La implosión del PP: el inicio de la ‘operación Influencia’

El PP vasco de Alfonso Alonso se pone en marcha para dejar de funcionar como una sucursal de Madrid y recuperar el espacio cedido al PNV

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Esta vez quieren ir a por todas. El PP vasco que lidera Alfonso Alonso quiere dejar de funcionar como si fuera una sucursal de Madrid. Que los populares no hayan tenido autonomía en relación al discurso y las decisiones del nuevo líder, Pablo Casado, no es un fenómeno nuevo.

El PP ha marcado tradicionalmente desde Génova las directrices sin contestación desde Euskadi. Pero es ahora, después de que se hayan producido divergencias sobre algunos discursos radicalizados y torpes pronunciados por Casado en plena contienda electoral, cuando los populares vascos no han tenido reparo en reconocer que necesitan marcar su perfil.

Es evidente que las dos campañas del PP a nivel nacional les han perjudicado al haberles dejado sin discurso y no pueden dar una imagen de indefinición ideológica. Les va a costar. Pero lo van a intentar a través de una convención extraordinaria convocada ya para el próximo mes de septiembre.

Las campañas de Pablo Casado fueran perjudiciales para el PP vasco

Una vez digeridos los malos resultados electorales en los comicios municipales y forales en la comunidad autónoma vasca acaban de poner en marcha la operación Influencia. Para intentar frenar la sangría de votos que se les ha ido al PNV. Con dos preceptos muy definidos: distanciarse de la dirección nacional y ofrecer un proyecto político basado en la foralidad y el liberalismo.                   

La intención de presentarse como referentes del constitucionalismo en el País Vasco reivindicando la actualización de los derechos históricos en el conjunto de España marcará su próxima propuesta.

El perfil de los populares vascos, desde Mayor Oreja, se ha ido desdibujando

Tienen el reto de recuperar ese perfil propio que prácticamente desde la etapa de Jaime Mayor Oreja y María San Gil se ha ido desdibujando hasta desplomarse en la capital de Vitoria, desaparecer en el Congreso y contar con nueve escaños en el Parlamento vasco, los mismos que los socialistas. Sin cotas de poder, ni efecto arrastre del Gobierno de España, el PP vasco necesita reinventarse.

Las dos campañas electorales, legislativas y municipales, de Pablo Casado han sido perjudiciales para los populares vascos. Por haber querido emular a Vox en la primera. Por haberse precipitado en su propuesta de supeditar las policías autonómicas (los mossos, la ertzaintza) a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Por haber entrado como un elefante en una cacharrería impulsando en el Senado una moción prevista para paralizar las transferencias pendientes. Topó con el Estatuto. Un dardo en toda la línea de flotación a sus propios compañeros de partido que les cuesta lo suyo sacudirse el sambenito de la recentralización. A pesar de ser defensores del sistema foral, del concierto. Tanto que a veces les cuesta diferenciarse del PNV.

La próxima convención

El PP vasco necesita resetearse. Y reivindicar, de paso, su historia. Les parece injusto que ese espacio de centro derecha que representan se lo vaya arrebatando el PNV en las urnas. Borja Semper hizo una campaña municipal como candidato a la alcaldía de San Sebastián muy personalizada y alejada de cualquier relación con las siglas del PP. 

Un estilo muy similar al que protagonizó Xavier García Albiol en Badalona. De hecho, Semper reclamó su trayectoria: “Después de tanto sufrimiento vivido en la etapa del terrorismo quienes no hicieron nada contra ETA -en referencia al PNV- se están beneficiando ahora de votos autonomistas, de gente que no se identifica con postulados independentistas».

La próxima convención del 13 y 14 de septiembre será de rearme ideológico. Quieren recuperar la defensa del foralismo liberal. Y de la Constitución y el estatuto, ahora que se está revisando en el Parlamento vasco.

El presidente del PPC, Xavier García Albiol, ante una rosa amarilla en la parada de su partido. EFE
El líder del PP en Badalona, García Albiol, recurrió al personalismo para alejarse de las siglas. Fuente: EFE

«Tenemos entre nuestros fundadores a precursores de la Transición del 78 de los que tenemos que estar orgullosos y es de justicia reivindicarlos» dice Amaya Fernandez, secretaria general del PP vasco.

La batalla por Navarra le ha propiciado a Alonso el poder poner condiciones al PNV para apoyar los presupuestos del lehendakari Urkullu. Aún a riesgo de que se produjera un adelanto de las elecciones vascas, el PP no puede adoptar otra actitud.

Su electorado no entendería que apoyara las cuentas del gobierno vasco mientras el PNV en Navarra, a través de Geroa Bai, desbanca al centro derecha, que ganó las elecciones en la comunidad foral.

Una forma de presentar al PP como una fuerza útil en el Parlamento vasco en donde no existe ni Ciudadanos ni Vox. Ése es el drama del PP vasco. Que, sin tener competencia en la derecha constitucionalista, sus votos se van al PNV.

 

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