medidas de adaptación de los sanitarios por la Covid-19 sí que han beneficiado el control de la enfermedad y el número de medidas de protección, como los mosquiteros, se ha incrementado. Sin embargo, la detección de los casos sospechosos analizados se redujo un 4,3% y el progreso contra la enfermedad se estancó.
El Fondo Mundial ha logrado desembolsar 4.200 millones de dólares en 2020 para continuar con las labores de lucha contra el VIH, la tuberculosos y la malaria en los sistemas sanitarios más vulnerables. También destinaron 980 millones adicionales para dar respuesta a la Covid-19.
«A pesar del horrible costo que ha tenido COVID-19, la pandemia nos presenta la oportunidad de construir un mundo mejor, más equitativo y más saludable», ha remarcado Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial.