La Generalitat pagó 3,7 millones a los espías de los recreos catalanes
La Generalitat subvencionó con más de 3,7 millones de euros, entre 2012 y 2018, la entidad Plataforma per la Llengua
La Generelatitat subvencionó con más de 3,7 millones de euros la entidad Plataforma per la Llengua –un ente que estudió a profesores y a alumnos en cinquenta escuelas de Cataluña sin su consentimiento para saber si usaban el catalán o el castellano en el recreo– entre los años 2012 y 2018, es decir, bajo los mandatos de Carles Puigdemont y Quim Torra.
Según una información de El Mundo, la entidad lo muestra en su página de transparencia, donde constan dos convenios plurianuales firmados con la Generalitat a razón de más de 1,8 millones de euros por acuerdo. Ambos convenios fueron rubricados por el exconsejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, que por entonces ya había abandonado el PSC para enrolarse en el proyecto secesionista de Artur Mas.
En el primero de los acuerdos de financiación de la Plataforma per la Llengua, el vigente entre 2012 y 2016, el Departamento de Cultura aportó 388.000 euros públicos, el de Empresa y Ocupación 357.000, misma cantidad que el de Presidencia; el de Bienestar y Familia 278.000 euros, el de Gobernación 342.000 euros, el de Justicia 54.0000 euros y el de Enseñanza los 84.000 euros restantes hasta completar 1,86 millones.
La operación se repitió en el segundo de los convenios, el correspondiente al periodo 2016-2018. También entonces las principales consejerías de la Generalitat se volcaron para financiar a la entidad bajo el amparo de la inmersión lingüística. El Departamento de Cultura de la Generalitat inyectó a la entidad 405.000 euros, el de Empresa y Ocupación 372.000 euros, y otros 372.000 el de Presidencia, el de Bienestar Social y Familia 291.000 euros, el de Gobernación 360.000 y el de Justicia 60.000.
El polémico estudio
La entidad envió a varios de sus voluntarios a 50 centros educativos de Cataluña –tras ponerlo en conocimiento de la Consejería de Educación de la Generalitat– y observó si los profesores se dirigían en catalán o castellano a sus alumnos y si los propios escolares utilizaban un idioma o el otro para relacionarse con sus docentes y compañeros.
Los colegios no estaban advertidos de la finalidad real del estudio y tampoco se pidió permiso a los padres de los alumnos. De hecho, el representante de la Plataforma per la Llengua se hacía pasar por un monitor que sólo sabía hablar en inglés. Después observaron la lengua empleada por docentes y estudiantes, tomaron nota y usaron los datos recabados para publicar un estudio que denuncia que la inmersión no sea total en el recreo.
El presidente de Plataforma per la Llengua, Òscar Escudero, tachó de «grave» la situación del catalán y achacó a la «ola migratoria» y a «los prejuicios lingüísticos» de los catalanohablantes las causas de su deterioro. Escudero puntó que cambiar al castellano si hay hispanohablantes es un acto de «subordinación lingüística».