La inmunidad natural de la Covid-19 también protege contra las nuevas cepas
Un grupo de investigadores de Estados Unidos concluye que las células T de memoria también se activan cuando entran en contacto con las variantes de Sudáfrica, Reino Unido y Brasil
Buenas noticias para las personas que hayan superado con éxito una infección de coronavirus y hayan desarrollado una cierta inmunidad contra la enfermedad. Un estudio elaborado en Estados Unidos ha concluido que este tipo de protección que el cuerpo humano ha generado de forma natural, tras entrar en contacto con el modelo original de la Covid-19, también permite evitar un contagio posterior con alguna de las nuevas cepas que se han expandido por el mundo.
Los investigadores del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos han puesto el foco sobre las denominadas células T de memoria. Se trata de uno de los mecanismos que el organismo pone en marcha después de haber superado la Covid-19 para levantar una barrera contra la enfermedad. Son capaces de recordar el proceso de infección y generar una respuesta inmune ante una nueva amenaza de contagio.
Los científicos han detectado que las células T de memoria que se generaron como consecuencia de una infección del modelo que se secuenció por primera vez en China también también se activan para frenar un contagio de las nuevas variantes de la enfermedad. Una noticia esperanzadora, teniendo en cuenta las dificultades que han encontrado algunas farmacéuticas para hacer frente a las nuevas mutaciones con sus vacunas.
«Nuestros datos, así como los resultados de otros grupos, muestran que la respuesta de las células T al COVID-19 en individuos infectados con las variantes virales iniciales parece reconocer completamente las principales variantes nuevas identificadas en el Reino Unido, Sudáfrica y Brasil», ha expresado el director de la investigación, Andrew Redd, según ha publicado Reuters.
Los investigadores han analizado con éxito a 30 personas
Para poder obtener estas primeras conclusiones, el equipo de investigadores de Estados Unidos ha analizado la sangre de 30 voluntarios que ya se habían recuperado de la Covid-19, antes de que se detectara la aparición de las nuevas cepas del coronavirus.
A partir de estas muestras, pudieron observar como reaccionaba de forma específica la célula T de memoria, al entrar en contacto con las variantes de Sudáfrica, Reino Unido y Brasil. Son las tres que más preocupan a la comunidad científica, debido a sus altos niveles de transmisibilidad.
Los análisis les permitieron descubrir que las células T de memoria permanecían en gran parte intactas y que eran capaces de reconocer prácticamente a todas las mutaciones de las nuevas variantes.
A pesar del optimismo que ha generado este estudio, los autores han insistido en que es necesario seguir haciendo un seguimiento continuo de la expansión de las nuevas cepas para seguir analizando los niveles de inmunidad. El artículo se publicará en el Foro Abierto de Enfermedades Infecciosas, pero aún debe ser revisado por pares.
Las células T de memoria: un camino alternativo de protección
Las células T de memoria han sido uno de los grandes descubrimientos de la comunidad científica sobre el funcionamiento de la inmunidad ante la Covid-19. Se trata de unas células que almacenan información y cuyo principal propósito es identificar y exterminar a los patógenos invasores del cuerpo humano. Un fenómeno habitual en otras infecciones respiratorias como la gripe común.
A finales de 2020, la revista científica Nature ya publicó sus primeras conclusiones sobre la protección que generan estas células. Su descubrimiento abrió la puerta a una inmunidad natural a largo plazo de las personas que habían pasado el coronavirus, más allá del nivel de anticuerpos que hayan sido capaces de generar.
Precisamente, una de las mayores amenazas que han encontrado los científicos es la capacidad de la cepa sudafricana de la Covid-19 para reducir el volumen de anticuerpos de los individuos. Eso es lo que ha producido que vacunas como la de Moderna o Pfizer hayan demostrado una menor efectividad en este caso. Las farmacéuticas ya se han volcado con el diseño de nuevas fórmulas para contrarrestar esos efectos e incluso estudian la posibilidad de administrar un tercer pinchazo para garantizar una mayor protección.