La división del independentismo se propaga a la ANC
Un grupo de secretarios nacionales de la ANC convocan una reunión urgente a propósito de la "inacción" de la cúpula respecto a la huelga de hambre
La descoordinación es el rasgo que unifica al independentismo en su último capítulo de crisis. La huelga de hambre que iniciaron varios políticos presos catalanes ha dividido tremendamente al separatismo, no solo a nivel partidario (ERC la evitó, por ejemplo), sino también a lo interno de las entidades soberanistas.
Poco importó que el ex presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, fuera, junto a Jordi Turull, uno de los primeros en asumir el ayuno (después se unieron Josep Rull y Joaquim Forn). La protesta no ha tenido el protagonismo que algunos miembros de la organización desearían que tuviera al menos dentro de la entidad.
Algunas voces de la ANC afean que la presidenta Elisenda Paluzie no ha participado en los «ayunos colectivos» organizados por el ex secretario nacional Vicenç Relats bajo el lema «basta de rehenes», que si bien cuenta con el apoyo logístico de la entidad no surgió de los espacios formales y no ha tenido el eco anhelado.
La desorganización respecto a la huelga de hambre de los presos y los ayunos en apoyo a los mismos provocó que la ANC llamara a una reunión de urgencia de la cúpula convocada por un grupo de secretarios nacionales descontentos por la «inacción» y «falta de apoyo» a la protesta, informó El Periódico.
ANC: una reunión sin acuerdo para valorar la huelga de hambre
Los secretarios nacionales consiguieron las 26 firmas necesarias para convocar la reunión urgente, celebrada el pasado domingo en Barcelona. El tema central del encuentro fue evaluar las propuestas para brindar apoyo a la acción de los presos y sacar réditos más allá de los muros de la cárcel de Lledoners.
Fuentes de la ANC consideran que la huelga de hambre puede ser un trampolín para retomar la «movilización permanente en las calles» y así generar un nuevo «momentum» para «volver a proclamar la república catalana». Y creen que el entorno de Paluzie no alcanza a ver todas las posibilidades que abre la protesta de los presos.
La ANC se ha limitado a los gestos propagandísticos, enviando cartas a las comisarías de derechos humanos de Naciones Unidas y el Consejo de Europa, y realizando una marcha hasta Lledoners para dibujar un «círculo de luz». Pero poco más que eso, critican las bases más duras, que piden que se actúe de «forma reactiva».
Mientras un sector de la entidad aboga por las «movilizaciones contundentes» para acompañar el ayuno de los presos, el Comité Permanente apela a la «cautela» y es precavido ante la posibilidad de «caer en trampas electoralistas». Y, después de una larga reunión la semana pasada, ninguno de los sectores logró ponerse de acuerdo. La división se extiende.