Junts utiliza a Colau como arma contra la mesa de diálogo de ERC
El partido de Puigdemont cree que las declaraciones de la alcaldesa les ayuda para debilitar un órgano que repudian desde el principio
El desmarque de Ada Colau ha venido como agua de mayo a Junts para redoblar su escepticismo a la mesa de diálogo. La alcaldesa de Barcelona ha tildado de «tontería» la propuesta de celebrar un referéndum en Cataluña sobre la independencia, alineándose con la posición del Gobierno de cerrar la puerta a cualquier vía para votar la ruptura con España.
Para Junts ha sido una bendición en su estrategia contra una mesa de diálogo sobre la que, tanto en público como en privado, han expresado sus recelos. «Diciendo que lo del referéndum es una tontería, estas declaraciones nos dan la razón y nos refuerzan argumentalmente», explican fuentes de Junts a Economía Digital.
Hasta ahora, la negativa más rotunda de que se pudiera hablar de un referéndum en la mesa venía por parte del PSOE. Podemos y los Comuns, que habían sido más proclives en buscar la fórmula de abrir la puerta a esta reclamación independentismo, se desmarcan ahora a cambio de apoyar tan solo la reforma del delito de sedición que los socialistas ni siquiera plantean.
La claudicación de Podemos debilita a ERC
El giro discursivo de Podemos y los Comuns ha debilitado la postura de ERC ante la mesa, que quería un margen de dos años para poder sacar réditos políticos y vender su estrategia de diálogo como un éxito. Una situación que cada vez se vislumbra más complicada, más allá de mejoras competenciales y de financiación sobre las que el PSOE sí está dispuesto a hablar.
Una posición que Junts aprovecha para reforzar su postura de rechazo absoluto a un órgano que considera prescindible. El propio vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró, ha cargado en más de una ocasión contra este órgano, donde solo aceptarían sentarse si la otra parte admite la autodeterminación. Una postura refrendada por la presidenta del Parlament, Laura Borràs.
La portavoz de Junts, Elsa Artadi, ha aprovechado su rueda de prensa para arremeter contra Colau: «Están apostando por aparcar el referéndum». La diputada en el Parlament y concejal en el Ayuntamiento ha lamentado que la propuesta sea una reforma del delito de sedición donde «no está el 80% de la sociedad catalana».
En su doble papel autonómico y municipal, Artadi también ha aprovechado la intervención para arremeter contra Ada Colau y su gestión en la ciudad, incidiendo en la mala gestión y la suciedad: «Unas declaraciones que hace después de estar degradando la ciudad de Barcelona y perdiendo el control, a ver si esconde su nefasta gestión».
Las alarmas también han saltado en ERC, que rápidamente han salido a contradecir a Colau. La portavoz republicana, Marta Vilalta, ha asegurado que la «tontería es no hacer caso al 80% del país que pide una solución democrática basada en la autodeterminación y la amnistía».
La diputada de ERC ha lamentado el giro de discurso de los Comuns, a los que ha acusado de estar empeñados «en caer en la irrelevancia política». También ha cargado contra ella el portavoz municipal, Ernest Maragall: «¿Se trata quizás de un efecto secundario de gobernar con los socialistas? ¿O es un regalo de agradecimiento al señor Valls por su despedida?».
Junts, ¿sin plan B tras la mesa?
Aunque si la mesa de diálogo fracasa también podría ser un problema para Junts. Desde el partido admiten que si este órgano no da frutos y fracasa, será muy complicado gestionar la situación actual dentro de la formación. Aunque la situación está calmada, temen que una vez llegado a los dos años haya quienes pidan romper el Govern o forzar a ERC a nuevas elecciones.
«Temo que tengamos follón interno si la mesa no da ningún rédito y seguimos en el Govern, porque ahora puedes decir que no se han reunido todavía y que pactaron dos años, pero cuando en 2023 se vea que estamos igual habrá gente en Junts que apretará para salir o forzar a ERC a romper», analizan fuentes de Junts a Economía Digital.
El partido insiste en ofrecer un «embiste democrático» como alternativa a la mesa de diálogo, que se reunirá por primera vez tras las elecciones catalanas la semana del próximo 13 de septiembre. Una propuesta ambigua, sin un dibujo claro, que únicamente aborda con vaguedad la «implementación» del 1-O.
Todavía es pronto para evaluar la mesa de diálogo, aunque de momento desde Junts insisten en enterrarla cuando todavía no se ha puesto en marcha. Necesitan tensión ante un escenario de desmovilización y distensión, y más tras la concesión de los indultos a los condenados por sedición, que dejan en un segundo plano a los fugados.