La enfermedad tromboembólica venosa, la última secuela del coronavirus
La Sociedad Española de Medicina Interna advierte sobre el "alto riesgo" de los enfermos de Covid-19 de desarrollar esta grave patología
Los colectivos médicos continúan alertando a diario de las secuelas que deja el coronavirus en el cuerpo humano. La enfermedad tromboembólica venosa es una de las patologías que produce la Covid-19 como consecuencia del prolongado tiempo de reposo que los enfermos tienen que permanecer en las camas.
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha alertado de que las personas hospitalizadas por coronavirus presentan un “alto riesgo” de desarrollar esta enfermedad que produce coágulos sanguíneos en el interior del sistema venoso, impidiendo la circulación normal de la sangre, según ha publicado Europa Press.
Se trata de una patología muy grave ya que en casi la mitad de los casos termina produciendo una embolia de pulmón, lo que pone en riesgo a los pacientes. Una señal más del riesgo de morir cuando se prolonga en el tiempo el tratamiento de un enfermo de coronavirus.
Los expertos avisan de la importancia de detectar a tiempo los trombos
La doctora Ángeles Blanco, coordinadora del Grupo de Enfermedad Tromboembólica en la SEMI, ha advertido de las dificultades que a veces encuentran los facultativos para diagnosticar la patología. «Es muy importante diagnosticarla a tiempo, ya que tiene un tratamiento y profilaxis muy eficaz, pero si no se detecta y no se trata a tiempo, puede tener una alta mortalidad”, ha subrayado.
Sus síntomas son muy similares a los de la insuficiencia cardíaca o a los episodios provocados por la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, pero es muy importante identificarla bien para tratar de reducir las posibilidades de que el paciente muera.
La enfermedad tromboembólica venosa es la tercera causa de muerte en España por motivos cardiovasculares, por detrás del infarto de miocardio y del ictus. De media, 116 de cada 100.000 habitantes la sufren en algún momento de sus vidas.
La aparición de estos coágulos sanguíneos suele ser más habitual en personas adultas y su incidencia aumenta a partir de los 40 años. La media de los enfermos está en 66 años y afecta a ambos sexos por igual. En el caso de las mujeres, tiene una relación directa con el uso de tratamientos hormonales o con el embarazo.