La “debilidad” de Rajoy crea divisiones en CiU

Duran no participa en la decisión de apoyar la moción de censura si hay consulta

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“Ahora le explicaremos a Duran lo que hemos decidido”. Con esa frase, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, miembro en su momento del sector más moderado de Convergència, –siempre acentuando un supuesto sentido común—concluía la reunión de la ejecutiva de CiU. Los dirigentes nacionalistas, entre ellos el secretario general de Unió, Josep María Pelegrí, decidían apoyar una posible moción de censura contra el presidente Mariano Rajoy si quien la lidere, –no puede ser otro que el jefe de la oposición, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba– secunda también la convocatoria de una consulta soberanista en Catalunya.

CiU, por tanto, liga su contribución a la estabilidad de un gobierno español a la inclusión en el programa alternativo de quien presente una moción de censura del derecho a decidir. “Lo que no puede ser es presentar una moción de censura con un programa y que éste no incluya la consulta”, reiteraba el otrora moderado Trias.

La marca tradicional de CiU

Duran, efectivamente, no estaba presente en la reunión, en la que sí asistieron Artur Mas y Jordi Pujol. La decisión significaba una ruptura con la actuación de CiU en la política española. Y, aunque ello pueda resultar una obviedad en los últimos meses, porque CiU ha decidido jugar su última carta a la posibilidad de convocar una consulta soberanista, para varios dirigentes de la federación sigue siendo poco menos que un sacrilegio.

“No tiene nada que ver una cosa con la otra, no se puede vincular una moción de censura al gobierno del Estado con la consulta, no es la forma de actuar de CiU”, apunta un veterano dirigente de la federación.

El mejor momento

No era, tal vez, la forma de actuar, pero ahora es otra cosa. El proceso iniciado por Mas sigue adelante. Y ahora con mayor brío, porque, según miembros de la cúpula, la “debilidad” de Mariano Rajoy, con el caso Bárcenas bordeando ya la Moncloa, deja al President Mas con más aire para gestionar la situación.

La posibilidad de que Rajoy pueda dimitir, de que convoque elecciones, de que toda la oposición firme algún acuerdo para obligar a Rajoy a tomar decisiones, deja a CiU en una mejor situación que hace una semana, por ejemplo.

Mas es consciente, como apuntan fuentes de CiU, de que un nuevo inquilino en la Moncloa abriría, de nuevo, las puertas para buscar un acuerdo sobre la consulta soberanista. Todo está en el aire.

Aunque el peligro, y los dirigentes de la federación lo saben, es que el recambio sea contraproducente para los intereses del actual Govern de la Generalitat. En cualquier caso, comprobado que Rajoy no ha movido apenas un dedo en los últimos meses para encarar el problema planteado por Mas, la dirección de CiU se ha mostrado interesada en participar en todos los movimientos que se produzcan en Madrid.

Duran, el señor de Madrid

El problema es que Madrid, hasta ahora, es el terreno de Josep Antoni Duran Lleida. Y el líder de Unió, y secretario general de CiU, ya ha dejado claro que cree más en la palabra de Rajoy que en la de Bárcenas. Duran quiere ser fiel al papel de la federación en la política española, buscando siempre la estabilidad que pide y necesita el tejido empresarial catalán.

Y existe otra cuestión. El caso Palau de la Música está en la recta final. Mas podría, en breve, recibir una presión similar a la que sufre ahora Rajoy. Así, que las posibles buenas expectativas de CiU, ante un débil Rajoy, podrían derivar en un suplicio para la federación.

“No creo que Mas, aunque obtenga algo de oxígeno por la actual situación de Rajoy, varíe su rumbo, porque en septiembre, con los preparativos de la Diada, estaremos igual”, concluye un dirigente de la federación.

Pero el debate interno en CiU es ya de gran intensidad. Y lo que ocurra en la política española será decisivo para la política catalana.

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