La clasificación de los países de riesgo divide a Europa a las puertas del verano
Francia presiona en la cumbre de Exteriores para que la Unión Europea establezca un mapa unificado de restricciones con criterios científicos
Los 27 estados miembro de la Unión Europea continúan trabajando en las bases que permitirán la aplicación del denominado pasaporte europeo de vacunación. El documento facilitará los viajes por el interior del viejo continente aunque dejará en manos de cada gobierno la imposición de sus propias normas de acceso. A apenas dos meses de que comience la campaña estival de vacaciones, las diferencias entre los criterios epidemiológicos de unos países y otros divide al bloque.
Una de las grandes divergencias radica en la clasificación que cada estado realiza de las zonas de riesgo de expansión de la Covid-19. España, por ejemplo, acordó este lunes mantener en el mayor grado de alerta a 12 países de fuera de las fronteras europeas debido al peligro de propagar alguna de las nuevas variantes de la Covid-19. Los ciudadanos provenientes de Brasil, Perú y Colombia deberán cumplir una cuarentena de 10 días, de la misma forma que los de Sudáfrica, Botsuana, Unión de Comoras, Ghana, Kenia, Mozambique, Tanzania, Zambia o Zimbabue.
Sin embargo, no se trata de una posición común. Francia limita este tipo de restricciones de movilidad a Brasil, Argentina, Chile y Sudáfrica, así como a los viajeros que procedan de la Guayana francesa, debido a su proximidad con las zonas de riesgo. Los turistas de cualquiera de estos países deberán cumplir un aislamiento de 10 días en el lugar que escojan y se enfrentan a multas de entre 1.500 y 3.000 euros si se saltan la medida.
Alemania, por poner otro ejemplo, cuenta con un mapa de restricciones mucho más extenso. En su última actualización del 16 de abril introdujeron a Argentina entre las zonas de la clasificación roja. Pero el listado abarca a más de 40 estados diferentes de todo el mundo, cuyos habitantes están obligados a portar una PCR negativa y a aislarse a su llegada al territorio teutón. Entre ellos, figuran algunos que no están en las listas de otros vecinos europeos como México, Turquía o Paraguay.
La falta de criterios dificulta el control de los turistas extranjeros
La falta de criterios comunes dificulta que los países de la Unión Europea puedan realizar un control eficiente de las medidas de seguridad implantadas para frenar la Covid-19. El tratado Schengen de libre circulación habilita a cualquier visitante a moverse con libertad por el interior del continente, una vez que haya ingresado en alguno de los países miembro. De esta forma, pueden aterrizar en lugares con medidas más laxas para después trasladarse por carretera zonas más restrictivas.
Los países pueden seguir realizando sus controles policiales también por vía terrestre pero es un mecanismo mucho más complicado para medir el ingreso de los ciudadanos en un territorio que los accesos aéreos o marítimos. España acordó comenzar a exigir también la prueba PCR negativa a los visitantes que cruzaran la frontera de los Pirineos desde Francia. Sin embargo otros territorios del centro de Europa colindan con muchos más países.
Francia presiona para que se adopten criterios comunes
Esta paradójica situación entre el mapa de restricciones y los acuerdos de libre circulación ha llevado a países como Francia a presionar para que la Unión Europea fije unos mismos criterios sobre los territorios de riesgo de expansión de la Covid-19 en todo el continente.
El Gobierno de Emmanuel Macron llevará este debate a la reunión de los ministros de exteriores del bloque que tendrá lugar este mismo martes. El objetivo es determinar los países en rojo, así como las medidas de protección que deben cumplir los viajeros de estas procedencias. «Ese criterio debe europeizarse lo más rápido posible», ha expresado el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, en declaraciones a la radio France Info.
Beaune apuesta por acordar un sistema basado en criterios científicos para llegar a un punto de acuerdo en la Unión Europea, desterrando cualquier motivación individual que puedan tener los territorios. «Ninguna consideración económica o diplomática primará sobre la salud», ha agregado.