La oposición en bloque plantará a Puigdemont en el Parlament
Ciudadanos, PP, PSC y la marca de Podemos se niegan a votar las resoluciones para organizar un referéndum unilateral y se plantean abandonar el hemiciclo
La oposición en bloque plantará a Carles Puigdemont en el Parlament. La situación ha llegado a un extremo en la cámara catalana que ha provocado que los grupos parlamentarios se planteen dejar físicamente el hemiciclo para que Puigdemont y Junts pel Sí constaten que no pueden saltarse las reglas del juego y que no pueden aprobar resoluciones en las que se decida celebrar un referéndum unilateral para desconectarse de España.
El pleno de la cámara catalana, que se inició este martes, votará en las próximas horas las resoluciones de la comisión sobre el proceso constituyente. A pesar de que el Tribunal Constitucional ha advertido de que actuará, si se incluyen en las votaciones, el Govern de Puigdemont está dispuesto a seguir adelante. «No se entendería que después de trabajar en esa comisión, las conclusiones no se pudieran llevar al pleno», aseguró la portavoz y vicepresidenta Neus Munté.
Pero esta vez, todos los grupos de la oposición, –Junts pel Sí ha pactado esas resoluciones con la CUP– desean explicitar su rechazo. Ciudadanos, PP y PSC buscaban en la tarde de este martes una acción conjunta, que puede pasar por levantarse y abandonar el pleno durante la votación. En el caso del PSC la decisión que se ultimaba era la de estar presentes, pero no votar en ningún caso.
Atentado contra el estado de derecho
Los mismos grupos quisieron advertir a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell de que debía actuar y «paralizar el golpe a la democracia». Mientras que el líder del PP catalán, Xavier García Albiol aseguraba que no iban a participar «de este atentado contra el estado de derecho».
Como en otras ocasiones, el bloque soberanista quiere tetralizar una situación, aunque el Constitucional no quiere que se tome todo como un mero acto político. Puede tener consecuencias legales y estará a punto para actuar.
Una votación con consecuencias
El partido que ha incidido más en ello es el PSC. Para los socialistas, como explicó el diputado Ferran Pedret, lo que se pueda aprobar en el Parlament es «más grave» que lo sucedido en la consulta del 9N, porque las conclusiones que se secunden «pasarían, al ser aprobadas en el pleno a resoluciones que se deberían cumplir, y nadie tiene derecho a poner las instituciones fuera de la ley».
El hecho es que el Parlament podría votar resoluciones que sabe que no puede cumplir, reduciendo a la cámara en un objeto del intercambio político entre soberanistas.
También Catalunya sí que es pot, el grupo parlamentario que es la referencia de Podemos en Cataluña, rechaza la votación. Pero si llega al pleno –está por ver los puntos que se acaban incluyendo, y esa es la esperanza de grupos como el PSC– el diputado del bloque de izquierdas, Joan Coscubiela señaló que votarán en contra.
Homs no lo ve claro
La gran contradicción es que entre los dirigentes de Junts pel Sí hay diferencias. El portavoz de Convergència en Madrid, Francesc Homs, considera que el referéndum unilateral de independencia no se puede realizar, porque, entre otras cosas, no incentivará a los que quieren votar en contra. Señala Homs que el referéndum, de ese estilo, «ya se hizo» el 9N.
¿Entonces, a qué viene todo esto? Junts pel Sí ha logrado ese acuerdo sobre el proceso constituyente con la CUP, la fuerza política que tendrá, de nuevo, la sartén por el mango.
Puigdemont quiere que la CUP apruebe la cuestión de confianza a la que se someterá a finales de septiembre, y que estará relacionada con los presupuestos de 2017. Y trata de que no haya fisuras de última hora. Pero para ello la CUP exige gestos de desobediencia con el estado.
En cualquier caso, toda la oposición, esta vez, desea una imagen política que deje a Puigdemont sólo en la cámara.