Junts teme que ERC le arrebate la «estratégica» conselleria de Políticas Digitales
La formación sospecha que ERC quiera integrar en Presidencia la consejería de Jordi Puigneró, clave en el argumentario de la república digital que impulsa el partido de Puigdemont
Siguen las negociaciones entre ERC y Junts para desencallar la investidura de Pere Aragonès. Tras la pausa de Semana Santa, ambas formaciones retomaron las negociaciones para centrarse en el programa de Govern. Mientras siguen las conversaciones, desde la formación de Puigdemont sospechan que ERC podría arrebatarles la consellería de Políticas Digitales, dirigida por Jordi Puigneró, estratégica para el desarrollo de toda la estrategia digital del procés.
Según han explicado fuentes consultadas por Economía Digital, uno de los temores que planea por Junts es que ERC termine por hacerse con esta consellería del Govern, clave en la estrategia de la «República digital». Los posconvergentes han insistido en la utilidad de digitalizar la administración autonómica como fórmula para garantizar con mayor éxito una «desconexión» en caso de nuevo desafío independentista.
Una de las sospechas pasa porque este departamento, que se creó durante el Govern de Quim Torra en sustitución de la consellería de Gobernación –encargada de la gestión de la Administración Pública–, acabe colgando directamente de Presidencia de la Generalitat. Ello significaría que ERC controlaría directamente elementos claves como el despliegue digital de la administración pública o la bautizada como ‘Nasa catalana’.
Puigneró y su obsesión con la «República Digital»
La consellería de Políticas Digitales ha sido una de las carteras más polémicas de la Generalitat, y no por su peso económico, sino por su activo papel político en el desarrollo del procés. Puigneró ha insistido en más de una ocasión en usar su consellería para construir una independencia online. «No sé cuando tendremos la república física, pero mientras tanto tenemos que construir la república digital», aseguró en la presentación de su libro.
Aunque dentro de la legalidad, Puigneró ha dado algunos pasos en este sentido. El conseller impulsó el IdCAT, una firma digital catalana oficial que sirve para rubricar documentos oficiales y que es paralelo al certificado digital del Estado. Este documento, a diferencia del español, solo sirve para trámites autonómicos. El miembro del Ejecutivo aseguró que este instrumento se convertiría en una de las herramientas clave para la hipotética república catalana.
Pero si hay algo que ha generado polémica sobre consellería ha sido la llamada como ‘Nasa catalana’. Este proyecto que consistía en lanzar al espacio un nanosatélite bautizado como Enxaneta y que tiene como objetivo el posibilitar conexiones 5G a través del Internet de las Cosas (IoT). «Es la culminación de dos años de trabajo y esfuerzos de mucha gente de fuera y de dentro del Govern», explicó Puigneró.
Antes de su lanzamiento, fue objeto de críticas incluso desde sectores del independentismo. La oposición criticó duramente que la Generalitat se centrara en el lanzamiento de nanosatélites en plena pandemia de coronavirus, con una situación sanitaria y económica muy complicada. Incluso el diario The Guardian se mofó de la idea de Puigneró, y criticó las prioridades del Ejecutivo autonómico en una situación mundial tan delicada.
Opacas negociaciones para formar Govern
En cuanto a las negociaciones para formar Govern, siguen con gran opacidad. Ambos actores independentistas buscan articular un acuerdo que evite la repetición electoral. Junts plantea dos opciones: repetir una alianza de Govern con ERC, esta vez con los republicanos al frente, o quedarse en la oposición y dejar que Pere Aragonès gobierne en solitario con apoyos parlamentarios externos.
Aunque la idea de quedarse en la oposición ha cogido fuerza entre sectores de Junts, sobre todo los más representativos del ala más ultra, otros actores del espacio político de Puigdemont ven improbable esa posibilidad, más allá de una baza para forzar la negociación. Uno de los escollos pendientes es el pacto con la CUP, que los antisistema defienden a ultranza y sobre el que advierten que cualquier cambio puede llevarlos a cambiar el sentido de su voto a Pere Aragonès.