La debilidad del Gobierno desplaza a otoño el debate sobre el estado de la nación
El Ejecutivo ya tiene planificado un calendario de remontada en otoño para olvidar los indultos que podría coincidir con la inmunidad de grupo frente al Covid.
El Gobierno no prevé celebrar el debate sobre el estado de la nación antes de otoño. La extrema debilidad del Ejecutivo y de Pedro Sánchez obliga a los socialistas a poner excusas peregrinas para no convocar una cita que ya lleva seis años sin celebrarse. El ex presidente Mariano Rajoy se sometió a esta cita que solía ser anual en 2015 por última vez.
El Ejecutivo ya tiene planificado un calendario de remontada en otoño para olvidar los indultos y la crisis de Marruecos que podría coincidir con el gran avance de la estrategia de vacunación y la recuperación económica que venden desde Moncloa.
Fuentes gubernamentales señalan que no se prevé que se convoque el debate sobre el estado de la nación antes de que se haya logrado la inmunidad de grupo en España, es decir que esté vacunada el 70 por ciento de la población.
Esa meta, según Moncloa, se espera conseguir para mediados de agosto, por lo que queda abierta la posibilidad de que se convoque el estado de la nación a la vuelta de las vacaciones de verano.
Desde el Gobierno insisten en que si este debate ha esperado seis años, podrá esperar unos meses más. Entre algunos socialistas ha calado de idea de que el Gobierno se enfrenta a «un cambio de ciclo», tal y como asegura el Partido Popular tras el batacazo en la Comunidad de Madrid.
El otro argumento que utiliza el Gobierno es que Sánchez ya ha rendido cuentas en el Congreso de manera inédita durante el último año debido al estado de alarma con el que llegó a comparecer «con una periodicidad quincenal» en el comienzo de la pandemia. En el último caso, el presidente rindió cuentas cada dos meses en el Congreso forzado por los grupos que apoyaron que se prolongara seis meses.
«Creo que se podrá criticar a este Gobierno de muchas cosas pero no de no comparecer permanentemente ante el Congreso y concretamente el presidente en las sesiones de control y en el debate de estado que se ha producido del estado de alarma», defiende la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero.
La dirigente socialista teme que, además de la oposición, el resto de grupos, en teoría socios de investidura de Pedro Sánchez, carguen con sus propuestas al presidente.
No está en la Constitución ni tiene regulación específica
La principal demanda de la oposición estos días reside, precisamente, en denunciar «la opacidad» del Gobierno y de Sánchez por no convocar este tipo de debate.
Los populares explican que el debate sobre el estado de la nación no figura en la Constitución ni viene regulado de manera específica en el reglamento del Congreso de los Diputados.
Desde el PP explican que se estableció como una práctica parlamentaria desde 1983 y se ha celebrado en 25 ocasiones desde entonces anualmente y casi de forma ininterrumpida solo con la excepción de los años electorales, hasta 2015. El último presidente en comparecer fue Mariano Rajoy. Pedro Sánchez todavía no se ha enfrentado a ninguno.
La táctica de los socialistas es clara. Lo celebrarán cuando les vengan ‘bien dadas’ y es que en este tipo de debates, el presidente aborda la política llevada a cabo por el Ejecutivo a lo largo de la legislatura. La gestión de la pandemia ha pasado factura al Ejecutivo de Pedro Sánchez. A esto se suman los trámites y la llegada de los fondos europeos, la crisis diplomática y migratoria con Marruecos y la posible concesión de los indultos a los 12 presos independentistas condenados por el 1-O.
La popularidad de Sánchez en las encuestas se ha ido desinflando hasta en el Cis, dirigido por el ‘socialista de cabecera’, José Félix Tezanos. El batacazo en las urnas madrileñas fue el comienzo del declive, cuando Sánchez se vio solo con Podemos y los partidos independentistas, tal y como los morados buscaban.
La salida de Pablo Iglesias del Gobierno también ha dejado ‘tocado’ al Ejecutivo, donde se siguen manteniendo los rumores de una posible crisis de Gobierno que cambie la alineación de la primera fila de Moncloa, la de algunos ministros. Aunque gran parte de las fuentes socialistas consultadas espera que esto se realice también a nivel del partido en el cónclave que el partido celebrará en octubre.
Con Ciudadanos fuera de escena, el Gobierno, pese a tener aprobados los Presupuestos Generales del Estado (PGE), sólo le queda bailar con la más fea, es decir, con aquellos que les exigen la celebración de un referéndum en Cataluña o la excarcelación de los presos etarras.
Los socialistas esperan al otoño para reponerse. La llegada de los fondos europeos acompañados por el éxito de la inmunidad de grupo aportarán otro relato al Ejecutivo, o así lo creen en Moncloa, frente a un PP que viene dispuesto a contraatacar todos los argumentos de Sánchez.
Los populares se están rearmando estratégicamente para batallar en el Congreso y en la calle al Gobierno y sus socios. La Convención Nacional que el partido celebrará en otoño será la ‘guinda’ del pastel al proyecto que busca organizar Casado para que, junto a la sociedad civil, pueda hacer frente a los socialistas en las próximas generales.
De ahí que aunque Casado se lo pida ahora, Sánchez esperará a verse más fuerte para convocar este debate, defender la gestión del Ejecutivo y pueda rebatir al principal líder de la oposición el por qué no han podido forjar ningún pacto de Estado a lo largo de la legislatura. Una de las preguntas que se guardan los populares en la manga.