La escisión planea sobre el grupo del PSC en el Parlament

La declaración soberanista podría llevar a los diputados más catalanistas al grupo mixto

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Es un sueño de algunos dirigentes de Convergència, que llevan semanas jugando con esa posibilidad. Consideran, sin pensar en los problemas internos de CiU, que la declaración soberanista podría provocar la ruptura del grupo parlamentario del PSC, y que algunos de sus diputados, los más catalanistas, acabarán en el grupo mixto.

Es un deseo de intenciones que puede hacerse realidad. La firme decisión, después de importantes titubeos, del primer secretario del PSC, Pere Navarro, de marcar un camino propio y votar la propia resolución socialista, pero no la que defienden CiU, ERC, y, probablemente, ICV, ha enojado a diputados como Marina Geli, Àngel Ros –alcalde de Lleida–, Joan Ignasi Elena –impulsor de la corriente catalanista Avancem, y ha planteado las dudas de otros diputados, como Núria Ventura, o Rocío Martínez-Sampere.

El partido de Maragall como colchón

Otros dirigentes, que no son diputados, pero que tratan de recoger adhesiones para poder formular un proyecto a corto y medio plazo, como Ernest Maragall, o el ex diputado Antoni Comín, presionan a los parlamentarios más catalanistas para realizar un gesto contundente. También trabaja para ello, con el fin de rehacer el proyecto socialista con fórmulas de democratización interna, la ex diputada y ex secretaria del Govern, Laia Bonet.

Llevan semanas buscando complicidades, al entender que la actual dirección ha desdibujado, todavía más, el proyecto de un PSC que pudiera identificarse con el catalanismo, y defensor, al mismo tiempo, de políticas progresistas. Consideran que Catalunya debe ser reconocida como sujeto jurídico y político, que es una cuestión de la que no se puede dudar, y que el PSC no puede quedarse al margen de una declaración que recoja esos principios en el Parlament.

En las redes sociales no han dejado de actuar. “Los independentistas y federalistas juntos, para hacer posible el referéndum y por prevención de los nacionalismos excluyentes”, afirmaba Geli. “Si Catalunya tiene soberanía compartida, tiene soberanía (compartida, pero soberanía, al fin). Como federalistas nada que objectar a la declaración”, aseguraba Comín.

Y Ernest Maragall, que ha puesto en marcha el partido político Nueva Izquierda –posible colchón de los sectores que decidieran abandonar el PSC—emplazaba a Marina Geli, a través de sus cuentas de Twitter a emprender el camino: “Si quieres Escocia, votemos ahora nuestro ‘derecho a decidir’ y vayamos juntos a Madrid a ver cuántos ingleses encontramos, ¿de acuerdo?”.

Enorme tensión y libertad de voto

El grupo parlamentario vivirá hasta el miércoles una gran tensión. Nadie espera que se llegue a un acuerdo con CiU y ERC, –el portavoz Maurici Lucena seguirá negociando–máxime después de la presión de los nacionalistas de este fin de semana, que ha llevado a la dirección del PSC a expresar lo que considera una evidencia. “Está muy claro que cuando nos hemos aproximado a CiU, era ERC quien no quería saber nada”, asegura un miembro de la dirección.
 
Algunas fuentes del PSC consideran que en la reunión del grupo parlamentario “se podría pedir libertad de voto, como ocurrió con la votación sobre la prohibición de las corridas de toros”, –gran paradoja.
 
Y, en función de cómo reaccione la dirección del PSC, las diferencias podrían acabar en la escisión del grupo, y con el viaje de algunos diputados, tres o cuatro, al grupo mixto.

La presión de CDC y ERC

El secretario de organización de Convergència Democràtica, Josep Rull, afirmaba este domingo que el PSC está utilizando “todos los mecanismos” para evitar el acuerdo. Y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, constataba que el referéndum se deberá convocar “diga lo que diga” el Gobierno del PP o el Tribunal Constitucional.

Y esos posicionamientos, de hecho, principalmente el de ERC, han molestado, incluso, a los sectores más catalanistas del PSC. La idea central de la dirección del PSC es que la declaración en el Parlament refleje que Catalunya quiere ejercer el derecho a decidir dentro de la legalidad, y después de un acuerdo con el Gobierno español. Y la posición de Esquerra comienza a entenderse como maximalista y totalmente inasumible.

Las encuestas hunden a Mas

La cuestión es que los republicanos se han crecido, después del buen resultado de las encuestas que se van conociendo. Según Gesop, en un sondeo que publicó este domingo El Periódico, CiU perdería ahora entre ocho y diez diputados, y pasaría de los actuales 50 a 40-42. Y el gran beneficiario sería ERC, que pasaría de los 21 actuales, a 27 o 28 diputados. La lectura, además, que hacen los sectores nacionalistas, próximos a CiU, reflejada en las redes sociales, es que CiU pierde peso por su poca credibilidad entre los independentistas. Y achacan al líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, todos los males.

El PSC busca a Duran

El PSC se agarra, sin embargo, a todos los resortes. Y el portavoz adjunto del PSC en el Parlament, Jaume Collboni, ha pedido a ICV y al propio Duran que trabajen para “abrir la vía federal”.

Se trata, en cualquier caso, de una muestra contundente de que la política catalana se haya en plena ebullición, –con errores que recuerdan de nuevo la nefasta negociación del Estatut—y que podría conducir a un nuevo mapa de fuerzas políticas, después de la sacudida que ha provocado el plan soberanista del presidente Artur Mas, que presenta claros síntomas de agotamiento, porque, con las encuestas en la mano, CiU habría perdido en sólo dos años casi 20 diputados, de los 62 de 2010, a los 40-42 de la encuesta de Gesop.

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