La campaña de Laura Borràs llena de dudas a Junts per Catalunya
Puigdemont corrige la línea de ataque a Junqueras de la candidata de JxCat, Laura Borràs
Laura Borràs arrastra un lastre como candidata de Junts per Catalunya: está imputada por adjudicar a dedo 18 contratos a un amigo en su etapa como directora de la Institució de les Lletres Catalanes (2013-18). El espinoso asunto la persigue en las entrevistas electorales y Borràs ha acabado por cometer un error estratégico que ha llenado de dudas a su formación, JxCat, ya que la candidata encendió de alguna manera el ventilador de la corrupción para salpicar a Oriol Junqueras.
Trataba Borràs en una entrevista en El País de quitarse de encima el muerto del troceo contractual que arrastra cuando, inopinadamente, comentó que Junqueras estaba en la cárcel por corrupción.
Sus palabras («los últimos presidentes de la Generalitat han sido todos inhabilitados y tenemos a un vicepresidente en prisión -Junqueras- condenado por corrupción») no solo han indignado a ERC, sino que también han provocado una enorme contrariedad en las propias filas de JxCat, según explican fuentes soberanistas.
Puigdemont corrige el tiro de Borràs
El líder de JxCat, Carles Puigdemont, que ya encajó con enorme frialdad la elección de Borràs como candidata en las primarias de JxCat, halló la ocasión perfecta para corregir su línea.
Dijo el líder huido que la apuesta de su formación no puede ser otra que la de lograr una alianza con ERC y optó por inhibirse por completo de los comentarios sobre corrupción dirigidos a Junqueras.
A la vista de que tanto Puigdemont como sus propios compañeros de JxCat la abandonaban en este capítulo, Borràs trató de corregir como pudo sus palabras sobre Junqueras diciendo que sus afirmaciones fueron malinterpretadas.
«Está mirando Twitter hasta altas horas de la madrugada»
Como es sabido, cualquier error da pie a hablar de otros tantos. Y las críticas internas han comenzado a correr más allà del inesperado disparo a Junqueras. «Está todo el día mirando Twitter hasta altas horas de la madrugada y se descentra de la campaña», dicen en JxCat, molestos con una candidata que va demasiado a su aire.
ERC, por su parte, intenta rentabilizar el debate de la corrupción que, de pronto, ha adquirido vuelo en campaña no solo por las palabras de Borràs, sino también por el regreso a primera línea del caso Bárcenas.
Así que los republicanos no dudan en airear los escándalos que afectan al PP y también al PSC, puesto que una parte de su campaña se concentra ahora en subrayar los problemas que atraviesan los socialistas en L’Hospitalet de Llobregat de la mano de Nuria Marín.
Puigdemont, por su parte, con más instinto político que Borràs, intenta llevar la campaña a un terreno incómodo para ERC poniendo en dificultades su alianza con los socialistas.
«Si la mayoría -del Parlament surgida de las urnas- quiere hacer la república española o ser la muleta del Gobierno de PSOE y Podemos, para facilitarle las cosas, ahí no estaremos, que quede claro», dice Puigdemont, interesado en romper el llamado bloque de investidura y en que todo el independentismo esté en conflicto permanente.
Repiten los dirigentes independentistas, tanto los de ERC como los de JxCat, que es necesaria la unidad estratégica, pero no hay tal desde hace años.
JxCat defiende una «mesa de aliados» en Cataluña que reúna a todas las fuerzas independentistas y que inspire «un programa de gobierno» que avance hacia el objetivo de la secesión. Pero lo cierto es que nadie alcanza a ver en estos momentos más entendimiento entre los socios soberanistas que reivindicar la amnistía para los dirigentes encarcelados.