La Diada 2020 se dirige al fracaso: faltan el 90% de inscripciones
La ANC multiplica su presencia en medios como TV3 para llamar a la participación, pero solo 13 de las 107 concentraciones están llenas
Los últimos esfuerzos de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) por salvar la Diada 2020 apenas están dando frutos. Aunque los dirigentes de la ANC han multiplicado su presencia en los medios para animar a la participación presencial, faltan más del 90% de las inscripciones necesarias para completar el aforo que los organizadores se habían propuesto en la edición de este año, diseñada a partir de 107 concentraciones por toda Cataluña.
El pasado lunes, únicamente 3 de las concentraciones habían logrado cerrar las plazas ofrecidas (en torno a 500 por cada municipio o barrio de Cataluña que organiza una manifestación independentista). Este miércoles, a menos de 48 horas para la Diada, la situación no había mejorado mucho: 11 puntos estaban llenos o casi llenos, según los organizadores.
Indudablemente, la pandemia del coronavirus está ahuyentando la participación en cualquier tipo de aglomeración. Era una circunstancia sobradamente conocida, pero la ANC ha querido seguir adelante con una nueva manifestación descentralizada y, así, demostrar por novena vez su capacidad de arrastrar a las masas. Pero, por las cifras que está registrando, acabará demostrando todo lo contrario. Y, de hecho, a la ANC ya le está saliendo una competencia más radical.
El objetivo de la Diada 2020 es reunir a unas 48.000 personas a lo largo y ancho de Cataluña, y protagonizar el centenar de manifestaciones con mascarillas y respetando la distancia de seguridad. Pero los simpatizantes soberanistas no están respondiendo.
La ANC pierde influencia
¿Por qué la ANC ha perdido predicamento? Aunque la respuesta debería incluir varias explicaciones, hay una que no puede pasar por alto y es que aunque la Asamblea Nacional Catalana siempre ha presumido de ser un movimiento de base, «de arriba a abajo», desde el año pasado, 2019, se está demostrando que una buena parte de su éxito dependía del apoyo político de partidos e instituciones. Lean, si no, Cómo ganamos el proceso y perdimos la República (ED Libros).
La división ya fue muy notable en la última Diada, cuando se produjo una importante caída de manifestantes (hubo un total de 600.000 personas, la cifra más baja desde que comenzó el procés). Desde entonces hasta ahora la salud del independentismo se ha agravado bastante.
Hace un año, las brechas del independentismo se debían a su incapacidad de acordar cómo debía responderse a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 1-O. Se intuían con claridad las divisiones estratégicas, pero éstas solo han hecho que extremarse. Los dirigentes políticos, particularmente los de ERC, comenzaron a alejarse de las manifestaciones de la ANC y hoy han desaparecido los de ERC y los del resto de partidos.
Ofrendas en solitario
Nadie puede aspirar a ver algo parecido a una imagen unitaria de los partidos independentistas este viernes. Se producirá un triste desfile con flores ante el monumento de Rafael Casanova, en Barcelona, con delegaciones reducidas a la mínima expresión y poco más.
Los soberanistas de base están llamados a salir a sus balcones a las 17.14 horas para secundar el centenar de concentraciones de la ANC.
La Asamblea echará el resto para cumplir con sus números, pero la desesperación es indisimulable. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, optó por acudir a TV3 y hacer una revelación sorprendente: su telefóno móvil está pinchado por el Gobierno, aseguró. Pero ningún partido independentista siguió el hilo a Paluzie y la sorprendente noticia no adquirió la dimensión de escándalo esperado.
De la Diada al Tribunal Supremo
En estas circunstancias se celebra este viernes una Diada engañosa. Engañosa porque la pandemia no permite calcular cuáles son las fuerzas reales del soberanismo de base. Y engañosa porque los grandes rectores del independentismo (en particular, Carles Puigdemont) no ha querido jugar fuerte esta baza porque su estrategia ahora pasa por explotar la inhabilitación de Quim Torra como presidente de la Generalitat.
Sobre esto último tampoco hay unidad alguna. Los dirigentes que siguen las consignas de Waterloo han evitado cualquier consenso con ERC porque no quieren darles otro margen que el de tener que arrastrarse por su postura.
La Diada, este año, es el 17 de septiembre, fecha en que está prevista la vista en el Supremo para revisar el recurso de Torra a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que le condenó a año y medio de inhabilitación por desobediencia con los lazos amarillos en el Palau de la Generalitat.