Junts se prepara para culpar a Aragonès del fiasco en la negociación presupuestaria en Cataluña
El temor a que la CUP presente una enmienda a la totalidad fuerza a los partidos del Govern a anticipar escenarios que justifiquen el fracaso en las conversaciones
Cataluña está, de nuevo, pendiente de la CUP. Junts y ERC comienzan a anticiparse ante una posible enmienda a la totalidad de los antisistema al proyecto de Presupuestos para el año 2022. El partido de Puigdemont, que ostenta la consellería de Economía, no ha dudado en anticiparse al resultado de la consulta interna de los antisistema al otorgarle a ERC la responsabilidad.
«Lo que pasó hace seis meses tiene que tener recorrido también ahora, y es responsabilidad de todos. De los tres partidos y, en primer término, del presidente de la Generalitat, que fue investido», ha expresado la portavoz de Junts, Elsa Artadi, este lunes. El partido señala a Aragonès como principal culpable, si finalmente los antisistema dificultan las negociaciones.
«Es su responsabilidad cuidar, trabajar y velar por los acuerdos con la CUP y Junts que han permitido que sea presidente», ha sentenciado Artadi. La paradoja de Junts es que quien ha protagonizado las conversaciones con los antisistema ha sido Jaume Giró, principal artesano de los números con los que la Generalitat prevé gestionar 2022.
El conseller ha vuelto a pedir a la CUP que desbloquee las cuentas que llevan su sello, y que desde la «humildad» ha definido en varias ocasiones las cuentas como «las mejores de la historia» y las «más expansivas». El conseller, que se ha propuesto el reto de que entren en vigor el 1 de enero, ha vuelto a insistir parafraseando a Puigdemont «Presupuestos o presupuestos».
La CUP no da su brazo a torcer con Giró
Una CUP que ha avisado al conseller, la última vez este lunes en la comisión de Economía y Hacienda, que no dará su brazo a torcer con facilidad. La portavoz de los antisistema en el Parlament, Euàlia Reguant, ha insistido en que vender el proyecto como el más «expansivo» es «tramposo». «¡Solo faltaría que 3 de cada 4 euros no fueran a gasto social!», le han recriminado.
Los anticapitalistas quieren forzar al Govern a llevar a cabo reformas estructurales profundas, pese a la tregua de dos años que le dieron a ERC con la mesa de diálogo. La CUP quiere una ruptura con el PSOE, y la construcción de un nuevo desafío al Estado, a la vez que insisten en reformas sociales profundas que acaben con los 40 años de «sociovergencia».
No aceptan, por tanto, los parches que propone el Govern con, por ejemplo, los macroproyectos. Pese a que la Generalitat ha asegurado que el Hard Rock no costará dinero público, la CUP sigue oponiéndose porque la Generalitat «no se desdice». Igual que con los Juegos Olímpicos, cuya candidatura no se presentaría hasta saber el resultado de una consulta en el territorio afectado.
Los presupuestos, en manos de los militantes de la CUP
El destino de los presupuestos está en manos del millar de afiliados a la formación independentista. El proceso de votación termina este lunes a las 23:59h, aunque los resultados no se harán públicos hasta el martes a las 12 del mediodía, cuando los dirigentes harán público el veredicto de las bases en el Parlament.
Y ERC, pese a la amenaza de enmienda a la totalidad, sigue empeñada en conseguir que los anticapitalistas sean quien dé apoyo a las cuentas catalanas. Los republicanos creen que todavía hay margen, hasta el 22 de noviembre, para conseguir que los antisistema retiren la enmienda a la totalidad si la presentan.
«Sigue la voluntad negociadora y no entraremos a explorar otros escenarios hasta que este esté cerrado», ha dejado claro este lunes la portavoz de ERC, Marta Vilalta. Los republicanos han asegurado que si la CUP apuesta por seguir negociando, ellos estarán por el pacto, pese a que el calendario corre en su contra y tiene otras opciones abiertas.
Sin voluntad de abría vía con Comuns o PSC
Los republicanos, si quisieran, podrían explorar la vía de los Comuns, que han amenazado con presentar una enmienda a la totalidad si el Govern no les llama para negociar las cuentas. Un partido que ya apoyó las cuentas de Torra de 2020, las últimas antes de la pandemia que se aprobaron en pleno confinamiento.
Los socialistas siguen ofreciéndose para pactar las cuentas, aunque ni ERC y Junts se planteen –de momento, acceder a esta vía abierta. Aceptar el apoyo de Salvador Illa supondría, por un lado, dilapidar la llamada «mayoría del 52%» y, por el otro, legitimar al PSC como actor válido de interlocución en Cataluña.
Un problema que para ERC no lo es tanto en Madrid, donde el partido sigue negociando las cuentas de Pedro Sánchez. Renunció a la presión de Junts y la CUP y evitó presentar una enmienda a la totalidad de las cuentas. Un pacto que, el tiempo dirá, podría verse devuelto en Cataluña con una abstención técnica del PSC.